Simón de Cirene

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Presentador del programa Imperium Romanum TV News
Presentador del programa

Introducción

Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.

Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres y mujeres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.

A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.

Presentación del personaje

Hoy tenemos el honor y el privilegio de contar con un invitado muy especial, que vivió en primera persona uno de los acontecimientos más trascendentales de todos los tiempos: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre.

Él es Simón de Cirene, el hombre que ayudó a Jesús a llevar la cruz hasta el lugar de la crucifixión. Él fue testigo de su sufrimiento, de su amor, de su entrega, de su victoria sobre la muerte. Él recibió de sus labios un mensaje de esperanza, de misión, de salvación. Él se convirtió en su discípulo, en su amigo, en su hermano. Él nos va a contar su historia, su experiencia, su fe.

Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

Lucas 23:26

Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.

Mc 15,21

No se pierdan esta entrevista única e irrepetible, que les hará vibrar, emocionar y reflexionar. A continuación, Simón de Cirene, el hombre que cargó la cruz con Cristo.

Conexión

Reportero: Me gustaría entrevistar a Simón de Cirene, el hombre que ayudó a Jesucristo a llevar la cruz hasta el Gólgota. ¿Podría contarme cómo fue esa experiencia?

Simón de Cirene: Buenas tardes, señor reportero. No sé si merezco tanta atención, pues yo solo hice lo que me mandaron los soldados romanos. Estaba llegando a Jerusalén desde mi ciudad natal, Cirene, en el norte de África, para celebrar la Pascua judía.

Al pasar por la puerta de la ciudad, vi una gran multitud que seguía a un hombre condenado a muerte, cargando una pesada cruz de madera. Era Jesús de Nazaret, el profeta que había hecho muchos milagros y predicado el reino de Dios. Yo había oído hablar de él, pero no lo conocía personalmente.

Película. «La Pasión»

Reportero: ¿Y qué pasó entonces?

Simón de Cirene: Pues que uno de los soldados me vio y me agarró por el brazo, diciéndome que tenía que ayudar a Jesús a llevar la cruz. Yo me resistí, pero no tuve opción. Así que me puse al lado de Jesús y tomé el extremo del madero.

Él iba muy débil y sangrando por la flagelación y la corona de espinas que le habían puesto. Su rostro reflejaba un gran sufrimiento, pero también una gran paz y dignidad. Me miró con unos ojos llenos de amor y agradecimiento, y me dijo unas palabras que no olvidaré jamás.

Reportero: ¿Qué le dijo?

Simón de Cirene: Me dijo: «Hijo, no temas, pues tu gesto no quedará sin recompensa. Tú me ayudas a llevar esta cruz, pero yo llevo la de todos los hombres. Yo voy a morir por ellos, para que tengan vida eterna. Tú serás testigo de mi resurrección, y llevarás mi mensaje a tu familia y a tu pueblo. Sígueme, y yo te haré pescador de hombres».

Reportero: ¿Y cómo se sintió usted al oír esas palabras?

Simón de Cirene: Me sentí conmovido y confundido a la vez. No entendía bien lo que me decía, pero sentí que había algo especial en él, algo divino. Sentí que estaba ante el Mesías, el ungido de Dios, el que había venido a salvar al mundo. Sentí que mi vida cambiaba en ese momento, y que ya no podía ser el mismo de antes. Sentí que quería seguirlo, y estar con él hasta el final.

Reportero: ¿Y qué hizo después?

Simón de Cirene: Pues seguí a Jesús hasta el lugar de la crucifixión, el monte llamado Calvario o Gólgota, que significa «lugar de la calavera». Allí, los soldados lo desnudaron y lo clavaron en la cruz, junto con otros dos ladrones. Yo me quedé cerca, junto con su madre María, su discípulo Juan, y algunas otras mujeres piadosas.

Vi cómo agonizaba durante horas, y cómo pronunciaba sus últimas palabras: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»; «Hoy estarás conmigo en el paraíso»; «Mujer, he ahí tu hijo; hijo, he ahí tu madre»; «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»; «Tengo sed»; «Todo está consumado»; «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y al decir esto, expiró.

Reportero: ¿Qué sintió al verlo morir?

Simón de Cirene: Sentí una gran tristeza, pero también una gran esperanza. Sentí que su muerte no era el final, sino el principio. Sentí que su sangre derramada era el precio de nuestra redención. Sentí que su cruz era el símbolo de nuestra victoria. Sentí que él era el Hijo de Dios, y que había cumplido su misión.

Reportero: ¿Y qué pasó después?

Simón de Cirene: Pues que al tercer día, se cumplió lo que él había dicho. Resucitó de entre los muertos, y se apareció a sus discípulos, y a mí también. Me confirmó su llamado, y me envió a predicar el evangelio a mi familia y a mi pueblo. Me dijo que él estaría conmigo siempre, hasta el fin del mundo. Y así ha sido.

Desde entonces, soy su fiel seguidor, y doy testimonio de su amor y de su poder. Él es mi Señor y mi Salvador, y no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

Reportero: Muchas gracias, Simón de Cirene, por compartir su historia con nosotros. Ha sido un honor y un privilegio escucharla. Que Dios le bendiga y le guarde.

Simón de Cirene: Gracias a usted, señor reportero, por interesarse por ella. Que Dios le bendiga y le ilumine. Y recuerde: no hay mayor amor que dar la vida por los amigos. Eso fue lo que hizo Jesús por nosotros. Y eso es lo que él nos pide que hagamos por él y por los demás. Que la paz de Cristo sea con usted. Amén.

Reportero: Devolvemos la conexión

Devuelve la conexión

Presentador del programa

Reportero: La inclusión de Simón de Cirene en la narrativa de la crucifixión no es accidental. Desde una perspectiva teológica, su participación subraya la idea de que la redención no es una tarea exclusiva de Cristo, sino que implica la colaboración activa de la humanidad.

Simón, en cierto sentido, representa a toda la humanidad llevando la carga del pecado, una carga que solo puede ser redimida a través de la obra de Cristo en la cruz. Este evento también resalta la imprevisibilidad divina, donde lo que podría haber parecido un encuentro casual se revela como un momento providencial en la historia de la salvación.

La elección de Simón no solo le dio la oportunidad de ayudar físicamente a Jesús, sino que también lo colocó en una posición única para comprender la verdadera magnitud del sacrificio divino. Simón de Cirene, al cargar la cruz de Cristo, simboliza la participación de la humanidad en el sufrimiento redentor de Jesús.

San Simón de Cirene

San Simón de Cirene o El Cirineo fue, según los evangelios de Marcos, ​ Mateo​ y Lucas, ​ la persona que ayuda a cargar con la cruz de Jesús hasta el Gólgota, donde luego sería crucificado. Se dice que «venía del campo», y en el evangelio de Marcos se hace referencia a él como «padre de Alejandro y de Rufo». No hay ningún dato más acerca de él en el Nuevo Testamento.

Su ciudad de origen, Cirene, estaba situada en el norte de África. Según la tradición, sus hijos Rufo y Alejandro se hicieron misioneros. El hecho de que se mencione sus nombres sugiere que pudo tratarse de personajes relevantes en el cristianismo primitivo.

Simón de Cirene no está canonizado oficialmente en el santoral y martirologio Romano Católico, pero en la piedad popular se le considera santo por los méritos de ayudar al Mesías a cargar la Cruz. En la Iglesia de Oriente u Ortodoxa sí es considerado Santo y se celebra su memoria el 1 de diciembre.

Rufus

«Saluden a Rufo, el escogido en el Señor y a su madre, que también es la mía.·

 Epístola a los romanos 16:13

Rufo (en latín Rufus, que significa pelirrojo) fue un cristiano del siglo I mencionado en Marcos 15:21​ junto a su hermano Alejandro, y a su padre, Simón, procedente de Cirene, descrito como que se vio obligado a ayudar a llevar la cruz en la que Jesucristo fue crucificado.

Origen