
Introducción
Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.
Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres y mujeres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.
A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.
Presentación el personaje
Hoy tenemos el privilegio de hablar con el hombre que ordenó su ejecución, el gobernador romano de Judea, Poncio Pilatos (gobernó Judea del 26 al 36). En esta entrevista exclusiva, nos contará cómo conoció a Jesús, qué pasó durante el juicio y la crucifixión, y qué sintió al verlo en la cruz. También nos revelará si cree o no en su resurrección, y qué impacto ha tenido en su vida.
- Cuándo nació: Desconocido
- Dónde nació: Abruzos, Italia
- Cuándo murió: 37 d.C.
- Dónde murió: Galia, Francia

«De Caifás condujeron a Jesús al pretorio. Era muy temprano. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la Pascua. Entonces Pilato salió fuera, donde estaban ellos»
(Juan 18, 28-29)
Pilatos, al oír esto, sacó a Jesús, y luego se sentó en el tribunal, en el lugar que en hebreo se llamaba Gabatá, que quiere decir El Empedrado.
Jn 19,13
Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis».
Mt 27, 24
No se pierdan esta conversación única e impactante con Poncio Pilatos, a continuación.
Conexión
Reportero: Ave, señor Pilatos. Gracias por concedernos esta entrevista. Usted fue el gobernador romano de Judea durante diez años, entre el 26 y el 36 d.C. ¿Cómo conoció a Jesús de Nazaret?
Pilatos: Buenas tardes, reportero. Conocí a Jesús poco antes de su muerte, cuando fue traído ante mí por los líderes judíos, que lo acusaban de subvertir al pueblo, de prohibir pagar tributos al César y de proclamarse rey de los judíos. Yo no sabía nada de él, ni de sus enseñanzas, ni de sus milagros.
Reportero: ¿Qué impresión le causó Jesús cuando lo vio por primera vez?
Pilatos: Me pareció un hombre sencillo, humilde, pacífico. No tenía aspecto de ser un rebelde, ni un fanático, ni un impostor. Me intrigó su silencio, su serenidad, su mirada. Le pregunté si era el rey de los judíos, y él me respondió: «Tú lo dices«.
Le pregunté qué era la verdad, y él no me contestó.
Reportero: ¿Qué pasó durante el juicio de Jesús?
Pilatos: Fue un juicio injusto, reportero. Yo no encontré ningún delito en Jesús, ni ningún motivo para condenarlo. Intenté liberarlo, ofreciendo al pueblo la opción de elegir entre él y un malhechor llamado Barrabás. Pero el pueblo, instigado por los sacerdotes, pidió que soltara a Barrabás y que crucificara a Jesús. Yo me lavé las manos, diciendo que era inocente de su sangre. Y lo entregué a los soldados, que lo azotaron, lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas y se burlaron de él.

Reportero: ¿Qué sintió usted al ver a Jesús en la cruz?
Pilatos: Sentí compasión, reportero. Sentí que había cometido un error, que había cedido a la presión, que había sacrificado a un hombre justo por temor a perder mi autoridad. Sentí que había algo especial en Jesús, algo divino, algo que escapaba a mi comprensión. Por eso ordené que pusieran sobre la cruz una inscripción que decía: «Jesús Nazareno, Rey de los Judíos«. Y no la quité, aunque los judíos me lo pidieron.
Reportero: ¿Qué espera usted ahora, señor Pilatos?
Pilatos: No lo sé, reportero. No sé qué será de mí, ni de este mundo. He oído que Jesús ha resucitado, que ha aparecido a sus discípulos, que ha ascendido al cielo. No sé si es verdad, ni qué significa. Solo sé que Jesús ha dejado una huella en mi vida, una huella que no puedo borrar.
Reportero: Muchas gracias, señor Pilatos, por compartir con nosotros su testimonio. Le deseamos lo mejor.
Pilatos: Gracias a usted, reportero, por escucharme. Que los dioses le protejan.
Reportero: Devolvemos la conexión.
Devuelve la conexión

Presentador: Aunque las fuentes no se ponen de acuerdo en torno al personaje, algunas afirman que Pilato fue un gobernador cruel e inflexible, cuyas decisiones lo condenaron al exilio en la Galia, donde fue enviado por el emperador tras caer en desgracia. Allí acabaría suicidándose.
El Pretorio. El campamento de los generales romanos.
La fortaleza Antonia, ubicada en el extremo oriental de la segunda muralla de la ciudad, se cree que es el lugar donde se encontraba el pretorio.
El historiador Flavio Josefo describió a la fortaleza como «una torre con cuatro torres en cada esquina». Josefo ubicó a la fortaleza en la esquina noroccidental de las columnatas que rodeaban el Templo. Las ilustraciones modernas usualmente muestran a la fortaleza ubicada a lo largo del lado norte del cerco del Templo.

Durante excavaciones llevadas a cabo en 1933, se hizo el descubrimiento del enlosado o pavimento (piso del patio de la Fortaleza). En la Biblia hay una referencia a un sitio denominado «el empedrado» donde fue juzgado Jesucristo. Puede que se refiera a otro, puesto que «el empedrado» data de 150 años después del piso realmente existente en la edificación resguardo de Poncio.
Tanto historiadores como otros expertos coinciden en que el palacio de Herodes se ubica en el lado occidental de la ciudad vieja de Jerusalén, cerca del museo. Sin embargo, si Jesús fue en realidad enjuiciado por Poncio Pilato en ese lugar sigue siendo objeto de controversia;
Una teoría indica que el juicio se realizó en un campamento militar llamado Fortaleza Antonia, en el área noreste,
Mientras que los arqueólogos afirman que hay pocas dudas de que el juicio se produjo en algún lugar dentro de recinto del palacio de Herodes, y según lo descrito en el Evangelio de Juan, la escena encaja con los hallazgos anteriores cerca de la prisión.
La Torre Antonia, llamada así por el historiador hebreo Giuseppe Flavio, es la Primera Estación de la Vía Crucis y se encuentra cerca de la esquina noroeste de la explanada de las mezquitas.

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