Wednesday, August 30, 1995

07:00 AM Bedroom

Suena el despertador

Falta una semana para que comiencen las clases, pero para mí ya se han terminado las vacaciones. Suena el despertador para recordarme que me esperan en el Medford High School y conviene que no llegue tarde, que no falte. De lo contrario, quienes me acogerán con los brazos abiertos serán los del Matignon High, y no Daddy, que sería una tercera opción, si ello fuera posible, aunque de momento no lo es. Nuestro viaje a lo desconocido del mes pasado no ha aportado ningún cambio en ese sentido, ni soy demasiado optimista con respecto a las expectativas a corto plazo. Tal vez para el próximo verano, aunque eso de que en mi plan de estudios se incluya la asignatura de Spanish no es algo que me convenza del todo, pero es la condición que se me ha impuesto para que me quede. Como alega Ana, en el Matignon High también hay posibilidad de estudiar la asignatura de Spanish. Incluso cabe la opción de que sea yo quien escoja el idioma extranjero entre la variedad de opciones. Pero tan solo, si quiero que Daddy me encuentre, he de renunciar a mi derecho a protestar y estudiar el plan de estudios que se me marcado para este curso. La cuestión es que Ana sabe cómo chantajearme y yo que intento no parecer tonta, además se lo permito porque no me queda otra salida.

La visita de hoy al Medford High es tan solo para los alumnos de 9th Grade, los Freshmen, para que conozcamos las instalaciones, a los profesores, las asignaturas y supongo que también para que empecemos a conocernos entre nosotros, los que seamos compañeros de clase. Aunque lo cierto es que no me siento demasiado optimista con respecto a mi vida y relaciones sociales. De mi paso por el St. Francis School lo cierto es que no conservo grandes amistades. Más bien, ninguna. Con Jodie y Brittany tal vez tuviera algo más de trato y confianza porque las tres éramos chicas del St. Clare, pero éstas se mostraron entusiasmadas con la idea del cambio. Si hubiera sido necesario, habrían tenido que atarlas con cadenas de acero para que se quedasen. Yo soy de las que no se mueven de aquí, aunque el edificio se declare en ruinas, porque será aquí donde Daddy me encuentre, si es que me busca. Soy: ‘Jessica Marie Bond, y resido en Saint Clare’s Home, 193 Fulton St., Medford’ mientras no me obliguen a marcharme o me vaya por propia voluntad. Lo segundo antes que lo primero. Con esa mentalidad, como dice Ana, ¡no haré amistad ni con el cartero!, por mucho que tenga seguro que no se equivocará de dirección ni de persona cuando me traiga el correo. Debería ser una chica con poco más de mundo. No vale con que argumente que de vez en cuando me baño en Carson Beach para justificar que en verano he salido del barrio, porque, en la práctica, es como si no hubiera salido del St. Clare’s.

La cuestión es que seré de las novatas, una ‘Fresh women’, o como se nos quiera denominar a las alumnas de 9th Grade. Tendré que partir de cero. Lo que es motivo más que suficiente como para que me sienta nerviosa e inquieta. Supongo que no mucho mejor de lo que estaría en el Matignon High, donde tampoco es seguro que coincidiera con alguien conocido en clase. Porque entiendo que allí acude gente de todo el condado e incluso del estado, por eso de que es un centro privado y disponen de residencia para estudiantes. Como lo define Ana, aquello es como el St. Francis School, pero a lo grande. Su residencia no es para alumnos sin familia, sino para aquellos que tienen sus casas lo bastante lejos como para que no les compense ir y volver en el día. Así se supone que aprovecharán más el tiempo, incluso las actividades de la tarde. Mientras que mi planteamiento e intención es que, en cuanto suene la campana del final de la última clase, encamine mis pasos hacia aquí. Nada de actividades extras ni de complicaciones, por mucho que ello fuera positivo para mi expediente académico y aspiraciones universitarias. Bastante es que iré hasta allí todos los días que haya clase y me haya comprometido con Ana a no saltarme las clases de Spanish para demostrarle con ello que quiero quedarme.

Ana: (Se asoma por la puerta) ¿No has oído sonar el despertador? – Me pregunta contrariada y mientras señala la hora en su reloj de pulsera. – ¡Si es así cómo te planteas el curso, mal empezamos! – Me recrimina.

Jess: Hay tiempo. – Le respondo. – No he de estar allí hasta dentro de una hora y media. – Le indico. – Tan solo es el día de presentación. – Alego.

Ana: ¡Pues, entonces, más vale que corras! – Replica. – El primer día y la primera impresión en ocasiones resulta lo más importante. – Me advierte. – ¡Imagínate que el profesor de Spanish se fija en ti, le caes en gracias y consiente que te pases el curso rascándote la nariz! – Argumenta emocionada, pero sin mucha credibilidad.

Jess: Supongo que éste será igual que los del St. Francis. – Replico. – Un hombre o una mujer sin ninguna gracia. – Alego. – Da igual cómo sea porque tendré que estudiar de todas maneras. – Argumento. – Al menos espero que sea simpático.

Ana: Da igual que te sea o no simpático. Lo importante es que aproveches el tiempo, que asistas a clase, porque este curso no tienes excusa para faltar. – Me advierte. – Si las tienes, ya sabes. Yo soy de las que lo resuelve todo con una llamada de teléfono. – Añade con complicidad y sutileza.

Jess: No, no las tengo. – Le respondo resignada. – Aunque las tuviera, supongo que no las tendrás en cuenta, porque, como no acuda a clase, ya me conozco las consecuencias.

Ana: Pues, entonces, espabila y no llegues tarde el primer día. – Me pide animada. – Si quieres, te acerco hasta la puerta con la furgoneta y después te vuelves en autobús.

Jess: Si tengo que ir, iré. No hace falta que me lleves. – Le respondo porque desconfío de su buena predisposición, como si ella desconfiase de la mía.

Ana: Como quieras. Vete tú sola, si lo prefieres- Me responde resignada. – ¡Pero como no pases de la puerta, ya sabes que se tarda poco en hacerte las maletas! – Me advierte con gesto serio. – Ya te lo demostré hace dos meses.

Jess: Sí, ya lo sé. – Le contesto con seriedad.

Al final el viaje de comienzo del verano no será más que la evidencia de que a mí también se me puede sacar del St. Clare’s y da igual que me resista. Entonces fueron dos semanas y hubiera dado lo mismo que fuera para siempre porque estábamos tan lejos que resultaba imposible que me plantease volver por mi cuenta. No disponía de dinero para costear el viaje, a parte que tampoco me ha quedado muy claro estuvimos y casi prefiero no fiarme de mi intuición porque me deprimo. Estuvimos en una ciudad llamada ‘Manchego’, que igual podría ser el nombre del condado, estado o país, a pesar de que por mis conocimientos de Geografía no soy capaz de ubicarlo en el mapa ni en ningún continente. Aparte que tampoco he puesto en ello un especial interés ante el temor de lo que llegase a descubrir. Mi sospecha, creencia o suposición fue que estuvimos en Toledo, que Ana me quiso llevar con Daddy, porque sabe que es la única razón por la que me movería de aquí. Sin embargo, por algún motivo, que no alcanzo a comprender, no me dejó con él y por eso tuvimos que regresar juntas. Más que pensar que Daddy no quiso saber nada de mí, prefiero deducir que hasta entonces no sabía nada de mi existencia y no estaba preparado para ejercer de padre conmigo, aunque me gustaría pensar que Ana le animó a que me escribiera para que estuviéramos en contacto, pero por el momento la situación sigue como siempre, sin noticias de Daddy. De todos modos, soy optimista con respecto a lo que suceda en los próximos meses o años, que, si Daddy ya tiene constancia de mi existencia, será más probable que intente ponerse en contacto conmigo o quiera saber de mí.

Ana: ¿Qué te pondrás para ir al Medford High? – Me pregunta intrigada. – Convendría que vistieras de manera correcta. Ya me entiendes. – Me indica. – Como te deje demasiada libertad, te vestirás a tu manera y tus compañeros se quedarán un tanto contrariados cuando aparezcas por la puerta.

Jess: ¿Tengo que ir muy arreglada? – Le pregunto contrariada. – Pensaba ir cómoda.

Ana: No, tan solo intenta no parecer demasiado tú misma. – Me aconseja con intención y conocimiento. – Has de causar buena impresión, pero no hace falta que les impresiones el primer día.

Jess: Ósea, arreglada, pero informal; femenina, pero no provocativa; inocente, pero no ingenua. – Le respondo.

Ana: ¡Ya sé ve que en ocasiones te dignas a escucharme! – Me dice con complicidad. – Viste cómo quieras, pero que no tengan que llamarte la atención. – Me indica.

Sabe que no soy una chica que se arregle demasiado. A lo largo de toda mi vida el único acontecimiento importante al que he acudido ha sido a mi Primera Comunión y aquel vestido blanco me lo tuve que poner casi obligada. Mi vida social se ha quedado reducida a los actos del colegio; celebraciones en la parroquia y fiestas en el St. Clare’s. Ésta será la primera vez que acuda a un acto fuera de mi ambiente. Si tengo que buscar en el armario algo que me sirva, me temo que debería haberlo pensado hace una semana y aprovechado estos días previos para ir de compras y renovado todo mi vestuario. Sin embargo, el St. Clare’s tiene un presupuesto y una capacidad económica limitada. El hecho de que yo siga aquí se me puede considerar un extra, un coste a descontar de la cuenta de imprevistos. De tal manera que mi ocurrencia de gastarme un centavo en ropa resulta demasiado pretenciosa. Tampoco es que se espere que vaya a clase desnuda o con ropa que no sea de mi talla, pero he de atenerme a lo que haya o me puedan conseguir. Si de verdad lo necesito, cuando tenga mis propias fuentes de ingreso, ya se replanteará la cuestión. De momento mis ahorros son para la universidad y los pequeños gastos básicos de cada día.

Ana: Camiseta de manga corta, jeans con peto, una chaqueta y zapatillas de deporte. Es un vestuario fresco y juvenil. – Me sugiere. – Dejaré a tu elección la ropa interior y los complementos.

Jess: ¿Así iré bien? – Le pregunto contrariada.

Ana: Tampoco es necesario que te pongas la ropa de los domingos. – Me contesta por si hubiera pensado en ello.

Sí, la verdad es que tengo preparada la ropa de los domingos, la que me pongo para ir a misa, porque pensé que sería la más adecuada y formal para un acontecimiento como ese. Por eso de que hay que causar buena impresión. Aparte de que pretendía que no se evidenciara tanto que procedo del internado. No es que me avergüence que la gente lo sepa, pero no hay necesidad de que lo noten a primera vista. No sé el tipo de chicos y chicas con los que me encontraré allí. Imagino que la mayoría será de los diferentes barrios de Medford, procedentes de los colegios de la zona, tanto los públicos como los de las distintas confesiones religiosas. He pensado que, dado que la procedencia será tan dispersa, tal vez no haya tantos que sepan de la existencia del St. Clare’s, de que la parroquia de St. Francis cuenta con una casa de acogida para niñas de familias desestructuradas. Aunque, por otro lado, como las chicas que vivimos aquí y las familias de acogida también son de procedencia muy variada, no parece que éste sea un sitio tan difícil de esconder. Aunque a nosotras, como tal, se nos pida discreción para que la gente del barrio no nos considere un peligro ni un problema para la buena convivencia entre todos.

¿Los jeans con peto son una prenda femenina o masculina? Ya no es si o no es una prenda apropiada para esta ocasión. Fue una ocurrencia y sugerencia de Ana para intentar ajustar mis gustos a lo que entiende ha de ser un modo de vestir de una chica. Por mi parte reconozco que me gusta, aunque quizá tiene el inconveniente de que los botones con el que se abrochan los tirantes están en un punto un tanto delicado. Pero, como siempre se hace indispensable que lleve una camiseta debajo, no hay tanto problema. Lo grave sería que me dejase llevar por un exceso de naturalidad. La cuestión es que, si he de escoger, prefiero los pantalones a las faldas y los vestidos. De manera que, según Ana, ésta es una prenda intermedia. La cuestión está en que no resulte tan llamativo mi ombligo y me sienta un poco más tapada. El inconveniente está cuando acudo al aseo, que tengo la sensación de que me despojo de demasiada ropa, cuando tan solo necesito bajarme los pantalones. Al menos los jeans no llevan cremallera por delante, de modo que nadie se esperará que por ahí haya algo de interés. Además, como se sujetan por los tirantes, no he de llevar la cintura tan apretada ni hay riesgo de que se me bajen los pantalones en el peor momento.

Ana: Espabila y cuando estés listas, te acerco en un momento con la furgoneta. – Me indica sin aceptar negativas. – Date una ducha, vístete, desayuna y cuando estés lista te acerco. – Se reafirma. – ¡Mejor que no te pierdas por el camino! – Argumenta.

 08:40 AM MHS Patio

Ana se ha limitado a traerme con la furgoneta hasta la entrada. Tiene trabajo y no se puede entretener. Confía en que me sabré defender sola. Por mi parte, aunque esta sensación de desamparo me acobarde, prefiero no dar motivos a que me relacionen con el St. Clare’s o se percaten de que hay algo raro. Algunos de los que están aquí, sí parece que están acompañados por sus padres o hermanos mayores, incluso que ya conocen gente y han venido en grupo. Lo cual hace que mi presencia y situación resulte un tanto más chocante, si cabe, porque soy la única que no estoy con nadie. Incluso es posible que mi elección del vestuario, la sugerencia que me ha hecho Ana, no haya sido muy acertada, porque visto de manera demasiado informal. Aunque es cierto que de los demás no dan la impresión de haberse vestido con la ropa de los domingos, pero tampoco con lo primero que han sacado del armario. Es posible que haya quien se haya llevado la impresión de que yo tan solo estoy de paso o que he venido de acompañante de alguien, que aún sea estudiante de 8th Grade y haya venido hasta aquí por curiosidad.

Esto es el Medford High School, con la bandera norteamericana ondeando en el asta del patio, aunque no espero que a nadie se le ocurra de verdad que las bromas y humillaciones lleguen hasta esos extremos, de cambiar la bandera por la ropa interior de algún ‘nerd’ ni nada por el estilo. Confío en que ese tipo de bromas y gamberradas no sean más que eso, cosas de las películas; un desahogo de los guionistas por lo que no se atrevieron a hacer mientras fueron estudiantes. Que una vez que son mayores, sin tener que someterse a las normas de ningún high school, se han tomado esa libertad. Incluso que sea una especie de venganza, en caso de que entonces se sintieran maltratados por los compañeros y hubieran querido humillarles de esa manera, incluso peores. Como asegura Ana, es mejor que no crea todo lo que sale en las películas, porque lo habitual es que exageren la realidad. Esto es, que es mejor que no me espere encontrarme a nadie cantando y bailando por los pasillos como si fuera lo más normal del mundo. Lo más probable es que haya carreras, empujones y aglomeraciones. Incluso que la mayoría de la gente ni tan siquiera sepa que existo. Esto es la vida real, por mucho que a mí me desilusione.

No tengo claro si aquí habrá pandillas de estudiantes. En el St. Francis, dentro de lo que se permitía, sí que se hacían distinciones. Quién no era de tal o cual manera o no pensaba así o asá, no era admitido en el grupo; O te integrabas o se marginaban. Supongo que aquí será más o menos lo mismo, aunque no sé con qué criterios. Si será por la procedencia, la raza, la religión, el nivel de inteligencia, el grado de socialización o lo que cada cual esté dispuesto a renunciar de sí mismo por seguir a quienes se sienten y comporten como líderes. Yo soy una chica de Medford, mestiza, católica, de inteligencia media y con una vida social más bien escasa. Con el añadido de tampoco me considero la seguidora de nadie. Por lo cual, o me creo mi propio grupo o mi vida en el Medford High será una auténtica pesadilla. Según Ana, debo intentar ser menos egocéntrica, o ‘Daddy-céntrica’, y relacionarme con los demás. Seguro que de ese modo encontraré a alguna chica con la que tenga gustos y afinidades comunes. Tampoco estaría de más que hiciera amistad con algún chico. Pero, por el momento, tan solo amistad de amigos, nada de lo otro. Pero, como los chicos son tontos del todo, mejor que ni me lo plantee en serio, no sea que alguno se piense algo que no es.

Mi interés o necesidad por ampliar mi circulo y vida social se encuentra con el inconveniente de que soy la única chica del St. Clare’s, aunque haya caras conocidas del barrio, con quienes no he mantenido muy buenas relaciones en el pasado y, por lo tanto, no me puedo servir de éstos para que me presenten ni darme a conocer a los demás, con quienes pueda tener esos intereses comunes. Tampoco me voy a colocar un cartel ni me momento pretendo parecer que soy una chica demasiado extrovertida ni que estoy abierta a conocer personas nuevas. El consejo de Ana, como casi siempre, es que me apunte a un club, a un deporte o a alguna de las actividades juveniles, pero ello supone regresar más tarde al St. Clare’s, salvo que se trate de actividades extraescolares dentro del horario de las clases, pero voy a necesitar de esas horas libres para estudiar, porque tendré que pasar mucho tiempo en la biblioteca para hacer los deberes, ya que en el internado me resultará complicado.

Esta mañana tan solo he venido a conocer a quienes supongo serán mis compañeros de clase. Aunque es posible que haya algún cambio en los próximos días, hasta que se cierren los grupos. Tal vez haya quien se lo piense mejor y prefiera cambiar sus asignaturas optativas o por algún motivo no le guste el grupo que le ha correspondido o alguno de los profesores. A quienes espero también nos presentarán para que el primer día de clase no pensemos que nos hemos confundido de aula o de grupo. Si fuera posible, solicitaría un cambio en la asignatura de lengua extranjera. Sin embargo, si pretendo seguir en el St. Clare’s, es mejor que en la secretaria del Medford High no sepan ni cómo me llamo. En caso de que lo sepan, que sea por mis buenas calificaciones. No porque me hagan un traslado de expediente al Matignon High a comienzo, mediados ni final curso. Porque esa es la única alternativa a no estar matriculada en la asignatura de Spanish este año. Lo que suceda el próximo año dependerá de lo que me apetezca hacer con mi vida y los dispuestos que estén los administradores a me quede un curso más. Si apruebo la asignatura de Spanish, y por supuesto todas las demás, Ana me ha asegurado que me quedo. Sin duda, me fío de su palabra.

Será una primera toma de contacto, aunque se supone que ya comienzan las clases, el miércoles de la próxima semana. Es una reunión para informarnos del planteamiento del curso y asegurarse que estamos todos, que no hay nadie que no tenga que estar. Hemos venido a que nos den la charla sobre eso de que ya somos alumnos del Medford High School y hemos de empezar a ser un poco más serios y responsables, tanto los chicos como las chicas; que tenemos que estudiar y no nos dedicarnos a perder el tiempo. Para muchos éste es un paso previo y necesario para acceder a la universidad. A partir de ahora ya nos podemos sentir evaluados por los ojeadores. De manera que tendrán más posibilidad de entrar en la universidad que escojan aquellos que hayan hecho más méritos. Los demás o nos buscamos la vida en el mundo laboral o aceptamos continuar los estudios en la universidad que nos admita y esté dentro de nuestras posibilidades.

Para ser universitario hay que tener méritos, entusiasmo y un respaldo económico. De momento creo que a mí me admitirán por mi cara bonita, como asegura Ana. Porque, cuando me pregunten si hablo español y les responda con mi típica excusa: ‘I am sorry. I do not speak Spanish’, la patada que recibirá mi trasero me dolerá más que la falta de noticias de Daddy. Por lo cual, más vale que me espabile. Sobre todo, si tan segura estoy de que mi única aspiración sea que me admitan en la universidad que hay al otro lado del río, porque no hay ninguna otra universidad más próxima al St. Clare’s y es fácil suponer que no admitirán a cualquiera que lo solicite. 

Quizá lo que de momento más me llama la atención de la gente que se ha concentrado en el patio es la disparidad de procedencias, que del curso pasado en St. Francis School tan solo estamos dos personas. El otro es un chico, Gabe, que no me cae especialmente simpático. Por lo que no espero hacerle mucho caso ni que me lo haga a mí. Del St. Clare’s soy la única, porque tampoco me parece reconocer a las que en su momento fueron adoptadas y se han quedado a vivir cerca. Del barrio tampoco hay tanta gente. Por lo cual, supongo que no miento, si aseguro que me siento tan extraña y perdida como el resto. Es como, si una vez que he salido de lo que ha sido la zona de seguridad que he tenido hasta ahora, tuviera que aprender a la fuerza que hay mucho mundo más allá de donde alcanza la vista y mis conocimientos. Que hasta ahora no lo he sabido porque he preferido no pensar en ello. Para mí todo lo que suponga un distanciamiento del St. Clare’s es como si me alejase de la oportunidad de que Daddy me encuentre.

Se ha juntado un grupo bastante numeroso de gente. Por lo que supongo no todos serán de mi curso. Algunos habrán venido como acompañantes. De lo contrario, los grupos por clase tendría que ser demasiado grande y en ese ambiente no creo que me fuera a enterar de nada. Fue Ana quien me consiguió plaza aquí y se ocupó de gestionar mi matrícula, aunque me pidiera opinión a la hora de escoger las asignaturas optativas, excepto la de Spanish. De hecho, quiero pensar que no todo el mundo la habrá escogido como lengua extranjera y que, por supuesto no seré la única alumna. Porque, en tal caso, tendría toda la dedicación del profesor y habré de aprender lo quiera o no. En cualquier caso, entiendo que los grupos por clase no se compondrán de más de veinticinco o treinta alumnos. Más o menos como en el St. Francis School. Con la particularidad de que aquí hoy todos somos nuevos y, en principio, no resulta fácil intuir quiénes estarán en cada grupo. En cualquier caso, mis primeras impresiones no son muy optimistas. Tengo la sensación de que estoy fuera de mi ambiente y que todo el mundo me ignora, porque no encajo en ningún grupo. No conozco a nadie con quien pudiera entablar conversación.

Quizá para que mi aspecto no resulte con tanto contraste con el resto, la solución esté en que me despoje de la chaqueta. No así de la camiseta. Que le dé un poco más de frescura a mi vestuario. Dado que, de todas las chicas, tengo la impresión de que soy la más pudorosa, la más formal, cuando mi expectativa era destacar por mi naturalidad, por mi sencillez. Sin embargo, me temo que las demás aún mantienen la mentalidad de estar de vacaciones. Le dan mayor relevancia a esta primera impresión tanto para los profesores como para quienes seamos sus compañeros de clase durante el curso. Yo debo tener aspecto de ser una chica demasiado inocente, de las que no le han dado a este día la importancia social que se merece. Ya que, de hecho, tengo la sensación de que con la ropa de los domingos hubiera desentonado de igual modo. Que a criterio de todo el mundo me falta ese toque de feminidad en mi manera de vestir. A pesar de que yo tenga la sensación y creencia de que nadie tiene por qué pensar que voy vestida como un chico, dado que no es mi intención.

Supongo que no será relevante, pero aunque proceda de un colegio religioso me sepa de memoria el juramento a la bandera, porque lo importante, como me ha dicho Ana, es que seamos coherentes y nos integremos con el entorno. Que nuestras creencias u orígenes no han de ser una puerta que nos cierre a los demás, sino lo que dé coherencia a nuestra vida. Aunque debido a mis costumbres, si durante años me he saltado el rato de oración de primera hora de la mañana, antes de entrar en clase, no he sido menos exquisita con el juramento a la bandera. Sin embargo, me lo sé de memoria. La cuestión es que Ana me ha recomendado que me comporte como las demás y deje a un lado mis peculiaridades. Que este curso no se trata tan solo de que reprima el impulso de saltarme las clases de Spanish, si no que deje a un lado mis traumas y siga con esa superación de mis traumas personales. Sobre todo, si me quiero quedar en el internado otro año más o hasta que me gradúe en el Medford High. Dado que han de ser mis méritos los que convenzan a los administradores.

09:30 AM MHS Classroom

La charla en el Little theater ha sido tal y cómo me esperaba. Nos han recordado lo importante de tomarnos en serio los estudios y todo lo demás. Nada novedoso, porque Ana ya se ha ocupado de recalcármelo en los últimos días. Aunque también me ha confesado sus temores de que en vez de cerebro tenga la cabeza hueca y no me vaya a tomar demasiado en serio sus palabras porque todo lo dejo pendiente hasta que venga Daddy. Que es como decir que me tomo la vida con excesiva comodidad. Aunque tengo grandes sueños para el futuro. Incluso superar mi recelo a la asignatura de Spanish y hablar el idioma con la misma soltura que ella. Como si fuera mi primer idioma. Aunque por el momento lo considere el último. A pesar de haberme pasado el verano con el intercambio de horas de lectura por horas de playa y que se supone que durante mis últimos cuatro cursos en el St. Francis School era asignatura obligada. Si me aprobaban era por algo, por la benevolencia de los profesores y la oportuna mediación de Ana para que no fueran demasiado exigentes conmigo. Ella era la garante de que mi conocimiento del idioma estaba al mismo nivel que el de mis compañeros, por mucho que yo me empeñe en negarlo y no haya manera de que cambie de idea.

Esta segunda hora es para que cada cual acuda a la reunión con su tutor y tenga un mejor conocimiento de quiénes serán sus compañeros y, hasta cierto punto, se haga una idea del ambiente que habrá. Dicho de una manera un poco bruta, venimos a coger el mejor asiento y lo demás nos es indiferente. La creencia es que no todo el mundo querrá estar en primera fila y que habrá quien no se sienta cómodo en la última. Durante el curso es posible que la asignación de asiento se deje más a criterio de los profesores. Pero, de momento, se nos da esa libertad. Como me ha insinuado Ana, es la ocasión para que vea a quiénes tendré a mi alrededor y lo aproveche como excusa para hacer amistad. Siempre será más fácil pedirle los apuntes a quien está en la silla de al lado que al del otro extremo del aula. Aquellos a quienes dé una cierta confianza estarán más dispuestos a ayudarme y se supone que me vendrá bien que tenga ese respaldo en clase. Hasta ahora me había aprovechado de que Jodie y Brittany también eran del St. Clare’s e incluso de las que eran mayores que nosotras. Hasta que ya no quedó ninguna y al final me he quedado como la excepción y quien ha de dejarles los apuntes a las demás. Aunque no creo que nadie más siga mi ejemplo.

Gabe, al único que he reconocido al llegar. Resulta que está en mi grupo. Seremos compañeros este curso, como lo fuimos mientras estudiábamos en el St. Francis, aunque le conozco más de vista que por haber tenido trato. No tengo nada bueno ni malo que opinar sobre él, salvo por el hecho de que me conoce. En cualquier caso, desde el primer momento me ha dado la impresión de que prefiere que nos mantengamos a distancia, que no se piensen que hemos venido juntos ni nada de eso. Es posible que, como somos del mismo barrio, suponga que ello dará pie a que me tome alguna confianza, por eso de que tal vez necesite ayuda con alguna asignatura, que me preste los apuntes o algo de eso. Pero la verdad es que no tengo tanta confianza con él ni espero tenerla. Tampoco estaba en la pandilla de los chicos con quienes me reunía en el parque. Por lo cual es como si fuéramos un par de desconocidos, invisibles el uno para el otro. Casi lo prefiero, aunque el curso se me hará muy largo, si no encuentro a alguien con quien me entienda y mantenga alguna que otra conversación. Con este chico es posible que incluso coincida en el autobús. Pero, si él no quiere nada conmigo, no seré yo quien lleve la iniciativa.

Me he sentado donde me ha parecido, en el primer pupitre libre que he encontrado, porque tampoco tengo un especial interés por sentarme cerca ni lejos de nadie. Tampoco quiero que se me aísle. De momento, me resulta un poco difícil hacer nuevas amistades. Lo único es que el pupitre de mi derecha no parece que sea del interés de nadie. Por lo cual no sé si es que hay más pupitres que gente o que, por el hecho de que éste tan solo es el día de presentación, tal vez haya habido gente que no haya querido acudir. A mí Ana me aseguró que, si no obligatorio, al menos era conveniente. De ahí que no haya permitido que me quedase en la cama ni encerrada en el dormitorio o le plantease la posibilidad de que nos acercásemos a Carson Beach. Aún tengo horas pendientes y es poco probable que salde esa deuda en lo que resta hasta el comienzo del curso porque hay amenaza de lluvia. La cuestión es que, si falta alguien por incorporarse a la clase, tal vez aún haya alguna posibilidad de que hagamos amistad. Pero tendrá que ser una chica y habremos de tener afinidades parecidas para que nos entendamos. ¡Cómo sea igual que las demás lo tendremos complicado!

Por el momento ya tengo mi primer cuaderno y escrito las primeras anotaciones, porque es importante que tenga alguna evidencia de que no me he ido por la puerta en cuanto Ana se alejó con la furgoneta. Le podré demostrar que tengo anotado el nombre de todos los profesores y que no añadido nada en particular en lo referente a la asignatura de Spanish como hice en cursos anteriores para dejar constancia de mi postura y actitud ante esa asignatura en concreto. Tampoco pretendo añadir ningún símbolo que resulte positivo y optimista. De momento le daré la misma consideración que a las demás, porque, me agrade o no la expectativa, habré de aprobar, si quiero que se cumplan mis sueños. Quizás Ana me tenga preparada una sorpresa y a final de curso me dé alguna buena noticia sobre Daddy, si es que le ha encontrado y no le ha convencido para que venga a por mí o reclame mi custodia. Con saber que tiene constancia de mi existencia y se pone en contacto conmigo por el momento será suficiente.

MEDFORD High School
9th Grade (freshman)
Time scheduled 7.49 AM-2.18PM
181 school days of scheduled between Wednesday September 6, 1995, and Friday June 29, 1996
Signatures
	                                       Period	Credit
1. English...................................... 	6	5
2. World History I...................... 	6	5
3. Algebra 1................................ 	6	5
4. Science.................................... 	6	5
5. Foreign Language............... 	5	5 
6. Physical Education/Health. 	2	2
7. Writing workshop I..............	2	2
8. Music........................................	2      2
Guidance ....................................	1	1
	                                       36	32

Teacher:
English..............................................Ms. Bradford
World History I..............................Mr. Johnson
Algebra 1........................................Mr. Thompson
Science.............................................Ms. Garrett
Spanish............................................Mr. Bacon
Physical Education/Health........	Mr. Ford
Writing workshop.........................Ms. Carson
Music.................................................Ms. Charleston
Guidance

Scheduled
Warning	07:40 AM	
Adviser	07:45 -07:49
Period 1	07:52-08:49
Period 2	08:52-09:49
Period 3	09:51-10:47	
Lunch 	10:50-11:20	
Period 4	11:23-12:19	
Period 5	12:22-01:19
Period 6	01:22-02:18

Ms. Bradford: (Entra en el aula) Buenos días. – Nos saluda. – Soy Ms. Bradford y seré vuestra profesora de la signatura de English durante este curso. – Se presenta. – Para que la hora se nos haga corta, pasaré lista. Así nos iremos conociendo y después de haceros algunas indicaciones, os podréis marchar a casa. – Nos dice. – Responded con un ‘aquí’. Empiezo. – Nos anuncia. – Bond, Jessica Marie.

Jess: Aquí. – Le respondo.

La profesora Ms. Bradford es una mujer mayor. Ya tendrá más de cuarenta y tantos años. Más o menos la edad de Monica, aunque ésta tiene un aspecto un poco más serio. Mientras que Monica, por una parte impone autoridad con su sola presencia, pero también ternura cuando la ocasión lo merece. Ésta, sin embargo, no da la impresión de que vaya a ser muy condescendiente con nadie. Desde ya, la primera impresión es que espera que nos tomemos su asignatura en serio, aunque haya entrado e intentado tener una actitud afable por eso de que pretende que este rato sea llevadero. Me da la sensación de que admitirá pocas bromas y salidas de tono. Aunque ello hará que se gane el recelo que la mayoría, porque no hará que su asignatura sea divertida ni motivadora. Al menos, mi suerte es que no se trata del profesor de la asignatura de Spanish. A quien tan solo he visto desde lejos cuando le han presentado. Lo cierto es que tampoco tengo nada bueno que opinar sobre él, pero como pretenda hacerme estudiar me temo que lo pasaré bastante mal durante sus clases. Yo hablo inglés americano, no español, por lo cual con la asignatura de English lo tendré mucho más fácil que con la de Spanish.

Ms. Bradford: Y la última, MacWindsor, Julia Stephanie ¿está?

Nadie contesta y después de haber nombrado a todos los presentes y de que quede un pupitre libre, se entiende que se trata de una chica que no ha acudido al Orientation Program. Lo cual será un punto en su contra, porque es la ocasión para que los profesores nos conozcan sin el agobio de las clases. Aparte de que cuando se incorpore a clase, centrará sobre sí la atención de todo el mundo. En mi caso he pasado un poco más desapercibida dentro del grupo, a pesar de que asegure que ello me haya dejado con muy buenas sensaciones. Sobre todo, me inquieta la actitud que el chico del barrio vaya a tener conmigo. Lo oportuno es que, si no quiere nada conmigo, me ignore. Pero, si empezamos a coincidir en el autobús, estoy segura de que se comportará como hacen todos los chicos. Dejará claro ante los demás que no quiere nada conmigo. Por lo cual, es probable que adopte una postura burlona para que yo tampoco demuestre interés por él. Que, por supuesto, no tengo ni me planteo buscar. Mejor que él haga su vida y yo me dedicaré a la mía. El hecho de que seamos compañeros de clase no me afectará lo más mínimo. Además, él ya sabe cómo estaba la gente conmigo en el St. Francis y estoy segura de que no querrá que ello le perjudique también.

Ms. Bradford: Julia Stephanie MacWindsor ¿estás? – Pregunta de nuevo por si acaso.

Esto al menos me confirma que no está todo perdido en cuanto a la posibilidad de que haga alguna amiga este curso, aunque tampoco quiero ser muy optimista al respecto. La chica puede ser de cualquier manera y que no tengamos nada en común. En tal caso, será imposible que nos entendamos y estoy casi segura de que se molestará, incluso si le pido prestado un lapicero. Con presumidas de esas ya me he tropezado con alguna en el St. Francis School. Aunque se supone que estudiábamos en un centro católico y todos debían poner práctica aquello en lo que se supone creemos. Tampoco es que me considere una compañera ejemplar. Tengo mis manías, mis días y, en ocasiones, soy demasiado reservada o posesiva por mis pertenencias. Me lo pienso dos y tres veces antes de prestar algo y me dejo llevar por mis propios criterios. De tal manera que supongo que no destaqué por mi generosidad ni buen compañerismo. Pero es que en el St. Clare’s estamos algo ajustado en casi todo. ¡Como algo se pierda, rompa o desgaste antes de tiempo, la mirada recriminadora es para nosotras! De hecho, deberían alegrarse porque yo ni tan siquiera quería que me dieran el libro de texto de la asignatura de Spanish, porque a final de curso seguiría intacto. Este año supongo que habré de abrirlo para justificar que estudio y asisto a clase.

Sea como sea, la cuestión es que tan solo queda un pupitre libre y me da la impresión de que la próxima semana, el primer día de clase, nadie cambiará de sitio. Ya todos tenemos constancia de que falta una compañera, que, además, es la última de la lista, lo que acentúa aún más su ausencia, como en mi caso, porque soy la primera. No hay nadie que tenga un apellido que en orden alfabético vaya delante del mío. En realidad, si me hubieran puesto el apellido de Daddy, tendría a mucha más gente por delante. Pero quien rellenó mi certificado de nacimiento pensó que lo de ‘Bond’ sonaba mucho más americano y mejor al oído. Es más, por lo que Ana me ha dicho, confiaban en que ello facilitara mi adopción. Pero el caso es que tengo un padre reconocido y, sin su autorización, cualquier gestión en ese sentido estaría viciada, en el supuesto de que quisiera reclamar sus derechos sobre mí. El caso es que no sé si Daddy conoce mí nombre o si el hecho de que no lleve su apellido es suficiente para que haya perdido toda posibilidad de que me encuentre. Para él quizá no sea ‘Jessica Marie Bond’, sino una chica con un nombre muy diferente.

Entiendo que hay motivos para el optimismo, para pensar que tal vez la experiencia de estudiar aquí no sea una completa pesadilla. Aunque de por sí el hecho de tener que enfrentarme a la asignatura de Spanish lo convierta en algo horrible. En realidad, casi me debería sentir afortunada porque sigo en el St. Clare’s y supongo que contaré con la ayuda de Ana, a pesar de que ésta no me vaya a dar demasiadas facilidades porque espera que me lo tome en serio y no haga lo mismo que en cursos anteriores. Me atraiga o no la expectativa, le tendré que dedicar tiempo y esfuerzo a esa asignatura, sobre todo superar mi recelo y negatividad a romper con mi pretendida ignorancia. Si pretendo saber algo de Daddy, he de empezar a conocer su idioma, su cultura y sobre todo permitir que los demás tengan un poco más de conciencia de esa curiosidad innata y reprimida por la que hasta ahora se ha caracterizado mi vida. Si he de ser sincera no creo que lo vaya a conseguir, pero confío en que a Ana le baste con el esfuerzo para que el próximo curso no me manden a Matignon High ni a ninguna otra parte. De lo que no me convencerá es que no es algo tan horrible como me parece, una pérdida de tiempo, si al final no cambia nada con respecto a Daddy.

Ms. Bradford: Señorita Bond, haga el favor de prestar atención. – Me recrimina porque se ha percatado que estoy algo despistada.

Jess: Sí, perdón. – Me disculpo.

Ms. Bradford: Habla inglés ¿O necesita que se lo traduzca? – Me pregunta.

Jess: Sí, hablo inglés. – Le respondo.

Ms. Bradford: Pues. entonces, no se despiste porque me distrae y perjudica a sus compañeros.