
Introducción
Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.
Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.
A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.
Presentación del personaje
Hoy tenemos el honor de contar con una invitada muy especial, una mujer que vivió en primera persona uno de los episodios más dramáticos y decisivos de la historia: la pasión y muerte de Jesucristo.
Ella es Claudia Prócula, la esposa del prefecto romano Poncio Pilato, el hombre que condenó a Jesús a la cruz. ¿Qué sabe ella de Jesús? ¿Qué papel jugó en su destino? ¿Qué impacto tuvo en su vida y en la de su esposo? ¿Qué nos puede revelar sobre el hombre que cambió el mundo?
No se pierdan esta entrevista exclusiva e inédita, donde Claudia Prócula nos abrirá su corazón y nos contará su testimonio único y conmovedor. Acompáñennos en este viaje al pasado, donde descubriremos la verdad oculta tras la crucifixión de Jesús. Esta noche, en historia y misterio, Claudia Prócula: la mujer que soñó con el hijo de Dios.
Hasta ahora Jesús no ha tenido ni un defensor, ni siquiera de oficio. Los suyos huyen con temor, en la masas no se alza ni una voz, o es acallada rápidamente. El juez ve la inocencia, pero es débil y su sentido de la justicia se tambalea. Y un mujer, la esposa de Pilato va a ser la primera que defienda al reo en aquel juicio.
Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?», pues sabía que le habían entregado por envidia.
Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.»
Mateo 27:17-19
Conexión
Reportero: Salve, Claudia Prócula, gracias por concederme esta entrevista. Sé que es un tema delicado, pero me gustaría saber cómo conoció a Jesús de Nazaret y qué opinión tiene de él.

Claudia: Salve, reportero. No es fácil hablar de estos asuntos, pero te diré lo que sé. Conocí a Jesús hace unos años, cuando mi esposo me llevó a Judea, donde era el gobernador. Allí oí hablar de un rabino judío que hacía milagros y predicaba el reino de Dios. Me intrigó su mensaje y quise verlo con mis propios ojos.
Reportero: ¿Y qué vio?
Claudia: Vi a un hombre sencillo, humilde, pero con una gran autoridad. Hablaba con sabiduría y amor, y la gente lo seguía con devoción. Curaba a los enfermos, expulsaba a los demonios, multiplicaba los panes y los peces, caminaba sobre las aguas… Era como si Dios estuviera con él.
Reportero: ¿Y qué sintió al verlo?
Claudia: Sentí una paz y una alegría que nunca había experimentado. Sentí que él era el mesías que los judíos esperaban, el hijo de Dios que había venido a salvar al mundo. Sentí que quería ser su discípula, pero no podía, porque era la esposa de Pilato, y él era el representante del imperio romano.
Reportero: ¿Cómo fue el día de la crucifixión?
Claudia: Fue el día más triste y terrible de mi vida. La noche anterior tuve un sueño que me atormentó. Soñé que Jesús era condenado a muerte por mi esposo, y que su sangre caía sobre nosotros. Me desperté angustiada y le mandé un mensaje a Pilato, rogándole que no tuviera nada que ver con ese justo, porque había sufrido mucho por él en sueños.
Reportero: ¿Y qué hizo Pilato?
Claudia: Pilato no me hizo caso. Se dejó llevar por la presión de los judíos, que lo acusaban de traicionar a César si soltaba a Jesús. Pilato trató de lavarse las manos, pero no pudo evitar la responsabilidad de su decisión. Mandó azotar a Jesús y luego lo entregó para que lo crucificaran.
Reportero: ¿Y usted qué hizo?
Claudia: Yo lloré y sufrí en silencio. No pude ver la crucifixión, pero la sentí en mi corazón. También sentí la compasión de Jesús, que me perdonó a mí y a mi esposo, y a todos los que lo crucificaron. Él dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
Reportero: ¿Qué pasó después?
Claudia: Después se produjo un gran terremoto, y el sol se oscureció. El velo del templo se rasgó, y los muertos salieron de sus tumbas. Fue como si el cielo y la tierra se estremecieran por la muerte de Jesús. Al tercer día, me enteré de que había resucitado, y que se había aparecido a sus discípulos. Entonces supe que él era el hijo de Dios, y que había vencido a la muerte.
Reportero: ¿Y qué hizo usted entonces?
Claudia: Entonces me convertí al cristianismo, y seguí a Jesús con todo mi corazón. Mi esposo, en cambio, se hundió en la culpa y la desesperación. Fue destituido de su cargo por el emperador, y nos exiliaron a la Galia, donde se suicidó. Yo seguí viviendo como cristiana, y fui venerada como santa por algunas iglesias orientales.
Reportero: Muchas gracias, Claudia Procula, por compartir su testimonio con nosotros. Ha sido una entrevista muy conmovedora e interesante.
Claudia: Gracias a ti, reportero, por escucharme. Que Dios te bendiga.
Reportero: Devolvemos la conexión
Devuelve la conexión

Presentador: A cualquier marido le ayuda la palabra de una persona de total confianza, como suele ser su esposa. Pero en el caso de la mujer de Pilato tenía más peso aún por la condición social de la que provenía su mujer, ya que Claudia era de familia imperial.
Este detalle es importante, pues sus relaciones familiares le confieren una autoridad mayor que si tuviese otro origen.
Durante la República se prohibía que las esposas acudiesen con los gobernadores a los lugares de destino; Tiberio cambió la ley y concedió permiso, por lo que Claudia acude con su esposo Pilato, así crece la importancia de su marido en Roma, y eso es muy valioso para un gobernador designado libremente por el emperador.
A Pilato le convenía escuchar las opiniones de su esposa con más atención de lo que era usual para otro gobernador.
Afirma con certeza que Jesús es justo. Luego alega un dolor no despreciable en un sueño.
En lo primero vemos actuar un juicio, en lo segundo algo que se sale de lo normal.
Claudia actúa con conciencia recta, y se da cuenta que su marido juega con la justicia haciendo estratagemas políticos, y ve que con ello está a punto de actuar contra la verdad en el complot contra Jesús.
Su conciencia le hace ver la bondad de Jesús y la injusticia que está a punto de cometer Pilato. Por eso hace lo que está a su alcance, y habla a su esposo.
¿Conocía a Jesús antes del proceso?
No lo sabemos, pero es muy posible que sí, pues todo Israel tenía conocimiento de su actividad.
Quizás acudieron a ella para pedirle ayuda alguna de las mujeres que eran discípulas del Señor al enterarse del prendimiento de Jesús, o incluso antes cuando las intrigas de los judíos se hicieron más peligrosas para el Maestro.
Sea como fuere, sus palabras revelan una actitud humana noble y una inquietud religiosa visible.
Una tradición que se remonta al menos hasta Orígenes asegura que se hizo cristiana.
Origen
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- Prócula – Wikipedia, la enciclopedia libre
- La mujer de Pilato defiende a Jesús – (encuentra.com)

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