Éramos pocos y …

¿Toledo y el nazismo?

Toledo, la ciudad de las tres culturas, fue uno de los símbolos más preciados por el nazismo, que la consideraba un ejemplo de pureza racial y resistencia heroica.

El régimen de Hitler apoyó al bando sublevado durante la Guerra Civil Española y envió a la Legión Cóndor para bombardear a la República. Entre sus objetivos estaba el Alcázar de Toledo, donde el general Moscardó y sus hombres se atrincheraron durante 70 días, resistiendo el asedio de las fuerzas republicanas.

El Alcázar antes y después del asedio

El nazismo admiraba la gesta de Moscardó, que se negó a rendirse incluso cuando le amenazaron con fusilar a su hijo, y lo convirtió en un mito de la propaganda fascista. El propio Himmler visitó el Alcázar en 1940 y le otorgó la Cruz de Hierro a Moscardó.

El asedio duró desde el 21 de julio hasta el 27 de septiembre de 1936, cuando las tropas africanas del general Franco acudieron a liberar a los sublevados. La del Alcázar se había convertido en una victoria simbólica que fue utilizada para glorificar los éxitos franquistas, por ello muchas de las visitas diplomáticas a la España de posguerra pasaban por el Alcázar, como es el caso de la imagen donde se puede ver a Himmler visitando las ruinas acompañado del general Moscardó, héroe de la defensa, en 1940. 

Foto: CC

El interés del nazismo por Toledo

Pero el interés del nazismo por Toledo no se limitaba al aspecto militar. También había una dimensión cultural y espiritual que los atraía hacia esta ciudad milenaria. Los nazis creían que Toledo era el lugar donde se conservaba el secreto de la piedra filosofal, la sustancia capaz de transformar los metales en oro y otorgar la inmortalidad.

Según su ideología esotérica, los alquimistas medievales habían heredado este conocimiento de los antiguos arios, los supuestos ancestros de la raza germánica.

Los nazis pensaban que en Toledo se hallaba la clave para acceder al poder oculto de los arios y crear una nueva era de dominio mundial.

Himmler en Toledo, Plaza consistorial

Para conseguir este objetivo, los nazis llevaron a cabo varias expediciones a Toledo, en las que buscaron libros, objetos y reliquias relacionados con la alquimia.

Otto Rahn

Una de las figuras más destacadas en estas misiones fue Otto Rahn, un historiador y aventurero que trabajaba para las SS. Rahn estaba obsesionado con encontrar el Santo Grial, el cáliz sagrado que según la leyenda había sido llevado a España por los cátaros, una secta cristiana perseguida por la Iglesia. Rahn creía que el Grial era una metáfora de la piedra filosofal y que estaba escondido en algún lugar de Toledo. Sin embargo, nunca logró hallarlo y murió en extrañas circunstancias en 1939.

Otto Skorzeny

Otro personaje importante en la conexión nazi con Toledo fue Otto Skorzeny, el jefe de los comandos especiales de Hitler. Skorzeny participó en varias operaciones secretas durante la Segunda Guerra Mundial, entre ellas el rescate de Mussolini en 1943.

/Otto Skorzeny y otras personas junto a la escultura de Carlos V en el patio del Alcázar. 28/09/1951

Después de la guerra, Skorzeny se refugió en España, donde gozó de la protección del franquismo. Se instaló en una finca cerca de Toledo, donde organizó una red clandestina de antiguos nazis y colaboró con los servicios secretos españoles. Skorzeny también mantuvo su interés por el ocultismo y frecuentó a varios personajes relacionados con el esoterismo y el neofascismo.

Como se puede ver, Toledo fue mucho más que una ciudad para el nazismo. Fue un símbolo, un objetivo y un misterio que fascinó y obsesionó a sus líderes y seguidores. Una historia que aún hoy sigue despertando curiosidad e intriga entre los estudiosos y el público.

Toledo, admirada por los nazis.

Es cierto, el líder nazi Himmler estuvo en Toledo. Pero no para buscar el Santo Grial, como dice la leyenda, y en todo caso sería un Grial muy distinto al de Indiana Jones, no una copa, sino «el mito griálico parsifaliano, según el cual, el Grial es una piedra de la corona de Lucifer». El director regional de La Tribuna, Francisco Rodríguez, ha estudiado la relación de los nazis con Toledo y desmitifica esta visita de Himmler, que «no vino buscando nada, vino porque Toledo era una ciudad importante para el régimen después de toda la propaganda que habían hecho».

Porque más allá de esa visita puntual lo que le llama la atención a Rodríguez, autor del libro ‘Otto Skorzeny. El nazi más peligroso de la España de Franco’, es la admiración de los nazis por Toledo, ciudad que convirtieron en lugar mágico. Según sus investigaciones, los nazis construyeron un mito en torno a Toledo «por pura propaganda».

Lo hicieron mezclando conceptos diversos de la historia, como el hecho de que los visigodos, pueblo guerrero germano y conquistador, se asentaran en la ciudad, por una justificación mágica. A partir de ahí, el primer Reich para los nazis fue el de Carlos V, con corte muchas veces en la ciudad, fue una de sus ciudades favoritas.

A eso unen que en el palacio imperial de Carlos V, el Alcázar, se dio lo que interpretan como primera victoria del fascismo sobre el comunismo en un campo de batalla. Ellos, apunta, siguieron lo que pasó en el Alcázar día a día y lo venden como una gesta y vendieron Toledo como una ciudad sacrosanta, que une a los godos, Carlos V y la superioridad del fascismo sobre el comunismo.

De forma que así se inició una peregrinación anual de nazis al Alcázar Toledo, que se mantuvo después de la Guerra Mundial y tuvo su culmen en la Internacional Fascista de 1951. Aunque estas visitas parece que continúan.

La magia de un Toledo que fue «la NASA de la época» La Tribuna de Toledo

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