Todo hasta ese punto, justo hasta ese punto da igual, si termina en boda o misa de difuntos, da igual que no haya un mañana. No pregunto. Ahora tan solo me interesa escribir un nombre, me siento y me siento inspirado a escribir y punto. Me apetece que fluya un torrente de poesía, no quiero callar porque muerto no lo sentiría. Son mis manos las que construyen las palabras, son mis latidos los que esparcen el cemento y los versos construyen caminos desde dentro. Levantan muros que alguien llamará sentimientos pero no diré nada, nada termina en ese punto. No voy a hablar. No diré nada. No pregunto. Si he de callar, no hablar, no habrá más asunto, no le buscaré mares un barco que no tiene rumbo. Si no he de callar, si ha de brotar este mar de versos, echaré mi barca al lago y navegaré al viento, Zarparé hacia el destino, sea playa o acantilado navegaré más allá de donde se escribe el punto porque hasta ese punto el poema no ha empezado. 1 de mayo 2022. Manuel Pellicer