Me he fijado algunos influencer, en periodistas que salen por televisión, personajes del cine y casi diría que en lo que se escucha por la calle y ne he dado cuenta de que muchos tienen una frase típica, ya sea como saludo o como despedida ¿Acaso es necesario? En tal caso ¿Cuál ha de ser la mía?

«Así son las cosas y así se las hemos contado»

«Me encanta que los planes salgan bien»

Volveré

Mi frase

A mí me gusta eso de «Tras el último verso me tienes a mí» que ya sé que no suena muy de película ni para encabezar un titular de prensa, ya que no queda claro si es saludo o despedida, si es una amenaza para que los demás se mantengan a distancia o una invitación para que se acerquen ¿Cómo se ha de interpretar? ¿Cómo se entiende esa frase? Para mí está cargada de sentido, lógico, es mía. Sin embargo, cuesta saber si los demás lo entienden de la misma manera.

Para mí, al menos así me gusta plantearlo, es una invitación, a que se vaya más allá de lo que diga el poema, lo que haya escrito. Es una invitación a compartir, a seguir escuchando, a entablar una conversación, casi diría a que nos sentemos y se desvanezca ese silencio, esa separación entre tú y yo.

Es una frase, un verso, surgido de un poema «Ruido en el silencio» que es en sí mismo una conversación que hay quien puede interpretar de una manera un poco triste, deprimente, una conversación o un monólogo, un soliloquio desde la impotencia de no ser capaz de hablar y tampoco sentirse escuchado, porque empieza con eso de «Mi silencio ha de cerrar tus labios», que suena casi como una sentencia de muerte «Hala, agarra la puerta y vete por donde has venido!». Los versos que siguen a éste parecen sonar en el mismo tono, que si nadie habla conmigo, que si hablo con las piedras, que si mis versos son historias sin un final feliz, que si al final no hay nada.

Debería ser una invitación más clara a fomentar el interés por la lectura de mis poemas, de mis novelas, de mis entradas en el blog algo así como «El camino de la poesía empieza aquí» «La primera palabra gratis, la segunda tendrás que leerla»

En cambio, lo que dice esa frase, ese lema, parece más una invitación a pensar que nada de lo que yo escribo tiene interés, lo interesante viene después, cuando ya se ha terminado todo. Lo mejor de la comida, sin comida es la sobremesa. Lo mejor siempre se deja para el final, porque si se sirve al entrar lo que venga a continuación carecerá de interés. Lo mejor de una boda, para los invitados es el banquete, la celebración más que la ceremonia, para los novios supongo que será la noche de bodas, la luna de miel y el pasar el resto de sus vidas juntos. Si te quedas en la ceremonia como tal, con toda su parafernalia sí todo eso está muy bien y la gente se viste para quedar bien en las fotos, para acompañar a los recién casados en uno de los momentos más importantes de sus vidas, pero terminadas las celebraciones, las emociones de esos primeros e intensos días, cuando hay que poner los pies en la tierra, cuando los novios ya no se sienten rodeados de amigos y familiares, cuando ya no hay música ni baile, entonces empieza de verdad su vida en común.

Yo te invito a me dejes ser parte de tu día a día, que antes de que cierres la web o guardes el folio donde has leido mi poema, antes de que regreses a sus quehaceres y rutinas, cuando sea cierto eso de que tras el último verso vas que no hay nada, te fijes en esa firma que muchas veces pasa inadvertida y entiendas que ese silencio amenazante con el que ha comenzado el poema, esa idea preconcebida de que mis palabras no son para ti, descubras que ese aparente silencio, se ha roto con el ruido, con el sonido de mis palabras, que tal vez no estuvieras conmigo mientras las escribía, esos pensamientos en mi jardín, ese conversar con las piedras es una conversación privada que te es ajena, pero te hago participe de ella a través de mis poemas, de mis novelas, de mis escritos.

El final no es un adiós, es la expectativa de encontrar el próximo verso, el próximo motivo para escribir y hablar contigo.

«Todos para uno y uno para todos»