SATURDAY, JUNE 24, 1995
06:00 AM. US AIRWAYS 740
Changed hour.
Massachusetts: Boeing 747
Day: June 24, 1995
Time: 06:00 AM
Arrival Time: ¿Saturday 6/24/1995 02:00 AM?
¿Buenas noches o buenos días?
Debíamos haber llegado a nuestro destino hace cuatro horas, según los cálculos que me había hecho, pero me da la sensación de que nos hemos perdido, que el avión no funciona bien porque aún no hemos aterrizado y vamos con demasiado retraso. Sin embargo, todo el mundo parece tranquilo. Éste es mi primer viaje y la primera vez que vuelo en avión. Tal vez esté un tanto despistada, pero lo cierto es que no entiendo nada. Si Ana pretende que no tenga claro hacia dónde nos dirigimos, sin duda ha conseguido que me desoriente, que haya de admitir que ha sido una torpeza por mi parte que no haya viajado más hasta ahora.
No sé si he dormido mucho o poco. El caso es que después de que Ana me pidiera que dejara el cuaderno e intentara dormir, he conseguido relajarme hasta que las ganas de ir al cuarto de baño me han alterado de nuevo y ya no me siento capaz de volver a conciliar el sueño, dado que ya están las luces encendidas y nadie duerme. Casi todo el mundo se ha levantado para darse un paseo porque después del tiempo que llevamos aquí, si a todo el mundo le ocurre lo mismo, entiendo que sentirán que les faltan fuerza en las piernas, dado que, si esto fuera como en clase, al menos cada cuarenta y cinco minutos, hay un cambio de clases y la posibilidad de levantarse de la silla para salir al pasillo. Sin embargo, lo único que aquí se permite es recorrer el pasillo e intentar no chocarse con quienes vienen en sentido contrario, ya que los pasillos del avión tampoco son demasiado anchos.
Si es la hora que supongo, aún quedan unas cuantas horas hasta que suene el despertador, pero, si me he de orientar por la hora que marca el reloj y el ambiente que hay dentro del avión, está a punto de amanecer y de un momento a otro servirán el desayuno, porque entiendo que va incluido en el coste del viaje y en vista de que a éste aún le quedan algunas horas es muy probable que también sirvan la comida. Por mi parte, más que hambre, lo que tengo es ganas de llegar a nuestro destino, a alguna parte, y descubrir dónde me lleva a Ana, porque sigo tan perdida como cuando se presentó en mi habitación para anunciarme que nos marchábamos y no me daba ni dos segundos para que me lo pensara. Si ahora me lo pienso, sigo con la sensación de que hubiera sido mejor que hubiera permitido que me quedase en casa de los sacerdotes, e incluso sola en el St. Clare’s, porque, de todos modos, tendría la visita y compañía de los albañiles.
Me siento nerviosa e inquieta por nuestro destino. Quisiera saber dónde vamos más que sentir la curiosidad de conocer los motivos del viaje, que estoy segura no es por evitarles molestias a los albañiles con nuestra presencia, ni que nosotras nos incomodemos por su trabajo, porque no haya ni un rincón tranquilo donde estar mientras duren las obras. En tal caso, quizás Ana me hubiera llevado a su casa. Sin embargo, desde que la conozco, tengo claro que para ella hay una clara delimitación entre su trabajo y su vida privada, en la que refiere ninguna de las chicas del St. Clare’s se entrometa. No sé si Monica sabrá algo más al respecto, pero lo cierto es que sobre la vida de ésta tampoco sé demasiado, por lo cual supongo que ha de ser la norma para todas las tutoras que trabajan en el St. Clare’s, para evitar que se creen lazos demasiado fuertes. Las chicas del St. Clare’s somos trabajo y es preferible que no se encariñen con nosotras porque el objetivo es que nos encuentren un hogar de acogida, no que nos quedemos en el St. Clare’s ni con las tutoras. Supongo que, dado que yo sí me quedo, mi caso es excepcional, porque no es tan fácil que me echen ni que yo me marcha por voluntad propia. Ese ha sido mi hogar desde siempre y tan solo quiero cambiarlo por la casa de Daddy.
08:00 AM. US AIRWAYS 740
Megafonía: Señores pasajeros, bienvenidos al aeropuerto de Madrid/Barajas. Por favor, permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa de cinturones se apague. Les rogamos tengan cuidado al abrir los compartimentos superiores, ya que el equipaje puede haberse desplazado. Por favor, comprueben que llevan consigo todo su equipaje de mano y objetos personales. Les recordamos que no está permitido fumar hasta su llegada a las zonas autorizadas de la terminal. Si desean cualquier información, por favor diríjanse al personal de tierra en el aeropuerto; muy gustosamente les atenderán. Gracias por elegir nuestra compañía y esperamos que hayan disfrutado de los altos vuelos. Son las 08:00 AM en Madrid, hora local, y la temperatura es de 17°C. El capitán y su tripulación les desean una feliz estancia. Muchas gracias y buenos días.
Ana: Será mejor que te despiertes. – Me ruega con gesto serio. – Estamos a punto de abrir las compuertas y tendremos que salir del avión. – Me avisa. – No te separes de mi lado porque es mejor que ninguna de las dos se pierda. – Me advierte. – Espero que mis amigos hayan venido a recogernos y no quisiera darles un disgusto ni que perdamos tiempo por culpa de un despiste.
Jess: No me perderé. – Le prometo.
¡Por fin hemos llegado! Por lo que entiendo, estamos en el aeropuerto de “Barajas”, no “Madrid” y por megafonía siguen hablando en diferentes idiomas, por lo cual, salvo que preste atención, no escucharé la traducción en inglés. Por lo que Ana me dijo anoche, ya no tomaremos ningún otro avión, aunque supongo que no nos pasaremos las próximas dos semanas en la terminal, porque me avisó que estaríamos en casa de unos amigos y tendríamos una piscina cerca. En cualquier caso, me apena que no hayan dicho nada referente a “Toledo/Spain”, ya que supongo que el avión no se quedará aquí. Sigo con la ilusión de que tal vez el aeropuerto de Toledo se encuentre en su ruta. Así ya sabría el camino a seguir para reunirme con Daddy, en caso de que éste me reclamara o viniera a por mí. Tal vez me haya de olvidar de que Ana me haya preparado alguna sorpresa o me oculte algo con este viaje. Es posible que ahora esté más dormida que despierta porque la noche se me ha hecho muy corta, casi no he dormido y tengo la sensación de que me han robado varías horas. Quizá tan solo necesite despertar y darme cuenta de que todo esto no es más que una pesadilla o un sueño con final feliz. Sea como fuere, no hay posibilidad de que regrese al St. Clare’s por mi cuenta. Me pasaré las próximas dos semanas donde Ana quiera. Confío en que no me haya traído hasta aquí porque me haya buscado una familia de acogida, que todo eso de que me quedo en el St. Clare’s hasta que me gradúe en el High School no es más que un engaño.
Ana: Estate pendiente de mí y no te entretengas mirándote el ombligo. – Me aconseja con toda intención. – Hemos de pasar por la oficina de inmigración y recoger las maletas. – Me advierte. – Soy yo quien lleva la documentación de las dos. – Me recalca. – ¡Cómo te pierdas, me temo que te mandarán a la cárcel! – Me dice con idea de que me tome en serio sus palabras. – Ahora es importante que sigamos juntas y no desaparezcas
Jess: De verdad que no me perderé. – Le reitero para que no se preocupe.
Ana: ¡Aquí se comen a las adolescentes con patatas! – Me dice para que me asuste. – Sobre todo a las procedentes de Medford. – Añade con toda intención.
Jess: ¿No me vas a decir dónde estamos? – Le pregunto intrigada. – Por lo que han dicho, me ha parecido entender algo de “Barabbas”. – Le comento. – Se supone que el vuelo debería haber durado 07:35 y por el cambio de hora ya no sé si ha llegado con puntualidad o con seis horas de retraso.
Ana: Ya te dije que no te desvelaré nada porque después te aburres. Así tendrás algo con lo que entretenerte mientras lo averiguas por tu cuenta. – Me responde. – Pero de momento modera tu curiosidad hasta que lleguemos a casa de mis amigos, no sea que te despistes. – Me ruega.
Jess: ¿Seguimos en América? ¿En los Estados Unidos? – Le pregunto por si con ello me aclara alguna de las muchas dudas que se me plantean y para las que no tengo respuesta. – Dame alguna pista para que me oriente. – Le ruego.
Ana: Deja las preguntas para después. – Me aconseja. – ¡Cómo alguien te escuche pensará que te he secuestrado o que te falta un pelo para que te consideren poco inteligente! – Me avisa con sutileza.
Es una manera de pedir que me calle y no hable más de la cuenta cuando las circunstancias no son las más adecuadas. De todas maneras, no me ha traído al otro lado del mundo, o dónde sea, para que me pase las próximas dos semanas con la boca cerrada. ¡Bastante es que me haya traído obligada y que, ante mi falta de entusiasmo, me oculte ciertos datos sobre el viaje como para que no pueda decir nada! Pienso hablar. Sin embargo, entiendo que he de cuidar un poco mis palabras y comportamiento porque no estamos en el St. Clare’s ni en un ambiente donde se me conozca y trate con cierta benevolencia algunas de mis torpezas. Soy consciente de que tal vez me falte un poco de vida social, que debido a mi enclaustramiento en el barrio me falta un poco de mundo, pero, si pretende que en dos semanas aprenda lo que no he hecho en mis catorce años de vida, es demasiado optimista. No soy ninguna chica malcriada ni maleducada, tan solo me falta un poco de mundo, como se suele decir. Me han protegido demasiado porque por mí misma no he sido capaz de defenderme sola. En mi favor he de decir que hasta la llegada de Ana al St. Clare’s me las apañaba bastante bien y dentro de lo que mi rapidez y agilidad me permitía, regresaba sana y salva de mis escapadas al parque. Mi trapicheo con la ropa tampoco se considera una cuestión de niña tonta. Nunca he dejado que me tomasen el pelo, aunque no siempre consiguiera la prenda que pretendía.
Lo que me gustaría es que, una vez que bajásemos del avión, si tenemos tiempo, permitiera que diera una vuelta por el aeropuerto, tal vez por la terminal, que observara todos los paneles indicativos de los vuelos por si en alguno de ellos hubiera alguna referencia a Toledo, a su aeropuerto. Así me haría una mejor idea de lo cerca o lejos que nos encontramos de Daddy, e incluso de dónde estamos nosotras. Tengo la ligera sospecha de que tal vez me haya traído a España, porque su idioma parece que es el que más se utiliza y entiendo hablan muchos de los pasajeros y alguna de las azafatas, aunque no sé ti todo el mundo tendrá este aeropuerto como destino. Siempre cabe la posibilidad de que hayamos venido a algún país hispano. Lo que se observa desde la ventana no me aclara demasiado en ese sentido más allá del hecho de que cuando salimos de Philadelphia era de noche y aquí estamos a plena luz del día. Ni tan siquiera se ve el mar o el océano a lo lejos, por lo cual no tengo muy claro cuánto nos hemos adentrado en el continente o lo que sea este lugar, aspecto de isla no tiene, pero, dado que yo no he visto más allá de lo que alcanza mi vista desde el barrio, quizá me equivoque y estemos en una isla en mitad del océano. De lo que estoy segura es que no se trata de Boston ni se le parece.
Ana: Vamos a bajar, de manera que, si tienes ganas de ir al baño, será mejor que te esperes hasta que lleguemos a la terminal. – Me avisa.
Jess: Aguantaré. – Le aseguro.
No sé definir cómo han sido las últimas horas porque lo que no ha habido ha sido tranquilidad. Eso de que dormiría durante el vuelo no ha sido muy exacto, ya sea por los nervios, por la altitud, el hecho de sentirme encerrada dentro del avión y bastante controlada en cuanto a la movilidad, pero el caso es que, por muy buena intención que tuviera, apenas he dormido y tampoco me lo han puesto fácil. En dos ocasiones me he levantado para ir al cuarto de baño, en una he aprovechado que servían la cena para no ir a oscuras. En realidad, la primera vez que me levanté del asiento hubiera bastado con que esperase diez minutos, lo que me permitió que fuese de las primeras, en la segunda tuve que esperar mi turno porque coincidí con todo el mundo, pero me dio tiempo a volver a mi asiento antes de que apagasen las luces. Lo cierto es que a esas horas ya había mucha gente despierta y pendiente de que avisaran del aterrizaje. La cuestión es que ahora mismo más que ganas de volver al baño o hambre, lo que tengo es sueño y cansancio, ganas de meterme en la cama y que no me despierten hasta mañana. Espero que los amigos de Ana no tarden en venir a por nosotras y que su casa no se encuentre lejos del aeropuerto porque no estoy segura de que me respondan las fuerzas una vez tenga los pies en tierra firme.
Ignoro cómo nos organizaremos durante las próximas dos semanas, o el plan de vida que tendrá Ana. Ella no cuenta nada y lo poco que me dice al respecto no ayuda demasiado, porque lo que de momento tengo claro es que hace este viaje porque tiene un asunto importante que resolver y que me ha arrastrado con ella dado que no me puede dejar sola en el St. Clare’s. Cualquier otra divagación o suposición que yo haga al respecto será algo que habré de desmentir o confirmar en los próximos días. Estoy segura de que no sé dónde vamos ni cuál es el asunto que Ana tiene que tratar, dado que me parece que hemos venido un poco lejos para tratar un asunto del St. Clare’s, aunque en ocasiones se acoja a chicas procedentes de los cinco continentes. En mi caso, por lo que me han contado, la primera constancia que se tiene de mi existencia es mi aparición en el Lawrence Hospital, en Medford, a un paso del St. Clare’s, de manera que si ese asunto tiene alguna relación conmigo es porque sigue alguna pista para localizar a Daddy. En tal caso, salvo que se trate de una sorpresa, no le encuentro sentido a tanto misterio.