

Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.
Seguimos en la búsqueda de José y su esposa María, que está embarazada. Van camino de Belén. Vienen a cumplir con el censo del emperador Octavio Augusto César.
En Belén, mientras esperamos la llegada de José y María, para ser testigos de su empadronamiento en el censo, uno de nuestros reporteros ha conseguido hablar con una de las parientes de José.
La tumba de Raquel
Si quieren saber algo de Belén, aparte de que Herodes haya construido cerca de aquí el Herodion, aquí se encuentra la Tumba de Raquel, el lugar asociado tradicionalmente a su enterramiento. Se encuentra a la entrada de Belén.

Raquel (1729-1685 a.C.) (רחל, «oveja» en hebreo) fue esposa de su primo Jacob. Además fue la madre del patriarca José y de Benjamín. La hija menor de Labán, aparece mencionada por primera vez en el Génesis de la Biblia.
Labán tenía dos hijas: el nombre de la mayor era Lía, y el nombre de la menor, Raquel.
Lía tenía ojos cansados, pero Raquel era de bello rostro y de hermosa apariencia, (Génesis 29:17) y Jacob le dijo: te serviré siete años con trabajo si me das a tu hija Raquel por esposa (Raquel también amaba a Jacob).

A Labán le gustó la idea y aceptó. Pasaron los siete años y la Biblia dice que para Jacob fueron como días de tanto que la amaba;
Cuando llegó el tiempo de entregar a Raquel a Jacob para consumar el matrimonio, en la noche de bodas fue a Lía a quién Labán llevó y no fue hasta la mañana que Jacob notó el engaño, pues Labán preparó todo para que Jacob no percibiera el cambio.
Cuando Jacob descubrió el plan fraudulento fue a encarar a su tío/suegro y le dijo: «¿Por qué hiciste esto conmigo? ¿No te serví por Raquel? ¿Por qué me engañaste?»
Y Labán respondió: «en esta tierra tenemos una ley, que no se entrega la hija menor antes de la mayor, pero mira, hagamos esto, cumple la semana de bodas de Lía y después te daré a Raquel también, pero tienes que trabajar para mi otros siete años».
Jacob se casó con Raquel a la semana siguiente y trabajó los siete años restantes.
Según el Midrash, Raquel habló ante Dios: «Traje a mi rival (Lía) a mi casa, ¿no puedes Tú perdonar a Tus hijos, que trajeron un simple ídolo de madera y piedra a Tu casa (el Templo de Jerusalén)?» Dios aceptó su súplica y prometió que, finalmente, el exilio terminaría y los judíos regresarían a su tierra.
En Jeremías 31:15 el profeta habla de «Raquel que llora a sus hijos». Esto se interpreta en el Judaísmo como un llanto de Raquel por un fin para los sufrimientos de sus descendientes y los exilios que siguieron a la destrucción del Primer Templo de la antigua Jerusalén.

Ave, reportero, ¿Dónde te encuentras esta mañana?
Conexión
Reportero: Ave. Estoy aquí, en Belén de Judá, a la espera de la llegada de José y María.
Tenemos la ocasión de hablar con una prima de José, el carpintero de Nazareth, que, como sabemos, es nacido en Belén y descendiente directo del Rey David, sin descartar que su esposa María también lo sea, aunque ella naciera en Nazareth.
En cualquier caso, tenemos ocasión de que sea alguien de Belén, que tenga algún tipo de relación familiar con José, quien nos aclare esta cuestión y cómo será recibido este matrimonio cuando llegue, sobre todo porque los rumores y comentarios corren más que ellos.

Reportero: Buenos días, señora. Soy el reportero de Imperium Romanum TV News que está cubriendo la noticia del censo ordenado por Augusto César por parte de José y María. ¿Me puede decir su nombre y su relación con José, el carpintero de Nazareth?
Raquel: Mi nombre es Raquel, y soy prima de José. Como judíos que somos y según nuestras costumbres, se nos puede considerar hermanos. José es hijo de mi tío Jacob. Desde hace algún tiempo vive en Nazareth. ¿Qué quiere saber de él?
Reportero: Hemos sabido que José viene hacia Belén en compañía de su esposa María, que está embarazada, para empadronarse en su ciudad de origen. ¿Qué le parece esta situación?
Raquel: La verdad es que me parece una locura y una imprudencia. ¿Cómo se le ocurre a José viajar con una mujer en ese estado, por unos caminos tan peligrosos y con tanto frío? ¿Y cómo va a encontrar alojamiento en Belén, que está abarrotada de gente por el censo? ¿Y quién va a ayudar a María a dar a luz, si no tiene familia ni amigas aquí?
Reportero: ¿No piensa usted acogerlos en su casa y asistirlos en el parto?
Raquel: No, no pienso. Ya tengo bastante con lo mío, con mi marido enfermo y mis hijos pequeños. No tengo espacio ni recursos para recibir a nadie más. Además, no me fío de esa María, ya que dice que está embarazada, pero no está claro quién es el padre.
¿Cómo es que viene a tener el niño a Belén? ¿Quién se cree que es? ¿La nueva Sara o la nueva Eva? ¿No será que le ha sido infiel a José con algún otro hombre, y que ahora quiere engañarlo con esa historia?
Reportero: ¿No cree usted en los rumores sobre la aparición del ángel?
Raquel: No, no creo nada. Me parece una fantasía y una blasfemia. ¿Cómo va a ser María madre porque se le apareciese un ángel, si es una mujer normal y corriente, sin nada de especial? ¿Y cómo va a ser José el padre adoptivo de ese niño, si es un hombre pobre y sencillo, sin ningún poder ni prestigio? ¿Y cómo va a nacer el Salvador del mundo en Belén, rodeado de animales y de suciedad? ¡Eso no tiene sentido ni lógica!
Reportero: ¿Qué le diría usted a José y a María, si los viera llegar a Belén?
Raquel: Les diría que se vuelvan por donde han venido, que no me traigan problemas ni escándalos, que se ocupen de su hijo como puedan, y que no esperen nada de mí ni de nadie.
Les aconsejaría que se olviden de sus sueños mesiánicos, que se conformen con su vida humilde y ordinaria, y que no molesten a los que estamos aquí. Que busquen más adelante alguna ocasión para hacernos esa visita.
Reportero: Gracias por su colaboración. Que su Dios la bendiga
Raquel: Gracias a vosotros. Que Dios te bendiga.
Reportero: Ave. Les devolvemos la conexión con el estudio.
Devuelve la conexión

Presentador: Ave, reportero. Buen Trabajo.
Ya dice el refrán que nadie es profeta en su tierra. Si José y María consiguen superar las dificultades del camino y llegar a Belén, se van a encontrar con que nadie les recibirá con las puertas abiertas. Quizá, si las circunstancias fueran distintas, no habría mayor problema.
Ya lo han escuchado, queridos telespectadores, «no hay nada como estar en casa».

En este caso se trata de la pequeña aldea de Belén, de la casa del Rey David, que no tiene una cama libre a consecuencia del censo, aparte de que los vecinos de Belén están un poco cansados de tanta mujer que cree ver en su embarazo la llegada del Mesías.
Tampoco podemos olvidar que cualquier mujer precisa un poco de privacidad en el momento del parto. Si la casa está llena de gente, no parece que se den las circunstancias más idóneas para ello.
Además, la llegada de ese supuesto Mesías no parece que vaya a ser del agrado de las autoridades judías ni romanas.
Recordemos el caso de Isabel, la prima de María, que aún siendo anciana y estéril ha tenido un hijo y prefirió llevar su embarazo en secreto y que no fue hasta la visita de María que abrió las puertas de su casa.
Despedida
Recuerden que el censo es una oportunidad para demostrar su lealtad al emperador y su gratitud por todo lo que ha hecho por nosotros. ¡Viva el emperador Augusto César! ¡Viva el Imperio romano!
Y a ustedes, queridos espectadores, les invitamos a seguir atentos a nuestra cobertura especial de este acontecimiento histórico.
Hasta una próxima conexión
Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.

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