Cómo ser el dueño absoluto de tu obra literaria (y no morir en el intento)
¿Alguna vez has sentido que tu obra literaria te supera? ¿Que no tienes el control sobre lo que escribes? ¿Que los personajes hacen lo que les da la gana y te llevan por caminos insospechados? ¿Que el final se te escapa entre los dedos y no sabes cómo resolverlo? Si has respondido sí a alguna de estas preguntas, este blog es para ti.
En este artículo te voy a contar mi experiencia personal como escritor aficionado (y eterno aprendiz) y te voy a dar algunos consejos para que seas el dueño absoluto de tu obra literaria. Porque sí, tú eres el creador y tú tienes el poder sobre todo lo que pasa en tu historia. Desde la primera letra hasta el último punto y final. Desde el número de página de la primera hoja hasta el último símbolo que aparezca en la contraportada. Y si no me crees, sigue leyendo.
La importancia de planificar tu obra
Sé lo que estás pensando. Que planificar es aburrido. Que te quita la magia. Que prefieres dejarte llevar por la inspiración y ver qué pasa. Que así es más divertido. Bueno, pues déjame decirte algo: estás equivocado.
Planificar tu obra literaria es fundamental para evitar caer en el caos. Si no tienes una idea clara de lo que quieres contar, cómo lo quieres contar y a quién se lo quieres contar, corres el riesgo de perder el rumbo y acabar con una historia sin pies ni cabeza. Y eso no es divertido. Es frustrante.
No estoy diciendo que tengas que tener todo atado y bien atado desde el principio. No hace falta que sepas cada detalle de cada escena, cada diálogo de cada personaje, cada giro de cada capítulo. Eso sería demasiado rígido y te impediría ser flexible y creativo. Lo que te propongo es que tengas una visión general de tu obra, un esquema básico que te sirva de guía y te ayude a mantener el foco.
¿Qué elementos debe tener ese esquema? Pues depende de ti, pero yo te recomiendo que incluyas al menos los siguientes:
- El género y el tono de tu obra. ¿Es una novela histórica, una comedia romántica, un thriller psicológico? ¿Es seria, irónica, sarcástica, humorística? Define el estilo y el registro que vas a usar para escribir tu historia.
- El público objetivo de tu obra. ¿A quién va dirigida tu obra? ¿A niños, adolescentes, adultos? ¿A hombres, mujeres, ambos? ¿A lectores habituales o esporádicos? ¿A aficionados a un género concreto o a un público más amplio? Conoce a tu audiencia y adapta tu obra a sus gustos e intereses.
- El argumento y la estructura de tu obra. ¿De qué va tu historia? ¿Qué pasa en ella? ¿Qué conflictos hay? ¿Cómo se resuelven? ¿Cómo empieza y cómo termina? ¿Qué puntos clave hay en el desarrollo? Organiza tu obra en partes, capítulos, escenas y define el hilo conductor que las une.
- Los personajes de tu obra. ¿Quiénes son los protagonistas y los antagonistas de tu historia? ¿Qué quieren, qué necesitan, qué temen, qué les motiva? ¿Cómo son física y psicológicamente? ¿Cómo evolucionan a lo largo de la historia? Crea fichas de personaje con toda la información relevante sobre ellos.
- El escenario y la ambientación de tu obra. ¿Dónde y cuándo transcurre tu historia? ¿En el presente o en el pasado? ¿En el futuro o en un mundo imaginario? ¿En una ciudad o en un pueblo? ¿En un espacio cerrado o abierto? ¿Qué atmósfera quieres crear? Investiga y documenta todo lo que necesites para recrear el entorno de tu historia.
Estos son solo algunos ejemplos de lo que puedes incluir en tu esquema. Puedes añadir o quitar lo que quieras, según el tipo de obra que estés escribiendo y el nivel de detalle que necesites. Lo importante es que tengas una base sólida sobre la que construir tu obra literaria.
La importancia de ser flexible con tu obra
Ahora bien, tener un esquema no significa que tengas que seguirlo al pie de la letra. Un esquema es una herramienta, no una camisa de fuerza. Puede (y debe) cambiar a medida que vas escribiendo tu obra literaria.
Porque escribir es un proceso creativo y dinámico. No es algo lineal y predecible. A veces las cosas no salen como las habías planeado. A veces surgen ideas nuevas e inesperadas. A veces los personajes cobran vida propia y te sorprenden con sus acciones y reacciones. A veces el final que habías pensado no funciona y tienes que buscar otro.
Y eso está bien. Es parte del juego. No te resistas al cambio. Adáptate a él. Sé flexible con tu obra literaria y déjate llevar por la intuición y la emoción. No tengas miedo de experimentar, de probar cosas nuevas, de salirte del guion. A veces los mejores hallazgos se producen por casualidad.
Eso sí, no pierdas nunca de vista el objetivo de tu obra literaria. No te desvíes demasiado del tema central ni introduzcas elementos innecesarios o incongruentes que puedan confundir o aburrir al lector. Recuerda que todo lo que escribas debe tener una razón de ser y debe aportar algo a la historia.
La importancia de revisar tu obra
Una vez hayas terminado de escribir tu obra literaria, no te des por satisfecho. Aún te queda un paso muy importante: revisarla.
Revisar tu obra literaria es imprescindible para pulirla y mejorarla. No basta con escribir lo primero que se te ocurre y darlo por bueno. Tienes que leerlo con atención y con espíritu crítico, detectar los errores y las debilidades, y corregirlos.
¿Qué aspectos debes revisar en tu obra literaria? Pues hay muchos, pero yo te voy a mencionar los más importantes:
- La ortografía y la gramática. No hay nada que dé peor imagen que una obra literaria llena de faltas de ortografía y de errores gramaticales. Demuestra falta de cuidado y de profesionalidad. Usa un corrector ortográfico y gramatical para evitarlos, pero no te fíes al 100% de él. Repasa tu obra con tus propios ojos y consulta las dudas que tengas en un diccionario o en una gramática.
- El estilo y la coherencia. Tu obra literaria debe tener un estilo propio y reconocible, que refleje tu personalidad y tu voz como escritor. Usa un tono y un registro adecuados al género y al público de tu obra. Evita las repeticiones, los clichés, las frases hechas, las palabras vacías y los giros innecesarios. Cuida la puntuación, la sintaxis y la estructura de las frases. Mantén la coherencia en el uso de los tiempos verbales, las personas gramaticales, el punto de vista narrativo y el formato de los diálogos.
- El contenido y la estructura. Tu obra literaria debe tener un contenido interesante y original, que capte la atención del lector y le aporte valor. Evita las contradicciones, las incoherencias, las lagunas argumentales y las incongruencias históricas o geográficas. Verifica los datos y las fuentes que uses para documentarte. Cuida la estructura de tu obra, que tenga un principio, un desarrollo y un final claros y equilibrados. Asegúrate de que haya un hilo conductor que una todas las partes y que haya una progresión dramática que mantenga el interés y la tensión.
- Los personajes y el diálogo. Tus personajes deben ser creíbles y atractivos, que despierten la empatía o el rechazo del lector, según el caso. Dale a cada uno una personalidad definida, una motivación clara, una evolución coherente y una función relevante en la historia. No crees personajes planos, estereotipados o innecesarios. Cuida el diálogo, que sea natural, fluido, verosímil y acorde al carácter de cada personaje. Evita los monólogos interminables, las explicaciones innecesarias, las frases vacías y los tacos gratuitos.
Estos son solo algunos consejos para revisar tu obra literaria. Puedes encontrar muchos más en internet o en libros especializados sobre escritura creativa . Lo importante es que no te saltes este paso y que lo hagas con rigor y con humildad.
La importancia de pedir feedback sobre tu obra
Por último, pero no por ello menos importante, te recomiendo que pidas feedback sobre tu obra literaria. Es decir, que busques la opinión de otras personas que lean tu obra y te digan qué les ha parecido.
Esto puede darte mucho miedo o vergüenza, pero te aseguro que es muy útil para mejorar como escritor. Nadie es perfecto ni sabe todo. Todos tenemos puntos fuertes y débiles, virtudes y defectos. Y a veces no somos conscientes de ellos hasta que alguien nos los señala.
Por eso, te animo a que compartas tu obra literaria con alguien de confianza, que sea lector habitual, que tenga criterio literario y que sea honesto contigo. Puede ser un amigo, un familiar, un profesor, un compañero de escritura o incluso un profesional del sector editorial.
Pídele que lea tu obra con atención y que te dé su opinión sincera sobre ella. Que te diga qué le ha gustado y qué no, qué le ha parecido el argumento, los personajes, el estilo, la estructura, etc. Que te señale los errores y las debilidades que haya encontrado y que te sugiera posibles mejoras.
Eso sí, no te tomes el feedback como una crítica personal ni como una ofensa. Tampoco como una verdad absoluta ni como una imposición. Tómalo como una ayuda, como una oportunidad de aprender y de crecer como escritor. Escucha con atención y con respeto lo que te digan, agradece su tiempo y su interés, y valora lo que te aporten.
Pero al final, recuerda que tú eres el dueño absoluto de tu obra literaria. Tú tienes la última palabra sobre lo que quieres contar y cómo quieres contarlo. Tú decides qué cambios hacer y qué cambios no hacer. Tú eres el creador y el responsable de tu obra.
Así que no dejes que nadie te diga lo que tienes que hacer o lo que no tienes que hacer. No dejes que nadie te quite la ilusión o la confianza en ti mismo. No dejes que nadie te limite o te censure. Sé fiel a ti mismo y a tu obra literaria.
Y sobre todo, disfruta del proceso. Porque escribir es una forma maravillosa de expresarte, de comunicarte, de emocionarte y de emocionar a los demás. Así que no lo veas como una obligación o como un sufrimiento. Vélo como un placer y como un regalo.
Y ahora, ¿a qué esperas? Ponte a escribir tu obra literaria y sé el dueño absoluto de ella. Y si te ha gustado este blog, compártelo con tus amigos, déjame un comentario o suscríbete para recibir más consejos sobre escritura creativa. ¡Hasta la próxima!
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