San Pedro

Presentador del Programa

Introducción

Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.

Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres y mujeres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.

A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.

Presentación del personaje

Hoy vamos a conocer a uno de los personajes más importantes de la historia del cristianismo: el apóstol Pedro.

Pedro fue uno de los doce discípulos de Jesús, y según la tradición, el primer líder de la Iglesia. Fue testigo de muchos de los milagros y enseñanzas de Jesús, y también de su pasión, muerte y resurrección.

Simón Pedro (Betsaida, finales del siglo i a. C.-Romac. 67 d. C.),​ conocido también como san PedroCefas o simplemente Pedro, fue, de acuerdo con múltiples pasajes neotestamentarios, uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Su nombre de nacimiento era Simón bar-Jona​ (en arameo: שמעון בר יונה‎, romanizado: Shim’on bar Yonah)5​ y era pescador de oficio en el mar de Galilea. 

Pero Pedro también tuvo momentos de debilidad y de duda. Según los evangelios, negó tres veces a Jesús la noche antes de su crucifixión, y se arrepintió amargamente de su cobardía.

¿Qué le llevó a hacer eso? ¿Cómo se reconcilió con Jesús después? ¿Qué haría si el Sanedrín, el tribunal judío que condenó a Jesús, le ofreciera treinta monedas para que lo traicionara?

Éstas y otras preguntas son las que le vamos a hacer a Pedro en esta entrevista exclusiva e inédita. No te la pierdas, porque vas a descubrir la vida y el pensamiento de uno de los hombres que cambió el mundo.

Conexión

San Pedro // Bing Image Creator

Reportero: Buenas tardes, señor Pedro. Es un privilegio poder conversar con usted, uno de los doce apóstoles de Jesús. ¿Podría contarnos cómo lo conoció y qué le llevó a seguirlo?

Pedro: Buenas tardes, reportero. Le agradezco su interés por mi historia. Yo era un pescador, junto con mi hermano Andrés y mis amigos Santiago y Juan. Un día, mientras estábamos en la orilla del mar de Galilea, se nos acercó Jesús y nos dijo: “Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres”.

Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.

Mateo 4, 18-20

Al oír eso, dejamos todo y lo seguimos. Él nos llamó a formar parte de su grupo de doce discípulos, y me cambió el nombre de Simón a Pedro, que significa “roca”, porque dijo que sobre mí edificaría su Iglesia.

Reportero: ¡Qué llamada tan sorprendente, señor Pedro! Usted ha sido testigo de muchos milagros y enseñanzas de Jesús. ¿Cuál fue el momento más importante para usted?

Pedro: Es difícil elegir uno solo, porque todos los momentos con Jesús fueron únicos y trascendentales. Pero quizás uno de los más importantes fue cuando le confesé que era el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Él me felicitó y me dijo que eso me lo había revelado el Padre, y que me daría las llaves del reino de los cielos. Fue una declaración de fe, que me comprometió a seguirlo y a servirlo.

Reportero: Sin duda, un momento muy especial, señor Pedro. Pero no todos lo aceptaron como el Mesías. Algunos lo rechazaron y lo entregaron al Sanedrín, el tribunal judío, para que lo condenaran a muerte. ¿Qué haría usted si el Sanedrín le ofreciera treinta monedas para que lo traicionara, como hizo Judas?

Pedro: Eso nunca lo haría, reportero. Yo amo a mi Señor, y estoy dispuesto a dar mi vida por él. Él es el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, el Rey de reyes. No hay nada ni nadie que pueda apartarme de su amor. Ni el dinero, ni el poder, ni el miedo, ni la muerte.

Yo soy su fiel discípulo, su amigo, su roca. Aunque una vez lo negué por cobardía, él me perdonó y me restauró. Me dijo: “Apacienta mis ovejas”. Y eso es lo que hago, con la ayuda de su gracia.

Reportero: ¿Qué sentiste cuando te preguntó si le amabas?

Pedro: Sentí una mezcla de vergüenza, amor y arrepentimiento. Recordé que le había negado tres veces antes de que fuera crucificado, y me di cuenta de que él quería restaurar nuestra relación. me dijo: «Simón, hijo de Juan, ¿Me amas más que estos?» También sentí su amor incondicional y su confianza en mí, al encomendarme el cuidado de sus ovejas.

Reportero: ¿Qué le respondiste a Jesús?

Pedro: Le respondí que sí, que le amaba. Pero no usé la misma palabra que él. Él me preguntó si le amaba con un amor ágape, que es el amor más alto y perfecto. Yo le respondí que le amaba con un amor filial, que es el amor de un amigo o de un hermano. Reconocí que mi amor era imperfecto y limitado, pero sincero. «Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo

Reportero: ¿Cómo reaccionó Jesús ante tu respuesta?

Pedro: Jesús aceptó mi respuesta y me dijo que apacentara sus corderos, que pastoreara sus ovejas y que siguiera sus pasos. Me dio una misión y una responsabilidad, pero también una advertencia. Me dijo que cuando fuera viejo, otro me ceñiría y me llevaría a donde no quisiera. Me estaba profetizando el martirio que sufriría por su causa.

Reportero: ¿Qué significó para ti ese encuentro con Jesús?

Pedro: Significó una nueva oportunidad, una nueva vida, una nueva vocación. Jesús me perdonó, me sanó, me fortaleció y me envió. Desde entonces, he tratado de serle fiel, de predicar su evangelio, de confirmar a mis hermanos en la fe y de dar testimonio de su amor hasta el final.

Reportero: Qué testimonio tan conmovedor, señor Pedro. Usted es un ejemplo para todos los cristianos. Gracias por compartir su experiencia con nosotros. Que Dios lo bendiga y lo acompañe en su camino.

Pedro: Gracias a usted, reportero, por escucharme y por difundir la buena noticia de Jesús. Que Dios lo bendiga también a usted y a todos los que lean esta entrevista. Y recuerden: Jesús vive, Jesús ama, Jesús salva. Amén.

Reportero: Devolvemos la conexión

Devuelve la conexión

Presentador del Programa

Presentador: Simón se estableció en Cafarnaúm, donde vivía con su suegra en su propia casa,​ al tiempo de comenzar el ministerio público de Cristo (alrededor del 26-28 d. C.). Por ende, Simón era casado y según Clemente de Alejandría tenía hijos.​

También gracias al autor Clemente de Alejandría nos llega la información de que la esposa de Pedro sufrió el martirio.

Éstas son las pocas referencias que se tienen de Simón Pedro antes de conocer a Jesús de Nazaret.

El Evangelio de Mateo no vuelve a nombrar a Pedro tras haber este negado conocer a Jesús.

El autor de Hechos de los apóstoles, sin embargo, presenta a Pedro como una figura crucial de las comunidades paleocristianas:

Muerte de Pedro según la tradición cristiana[editar]

La Crucifixión de Pedro, de Caravaggio, lo representa con la cabeza hacia abajo, de acuerdo con la tradición.

La tradición católica de los Padres de la Iglesia, independiente del Nuevo Testamento, afirma que Pedro acabó sus días en Roma, donde fue obispo, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón en el Circo de la colina vaticana o en sus proximidades, sepultado a poca distancia del lugar de su martirio y que a principios del siglo iv el emperador Constantino I el Grande mandó construir una gran basílica sobre su sepultura.

Origen