Le hablo a tu libertad, desde aquí, desde este torreón sin piedras, desde esta almena de ningún castillo, desde mi silencio cuando grito, Te hablo a ti que no me escuchas que estás ahí y eres libre para hacerlo. Si yo tuviera palabras, sería tan libre, y no me escondiera tras mis versos, pero soy esclavo de mi esencia, del destino como cualquier poeta Mis palabras se quedarán en los libros y yo me quedaré enterrado en tierra porque nadie escucha mis palabras. Tan solo les interesan mis poemas, esos que alguna vez se han leído, en lo que sólo digo lo que siempre digo, que soy alguien disfrazado de poeta.
Toledo 12/12/1995
Precioso poema. Un saludo.
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