
Introducción
Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.
Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres y mujeres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.
A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.
Presentación del personaje
Hoy tenemos el honor de contar con la presencia de uno de los doce apóstoles, el que fue llamado Dídimo, que significa “gemelo”, por su parecido con Jesús. Él es Tomás, el pescador de hombres, el mártir de la lanza. Él nos va a contar cómo conoció a Jesús, qué le motivó a seguirlo, y qué haría si el Sanedrín le ofreciera treinta monedas para que lo traicionara, como hizo Judas.
- Uno de los Doce Apóstoles de Jesucristo.
- Veneración: Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Iglesias ortodoxas orientales
- Patronazgo: Jueces, arquitectos, geómetras
- Nombre: Judas Tomás Dídimo, Tomás el Apóstol
El nombre Tomás significa «gemelo» en arameo, y Dídimo tiene la misma acepción en griego. Tomás es a menudo conocido como «Tomás el incrédulo» debido a que dudó inicialmente de la resurrección de Jesucristo, cuando le hablaron de ello (tal y como se narra en el Evangelio de Juan), si bien luego confesó su fe («Mi Señor y mi Dios») al ver las llagas infligidas en su cuerpo durante la crucifixión.
Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: Paz a vosotros.
Luego dice a Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos: y alarga acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel.
Entonces Tomás respondió, y díjole: ¡Señor mío, y Dios mío!
Dícele Jesús: Porque me has visto, Tomás, creíste: bienaventurados los que no vieron y creyeron.
Jn 26-29

Algunos comentaristas observan que Juan evita decir si Tomás realmente hincó su mano en el costado.
Independientemente de si Tomás llegó a tocar ─además de ver─ la evidencia física de la resurrección de Jesús, la interpretación católica es que, aunque Jesús afirmara la superioridad de los que tienen fe sin evidencia física, estaba dispuesto a mostrar sus heridas a Tomás y a dejar que las tocase.
No se pierdan esta entrevista exclusiva e impactante, que les hará reflexionar sobre su propia fe y su dificultad para creer. Les aseguro que no se arrepentirán.
Pasemos ahora a escuchar a Tomás, el testigo de la fe.
Conexión
Reportero: Buenas tardes, señor Tomás. Es un placer poder conversar con usted, uno de los doce apóstoles de Jesús. ¿Podría contarnos cómo lo conoció y qué le motivó a seguirlo?

Tomás: Buenas tardes, reportero. Le agradezco su interés por mi historia. Yo era un simple pescador, que buscaba la verdad y la justicia en medio de un mundo oprimido por el imperio romano y la religión judía.
Un día, escuché hablar de un profeta llamado Jesús, que hacía milagros y anunciaba el reino de Dios. Sentí curiosidad por conocerlo y me uní a la multitud que lo seguía.
Él me vio y me llamó por mi nombre, y me invitó a ser su discípulo. Me dijo que era el Mesías, el Hijo de Dios, el que había venido a salvar al mundo. Yo acepté su llamado y dejé todo por seguirlo.
Reportero: Qué llamada tan sorprendente, señor Tomás. Usted ha sido testigo de muchos milagros y enseñanzas de Jesús. ¿Cuál fue el momento más difícil para usted?
Tomás: Es difícil elegir uno solo, porque todos los momentos con Jesús fueron intensos y desafiantes. Pero quizás uno de los más difíciles fue cuando lo crucificaron. Yo no pude soportar verlo sufrir y morir en la cruz, y me alejé de él y de los demás discípulos. Me sentí solo, triste y desesperado. Pensé que todo había terminado, que habíamos sido engañados, que no había esperanza.
Reportero: Sin embargo, no todo había terminado. Jesús resucitó al tercer día y se apareció a sus discípulos. Pero usted no estaba con ellos, y no creyó en su testimonio. ¿Por qué dudó de la resurrección de Jesús?
Tomás: Porque me parecía imposible, reportero. Porque yo había visto con mis propios ojos cómo lo habían clavado, cómo le habían atravesado el costado con una lanza, cómo había expirado. Porque yo era un hombre realista, que no se dejaba llevar por ilusiones o fantasías. Por eso, cuando los demás discípulos me dijeron que habían visto al Señor, yo les respondí: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré”.
Reportero: Y entonces, ocho días después, Jesús se apareció de nuevo y le dijo: “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”. ¿Qué sintió usted en ese momento?
Tomás: Sentí una mezcla de vergüenza, de asombro, de alegría, de amor. Me di cuenta de que Jesús estaba vivo, de que era el mismo que había conocido y seguido, de que me conocía y me amaba, de que me perdonaba y me invitaba a creer. Entonces, caí de rodillas y exclamé: “¡Señor mío y Dios mío!”. Fue el momento más feliz de mi vida, el momento en que reconocí la divinidad de Jesús.
Reportero: Qué testimonio tan hermoso, señor Tomás. Usted es un ejemplo para todos los cristianos que dudan o que tienen dificultades para creer. Gracias por compartir su experiencia con nosotros. Que Dios lo bendiga y lo acompañe en su camino.
Tomás: Gracias a usted, reportero, por escucharme y por difundir la buena noticia de Jesús. Que Dios lo bendiga también a usted y a todos los que lean esta entrevista. Y recuerden: Jesús vive, Jesús ama, Jesús salva. Amén.
Reportero: Devolvemos la conexión.
Devuelve la conexión

Presentador: Se atribuye a Tomás la evangelización de Oriente. Tiene una gran importancia tanto en Siria como en la India. En la ciudad de Ortona (Abruzzo, Italia), hay una basílica dedicada al apóstol Tomás, dentro de la cual se conservan reliquias que se atribuyen al santo, que fueron trasladadas desde la isla de Chios.
Leyenda de Santo Tomás (Pa’i Sumé) en Paraguay
Un antiguo relato indígena narra que, mucho tiempo antes de la llegada de los conquistadores europeos, anduvo por América un hombre alto, de barba blanca y gran sabio, llamado Sumé o Tumé (Avaré Sumé marangatú) que vino a enseñar el arte de la agricultura, a sembrar el maíz y la mandioca y sobre todo enseñó las virtudes y uso de la yerba mate.
Terminada su misión se volvió al mar, dejando huellas de sus pisadas. Éstas se encuentran en diversos cerros (Tacumbú en Asunción, Santo Tomás, Cristo Rey en Caacupé y Yaguarón, entre otros) del Paraguay y son llamadas Santo Tomé pyporé. Así) en diversos cerros: …
Pa’í Sumé es un héroe cultural de los guaraníes, adaptado por los primeros misioneros cristianos, quienes lo identificaron con Santo Tomás, que se había adelantado para preparar la venida de ellos.
Los nativos usaban, para sus viajes a la costa y al Paraguay, un sistema de caminos conocido con el nombre de “Peavirú”, y también con el nombre de “Camino de Santo Tomás”, que marcaba los lugares por donde anduvo Tumé.
El cacique Marakaná, del Guairá, relató la leyenda de Pa’í Tumé a los Padres Cataldino y Mazzeta.

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