Longinos, el centurión

Entrada del programa
Presentador del programa Imperium Romanum TV News
Presentador del programa

Introducción

Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.

Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.

A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.

Presentación del personaje

Hoy tenemos el honor de contar con un invitado muy especial, un hombre que tuvo un papel clave en la muerte y resurrección de Jesucristo.

Él es Longinos, el soldado romano que según algunas tradiciones cristianas atravesó el costado de Jesús con su lanza, conocida como la Santa Lanza o la Lanza del Destino. ¿Qué sabe él de Jesús? ¿Qué lo llevó a clavarle la lanza? ¿Qué efecto tuvo en su vida y en su fe? ¿Qué nos puede revelar sobre el misterio de la sangre y el agua que salieron de la herida de Jesús?

No se pierdan esta entrevista exclusiva e inédita, donde Longinos nos abrirá su corazón y nos contará su testimonio único y conmovedor. Acompáñennos en este viaje al pasado, donde descubriremos la verdad oculta tras la Santa Lanza o la Lanza del Destino. Esta noche, en historia y misterio, Longinos: el hombre que tocó a Dios.

Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.»

Mc 15, 39

Conexión

Reportero: Salve, Longinos, gracias por concedernos esta entrevista.

Longinos // Copilot Designer

Longinos: El placer es mío, reportero. Estoy dispuesto a compartir mi experiencia con el mundo.

Reportero: Sé que es un tema delicado, pero me gustaría saber cómo conoció a Jesús de Nazaret y qué opinión tiene de él.

Longinos: Salve, reportero. No es fácil hablar de estos asuntos, pero te diré lo que sé. Conocí a Jesús hace unos años, cuando era un centurión al servicio de Poncio Pilatos, el gobernador de Judea. Había oído hablar de él como un profeta judío que hacía milagros y que tenía muchos seguidores.

Reportero: Longinos, cuéntanos. ¿Qué te llevó a estar presente en ese momento tan trascendental?

Longinos: Mi deber como centurión era mantener el orden y la paz en Jerusalén durante la Pascua judía. La situación era tensa, y la multitud se había congregado para presenciar las ejecuciones en el Gólgota. Cuando llegamos al lugar, vi a tres hombres crucificados. Uno de ellos era Jesús de Nazaret.

Reportero: ¿Y qué sintió al verlo?

Longinos: Sentí una mezcla de admiración, temor y remordimiento. Admiración por su fortaleza y su bondad, temor por su divinidad y su poder, y remordimiento por haber participado en su muerte. Me di cuenta de que él era el mesías que los judíos esperaban, el hijo de Dios que había venido a salvar al mundo. Sentí que quería conocerlo mejor y seguir su camino, pero no sabía cómo.

Reportero: ¿Y qué vio?

Longinos: Vi a un hombre que no se parecía a ningún otro. A pesar de haber sido azotado, coronado de espinas y clavado en una cruz, no mostraba odio ni rencor, sino amor y perdón. Pedía a Dios que perdonara a sus verdugos, y prometía el paraíso a uno de los ladrones que se arrepintió. Hablaba con su madre, que estaba al pie de la cruz, y con uno de sus discípulos, a quien le confió su cuidado. Y antes de morir, exclamó: “Todo está cumplido”.

Reportero: ¿Y qué ocurrió después?

Longinos: Cuando Jesús expiró, la tierra tembló y el velo del templo se rasgó. En ese momento, supe que no estábamos tratando con un simple criminal. Era más que eso. Era el Hijo de Dios. Mi corazón se llenó de temor y asombro.

Reportero: ¿Cómo fue el momento de la lanza?

Longinos: Fue el momento que cambió mi vida. Después de que Jesús expirara, los soldados romanos decidieron romper las piernas de los crucificados, para acelerar su muerte y poder bajarlos de las cruces antes del sábado judío. Pero cuando llegaron a Jesús, vieron que ya estaba muerto, y no le quebraron las piernas, cumpliendo así una profecía del Antiguo Testamento.

Sin embargo, yo quise asegurarme de que estaba realmente muerto, y le clavé mi lanza en el costado derecho. Entonces, de la herida salió sangre y agua, y me salpicó la cara y los ojos.

Yo sufría de una enfermedad ocular que me impedía ver bien, pero en ese momento sentí que mi vista se aclaraba y que podía ver con nitidez. Fue como si Jesús me hubiera curado con su sangre. Entonces, caí de rodillas y exclamé: “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”.

Reportero: ¿Qué fue lo que te impactó de Jesús? ¿Por qué exclamaste: “En verdad este era el Hijo de Dios”?

Longinos: Fue algo inexplicable. Mientras supervisaba la crucifixión, vi cómo Jesús soportaba el sufrimiento con una dignidad y una compasión que nunca antes había presenciado. Sus ojos irradiaban amor y perdón. Cuando la oscuridad cubrió la tierra y él exclamó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, algo cambió en mí.

Reportero: ¿Cómo ha afectado esa experiencia tu vida desde entonces?

Longinos: Solo puedo decirles que, en aquel día, vi al Hijo de Dios en la cruz. Su sacrificio cambió mi vida para siempre. Que todos encuentren la verdad y la esperanza en su mensaje de amor y redención.

Longinos: Después de la crucifixión, me retiré del ejército romano. Viajé a lugares lejanos, buscando respuestas. Finalmente, me convertí al cristianismo y pasé el resto de mis días predicando el mensaje de Jesús. A veces, sigo viendo su rostro en mis sueños.

Reportero: Longinos, gracias por compartir tu historia con nosotros. Es un testimonio poderoso. ¿Algún mensaje final para nuestros televidentes?

Reportero: Gracias, Longinos. Y a nuestros televidentes, les recordamos que la historia de Jesucristo sigue resonando en los corazones de millones de personas en todo el mundo. Hasta la próxima, desde [Lugar de la Entrevista], soy [Tu Nombre], su reportero intrépido.

Reportero: ¿Y qué hizo después?

Longinos: Después me convertí al cristianismo, y seguí a Jesús con todo mi corazón. Mi lanza se convirtió en una reliquia sagrada, que se le llamó la Santa Lanza o la Lanza del Destino. Según la leyenda, quien poseyera la lanza tendría el poder de conquistar el mundo, pero yo no la usé para fines bélicos, sino para difundir el evangelio. Prediqué por varias regiones, y fui perseguido por los romanos y los judíos. Finalmente, fui martirizado en Capadocia, donde me decapitaron por mi fe.

Reportero: Muchas gracias, Longinos, por compartir su testimonio con nosotros. Ha sido una entrevista muy conmovedora e interesante.

Longinos: Gracias a ti, reportero, por escucharme. Que Dios te bendiga.

Reportero: Devolvemos la conexión.

Devuelve la conexión

Presentador del programa

Presentador: La Iglesia católica, la ortodoxa y la armenia veneran a Longino como mártir.

En el Martirologio Romano se lee: Día 16 de octubre; En Jerusalén, conmemoración de San Longino, quien es venerado como el soldado que abrió el costado del Señor crucificado con una lanza.

No se mencionan ni el lugar del martirio ni la fecha. Los armenios lo conmemoran el 22 de octubre.​

En la basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano se halla una estatua de Longino esculpida por Bernini. En la misma basílica se conserva el fragmento de una punta de hierro que, según se asegura, pertenece a la Santa Lanza.

San Longinos también es el patrono de la ciudad de Vadalcadar, en cuya catedral se encuentran varios vitrales que hacen alusión a la vida del santo.

Estatua de Longino en la Basílica de San Pedro con la Santa Lanza.

Origen