Introducción
Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.
Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres y mujeres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.
A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.
Presentación del personaje
Hoy tenemos un invitado muy especial, uno de los doce apóstoles de Jesucristo, el hombre que cambió el mundo con su mensaje y su muerte.
Él es Bartolomé, también conocido como Natanael, y nos va a contar cómo conoció a Jesús, cómo lo siguió, cómo lo vio morir y resucitar, y cómo se convirtió en un misionero de su evangelio.
- Uno de los Doce Apóstoles de Jesucristo.
- Veneración: Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Iglesias ortodoxas orientales
- Atributos: Cuchillo y libro
- Patronazgo: Curtidores, encuadernadores, pastores…
- Festividad: 24 de agosto en la Iglesia latina; 11 de junio en las Iglesias orientales; 8 de diciembre entre los cristianos armenios
- Nombre: San Bartolomé, Natanael, Nathanael bar Tolmai
Bartolomé (en griego: Βαρθολομαίος) fue uno de los apóstoles de Jesús. Su nombre procede del patronímico arameo bar-Tôlmay, «hijo de Tôlmay» o «hijo de Ptolomeo». Es mencionado en los tres evangelios sinópticos, siempre en compañía de Felipe.
Según el Evangelio de Juan, Natanael fue uno de los discípulos a los que Jesús se apareció en el Mar de Tiberiades después de su resurrección. A él lo había llamado Jesús por mediación de Felipe.
Juan es el único evangelista que menciona a Natanael, y como en las listas de los evangelios sinópticos el nombre de Felipe es seguido por el de Bartolomé, la tradición asimiló a Bartolomé y a Natanael como uno solo.
No se pierdan esta entrevista exclusiva e impactante, que les hará reflexionar sobre el significado de la fe, el amor y la esperanza. Les presento a Bartolomé, el apóstol fiel.
Conexión
Reportero: Buenas tardes, Bartolomé. Gracias por concederme esta entrevista. Sé que eres uno de los doce apóstoles de Jesús, el Mesías de Israel. ¿Cómo lo conociste?
Bartolomé: Buenas tardes, reportero. Conocí a Jesús por medio de Felipe, otro apóstol. Él me dijo que había encontrado al que había sido anunciado por Moisés y los profetas, y que era de Nazaret. Yo le pregunté con escepticismo si podía salir algo bueno de Nazaret, y él me invitó a verlo por mí mismo.
Reportero: ¿Y qué pasó cuando lo viste?
Bartolomé: Me sorprendió mucho, porque él me dijo que era un verdadero israelita, sin engaño, y que me había visto debajo de la higuera antes de que Felipe me llamara. Yo me quedé asombrado, porque nadie podía saber eso. Entonces reconocí que él era el Hijo de Dios y el Rey de Israel.
Reportero: ¿Qué sentiste al seguirlo?
Bartolomé: Sentí una gran alegría y paz, porque él me enseñó el camino de la verdad y la vida. Él hizo muchos milagros y sanó a muchos enfermos. Él predicó el reino de Dios con autoridad y amor. Él me dio el privilegio de ser su testigo y su amigo.
Reportero: Pero no todos lo aceptaron, ¿verdad?
Bartolomé: No, lamentablemente. Hubo muchos que lo rechazaron y lo odiaron, especialmente los líderes religiosos del Sanedrín. Ellos lo acusaron falsamente y lo entregaron a los romanos para que lo crucificaran. Fue un día terrible, el más triste de mi vida.
Reportero: ¿Y qué harías si el Sanedrín te ofreciera treinta monedas para que lo traicionaras?
Bartolomé: Jamás lo haría. Prefiero morir antes que negar a mi Señor y Salvador. Él es mi vida, mi tesoro, mi todo. Por él estoy dispuesto a sufrir y a dar testimonio hasta el final. Él es el único que tiene palabras de vida eterna. Él es el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por él.
Reportero: ¿Qué hiciste cuando lo viste morir en la cruz?
Bartolomé: Lloré amargamente, como todos los demás. Sentí que se había acabado todo, que habíamos perdido la esperanza. Me sentí confundido y temeroso. Me escondí con los otros apóstoles, esperando lo peor.
Reportero: Pero no fue el final, ¿cierto?
Bartolomé: No, gracias a Dios. Al tercer día, resucitó de entre los muertos. Se nos apareció varias veces, y nos habló con poder y ternura. Nos confirmó en la fe y nos envió a predicar el evangelio a todas las naciones. Nos dio el Espíritu Santo, que nos llenó de valor y de gozo.
Reportero: Devolvemos la conexión
Devuelve la conexión
Reportero: Según una tradición recogida por Eusebio de Cesarea, Bartolomé marchó a predicar el evangelio a la India, donde dejó una copia del Evangelio de Mateo en arameo. La tradición armenia le atribuye también la predicación del cristianismo en el país caucásico, junto a Judas Tadeo.
Ambos son considerados santos patrones de la Iglesia apostólica armenia y de Azerbaiyán, puesto que se cree fueron los primeros en fundar el cristianismo en esas regiones.
Martirio
Su martirio y muerte se atribuyen a Astiages, rey de Armenia y hermano del rey Polimio, a quien Bartolomé habría convertido al cristianismo. Como los sacerdotes de los templos paganos, que se estaban quedando sin seguidores, protestaron ante Astiages de la labor evangelizadora de Bartolomé, Astiages mandó llamarlo y le ordenó que adorara a sus ídolos, tal como había hecho con su hermano. Ante la negativa de Bartolomé, el rey ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a su Dios o muriese.
Imagen
La imagen de San Bartolomé a lo largo de la Historia del Arte ha sufrido escasas modificaciones siendo común la representación del santo en el momento del martirio, siendo desollado, bien sobre un potro o atado a un árbol.
También se le ha representado obrando milagros: resucitando a los hijos del rey Polimio y liberando a la hija de este, poseída por el demonio. En escasas ocasiones aparece siendo flagelado.
Respecto a su fisonomía, el santo es representado según la descripción que Berith hace a los enfermos y que se recrea así en La leyenda dorada de Santiago de la Vorágine: Es un hombre de estatura corriente, cabellos ensortijados y negros, tez blanca, ojos grandes, nariz recta y bien proporcionada, barba espesa y un poquito entrecana. Su semblante presenta constantemente aspecto alegre y risueño. Santiago de la Vorágine añade que se mantuvo ajeno al amor de las cosas en este mundo, vivió pendiente de los amores celestiales y toda su vida permaneció apoyado en la gracia y auxilio divino, no sosteniéndose en sus propios méritos sino sobre la ayuda de Dios.
Tras el último verso 
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