Simón, el dueño del borrico

Presentador del programa Imperium Romanum TV News
Presentador del programa

Introducción

Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.

Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.

A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.

Presentación del personaje

Hoy tenemos un invitado muy especial, que nos va a contar una historia que ha marcado la historia de la humanidad. Se trata de Simón, el dueño del borrico que usó Jesús para entrar en Jerusalén, el día que fue aclamado como el Mesías por la multitud.

Y cuando se aproximaban a Jerusalén a Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos y les dijo:

Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo 

 Si alguien os dice: «¿Por qué hacéis eso?», decid: «El Señor lo necesita, y al instante os lo dejará traer.

(Mc 11,1-3)

Simón nos va a relatar cómo conoció a Jesús, por qué le prestó su borrico, qué sintió al verlo montado en su animal, y cómo vivió los dramáticos acontecimientos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

No se pierdan esta entrevista exclusiva, llena de emoción, fe y esperanza. Les aseguro que no les dejará indiferentes. Vamos a escuchar a Simón, el dueño del borrico de Jesús.

Conexión

Reportero: Buenos días, señor. ¿Podría decirnos su nombre y qué relación tiene con el borrico que usó Jesús para entrar en Jerusalén?

Simón: Mi nombre es Simón de Betfagé, y soy el dueño del borrico. Lo crié desde que era un potrillo, y lo quiero mucho. Es un animal muy manso y obediente.

Simón con el borrico
Simón con el borrico // Bing Image Creator

Reportero: ¿Cómo conoció a Jesucristo y por qué le prestó su borrico?

Simón: Conocí a Jesús hace unos meses, cuando vino a predicar a mi pueblo. Me impresionó su sabiduría y su bondad, y sentí que era el Mesías que esperábamos. Un día, se me acercaron dos de sus discípulos y me dijeron que el Señor necesitaba mi borrico para entrar en Jerusalén. No lo dudé ni un momento, y se lo entregué con gusto. Pensé que era un honor que mi borrico llevara al Rey de reyes.

Reportero: ¿Por qué Jesús eligió montar en un borrico y no en otro animal?

Simón: Jesús eligió montar en un borrico para entrar en Jerusalén por varios motivos. Uno de ellos era cumplir la profecía de Zacarías, que anunciaba la venida del Mesías humilde y pacífico, que no montaría en un caballo de guerra, sino en un borrico. Otro motivo era mostrar su rechazo al poder y la gloria mundanos, y su preferencia por la sencillez y la pobreza. 

El borrico era un animal humilde, trabajador y fiel, que simbolizaba el espíritu de los pobres de Yahvé, a los que Jesús había venido a salvar. Además, el borrico era un animal que no se había usado antes, lo que indicaba que era digno de llevar al Rey sagrado, que no se contaminaba con lo profano

Entrada en Jerusalén// Bing Image Creator
Entrada en Jerusalén// Bing Image Creator

Reportero: ¿Qué sintió cuando vio a Jesús montado en su borrico, rodeado de la multitud que lo aclamaba?

Simón: Sentí una gran alegría y emoción. Vi cómo la gente extendía sus mantos y ramas de olivo por el camino, y cómo gritaban: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!» Me pareció que era el día más feliz de mi vida, y que mi borrico era parte de la historia sagrada.

Reportero: ¿Qué pasó después, cuando se enteró de que Jesús había sido arrestado, juzgado y crucificado?

Simón: No lo podía creer. Me parecía una pesadilla. ¿Cómo podían hacerle eso al que había venido a salvarnos? ¿Cómo podían cambiar tan rápido de opinión y pedir su muerte? Me sentí triste, enfadado y confundido. No entendía el plan de Dios. Me preguntaba qué sería de mi borrico, si lo habrían maltratado o abandonado. Quería ir a verlo, pero tenía miedo de los soldados romanos y de los sacerdotes judíos.

Reportero: ¿Qué piensa ahora sobre lo sucedido?

Simón: Ahora pienso que todo tenía un sentido, que Jesús tenía que morir para vencer al pecado y a la muerte, y que su resurrección es la prueba de que es el Hijo de Dios. Ahora tengo fe y esperanza, y sé que él volverá a reinar con gloria. Mi borrico también está bien, lo recuperé y lo cuido con más cariño que nunca.

A veces, me parece que tiene una marca en forma de cruz en su lomo, como un recuerdo de lo que vivió. Es mi tesoro, y se lo agradezco a Dios y a Jesús.

Reportero: Muchas gracias, Simón, por compartir su testimonio con nosotros. Ha sido una entrevista muy interesante y conmovedora. Que Dios le bendiga a usted y a su borrico.

Simón: Gracias a usted, reportero, por escucharme. Que Dios le bendiga también a usted y a todos los que escuchen esta entrevista. Adiós.

Reportero: Devolvemos la conexión.

Devuelve la conexión

Presentador del programa Imperium Romanum TV News
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Presentador: La entrada de Jesús en Jerusalén montado en un burro es rica en simbolismo y significado:

  1. Rey-Mesías: Jesús, como Rey-Mesías, entra en la ciudad montado en un asno, lo que manifiesta la venida del Reino.
  2. Humildad y Paz: En la mentalidad oriental, ir montado en un pollino simbolizaba la pertenencia a una clase social alta. Mientras que el caballo estaba asociado a la guerra, el asno, en cambio, estaba asociado a la paz. Jesús quiso mostrarse como un rey pacífico.
  3. Cumplimiento de la Profecía: Los evangelios de Mateo y Juan unen este episodio de la vida de Jesús a la profecía de Zacarías. La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su Muerte y de su Resurrección.
  4. Aclamación: Jesús es acogido por los pequeños, cuya aclamación es recogida por el Sanctus de la Misa: «¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna! (¡sálvanos!)».

En resumen, la entrada de Jesús en Jerusalén montado en un burro es un acto cargado de simbolismo que refleja su humildad, su mensaje de paz, y su cumplimiento de las profecías mesiánicas. Esta entrada marca el comienzo de la Semana Santa, un tiempo de reflexión y celebración.

Origen