Llegan las diez

LLEGAN LAS DIEZ
Sonaban las diez en aquel reloj.
Tú saliste corriendo, huías del amor.
¡Maldito reloj que marcaba las diez!
Siempre pendiente del tiempo
para que no se nos haga tarde.
Y por un reloj yo no te puedo querer.
Sales corriendo para ya no volver,
porque aquel reloj de la torre
otra noche vuelve a marcar las diez
cuando puedo abrirte mis labios,
para decirte al fin que te quiero
sales corriendo, sellas mis labios,
te vas como se me va la vida.
¡Maldito reloj de la torre a las diez!
¡Maldito el tiempo que nos separa
porque no hay noche en la vida.
que podamos estar juntos los dos!

Manuel Pellicer Sotomayor. Poema de 1992

Análisis

El poema es un romance, es decir, una composición poética formada por versos octosílabos con rima asonante en los pares. Tiene 16 versos distribuidos en cuatro estrofas de cuatro versos cada una.

El tema del poema es el desamor, la frustración y la impotencia que siente el hablante lírico por no poder estar con la persona que ama debido a las circunstancias del tiempo y el espacio. El poeta expresa su dolor y su reproche hacia el reloj y el tiempo, que simbolizan la barrera que los separa y la imposibilidad de su amor.

El tono del poema es triste, melancólico y amargo. El poeta utiliza exclamaciones, interrogaciones retóricas, anáforas y metáforas para transmitir sus sentimientos y crear un efecto dramático.

Por ejemplo, repite varias veces la palabra “maldito” para mostrar su rechazo y su ira hacia el reloj y el tiempo; pregunta “para que no se nos haga tarde” y “porque no hay noche en la vida” para expresar su desesperación y su incredulidad; y compara la partida de su amada con la pérdida de su vida para resaltar la intensidad de su amor y de su sufrimiento.

El poema se puede dividir en dos partes: la primera, que abarca las dos primeras estrofas, narra la escena de la despedida de los amantes, que se ven obligados a separarse cuando el reloj marca las diez; y la segunda, que comprende las dos últimas estrofas, refleja el estado de ánimo del hablante lírico, que se queda solo y desconsolado, sin poder confesar su amor ni compartir su vida con la persona que ama.

Origen

  • Poema original de Manuel Pellicer Sotomayor
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