Introducción
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Arroyo y puente de la Degollada
Tendremos que cruzar el puente de la Degollada, de uso de esos arroyos que que nacen por los alrededores de la ciudad y vienen a desembocar al río Tajo a través de las laderas de las colinas
Este arroyo nace en la cercanías de la Localidad de Cobisa, aunque en esa zona poco o nada de agua podemos ver. El grueso del Arroyo, se surte de los manantiales que en terrenos de la Academia de Infantería existen, desembocando en la zona bien conocida por los Toledanos como «el piano» junto a la base del Cerro del Bú. En esta época, junto con la gran cantidad de agua que baja por su cauce, también podemos disfrutar del entorno de diferente colorido que unido al fondo de la ciudad, colabora para magnificar el recorrido de visita de las diferentes cascadas. Aunque es un sendero sinuoso y de difícil acceso en algún caso, merece la pena visitarlo.
El arroyo de la Degollada

El puente de la Degollada
«El primer proyecto de esa carretera fue del ingeniero Miguel Romero de Tejada en 1929, pero el proyecto definitivo fue obra de Rafael Enríquez Ramírez-Cárdenas (el mismo que el del puente nuevo de Alcántara), que incluía un viaducto de 3 arcos de 22 m y el paso obligado por la ermita del Valle. Las obras de la carretera comenzaron en marzo de 1933 y, tras unas prórrogas, debían de haber finalizado en noviembre de 1936. Se suspendieron las obras en el verano de 1936 y fue asesinado el contratista, Antonio González Barros. Se habían construido los estribos, pila y arcos faltando por ejecutar los tabiques, tableros y largueros. En octubre de 1938 la Jefatura de Obras Públicas de Toledo, a instancias de la Comandancia Principal de Ingenieros del Ejército del Centro, colocó 6 tramos metálicos de 12 m de luz en el viaducto para dar paso. Finalizada la guerra, el proyecto de terminación de la obra corrió a cargo del ingeniero José de Castro Gil y fue abierta la carretera en diciembre de 1943 o durante el año 1944.»
Toledo Olvidado
Sin embargo, cuando el puente aún no había cumplido los cuarenta años de servicio, se derrumbó de buenas a primeras en un frío día de enero de 1973 -concretamente el día 22- tras pasar por él un autobús. Afortunadamente nadie sufrió daño alguno:


Por ello, en sólo dieciséis días se improvisó un vial que descendía por la ladera hacia el arroyo y lo cruzaba en curva sobre un pedraplén con un pequeño caño que dejaba circular el agua. Este vial, hoy muerto, puede aún verse junto al actual puente.
La construcción del nuevo puente, efectuada al año siguiente, se vio envuelta en la polémica pues muchas voces consideraban prioritario acelerar la construcción del Puente de la Cava, aquejada por entonces de problemas económicos y técnicos que habían paralizado la obra con el puente a medio construir. Finalmente, el nuevo puente de la Degollada fue encomendado al arquitecto D. Manuel Matesanz Santamaría, a quien se le ordenó tener los planos en solo un mes de plazo. El puente fue concluido antes que el de la Cava, ejecutándose en un tiempo récord. Costó 24 millones de pesetas y consta de un sólo vano por el que es habitual observar haciendo puenting a aficionados a este deporte. Este es el aspecto del puente actualmente:
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