
Introducción
Presentador: Ave, amigos de Imperium Romanum TV News.
Bienvenidos a nuestro programa «¿Me amas más que éstos?«, donde cada día les traemos una entrevista exclusiva con uno de los hombres que acompañaron a Jesucristo durante su vida terrenal y que fueron testigos de su resurrección.
A través de sus relatos, podremos conocer más de cerca al Maestro, su mensaje, sus milagros, su pasión, su gloria. También podremos aprender de su ejemplo, su fe, su amor, su servicio, su misión.
Presentación del personaje
Hoy tenemos el privilegio de hablar con uno de los testigos más cercanos de los últimos días de Jesús, un hombre que tuvo el valor de darle una digna sepultura. Él es José de Arimatea, un miembro del Sanedrín, el consejo supremo de los judíos. En esta entrevista exclusiva, nos contará cómo conoció a Jesús, qué pasó durante la crucifixión y qué espera de su resurrección.
¿Cómo se sabe que José de Arimatea existió realmente?
La existencia histórica de José de Arimatea es un tema debatido entre los estudiosos, ya que no hay fuentes independientes que lo confirmen aparte de los evangelios. Sin embargo, algunos argumentos a favor de su historicidad son:
- Su nombre indica que era oriundo de Arimatea, una población en Judá que se identifica con la actual Rentis, lo que le da una procedencia geográfica concreta.
- Su pertenencia al Sanedrín, el consejo supremo de los judíos, le da una posición social y política relevante, que podría explicar su acceso a Pilato para pedir el cuerpo de Jesús.
- Su papel en la sepultura de Jesús es narrado por los cuatro evangelios, lo que sugiere que se trata de una tradición antigua y fiable, que además coincide con las costumbres judías de enterrar a los ajusticiados antes del anochecer.
- Su actitud de simpatía hacia Jesús, aunque fuera secreta, muestra una diversidad de opiniones dentro del judaísmo del siglo I, y no implica necesariamente una adhesión plena al movimiento cristiano.
Estos son algunos de los motivos que podrían apoyar la existencia histórica de José de Arimatea, aunque no son concluyentes ni indiscutibles.
No se pierdan esta conversación única e impactante con José de Arimatea, a continuación.
Conexión
Reportero: Buenos días, señor José. Gracias por concedernos esta entrevista. Sabemos que usted es un miembro del Sanedrín, el consejo supremo de los judíos. ¿Cómo conoció a Jesús de Nazaret?
José: Buenos días, reportero. Conocí a Jesús hace unos años, cuando predicaba en Galilea. Me impresionó su sabiduría y su autoridad. Vi cómo hacía milagros y cómo enseñaba con parábolas. Sentí que él era el Mesías prometido, el hijo de Dios.
Reportero: ¿Y qué le hizo seguirle hasta Jerusalén?
José: Quería estar cerca de él, aprender de él, apoyarle. Sabía que se enfrentaba a muchos enemigos, tanto entre los romanos como entre los líderes religiosos de mi pueblo. Temía por su vida, pero también confiaba en su poder.
Reportero: ¿Qué pasó el día de la crucifixión?
José: Fue un día terrible, reportero. Vi cómo lo arrestaban, cómo lo juzgaban falsamente, cómo lo azotaban, cómo lo coronaban de espinas, cómo lo cargaban con la cruz, cómo lo clavaban en el madero. Vi cómo sufría, cómo sangraba, cómo moría. Fue el día más triste de mi vida.
Reportero: ¿Y cómo consiguió usted el cuerpo de Jesús para darle sepultura?
José: Tuve que pedírselo a Pilato, el gobernador romano. Él me lo concedió, quizás porque no tenía nada contra Jesús, o quizás porque quería acabar con el asunto. Tomé el cuerpo de Jesús, lo envolví en una sábana limpia y lo puse en un sepulcro nuevo que había comprado para mí. Lo sellé con una gran piedra y me fui con tristeza.
Reportero: ¿Qué espera usted ahora, señor José?
José: Espero la resurrección de Jesús, reportero. Él dijo que al tercer día volvería a la vida. Yo creo en su palabra. Él es el Señor de la vida y de la muerte. Él es mi Salvador y mi Rey.
Reportero: Muchas gracias, señor José, por compartir con nosotros su testimonio. Le deseamos lo mejor.
José: Gracias a usted, reportero, por escucharme. Que Dios le bendiga.
Reportero: Devolvemos la conexión
Devuelve la conexión

Presentador:
Evangelio de Marcos
En el Evangelio de Marcos (el más antiguo de los evangelios canónicos), escrito en torno a los años 66 y 72. José de Arimatea es un miembro del Sanedrín, que había condenado a Jesús, que desea asegurarse de que el cadáver sea enterrado de acuerdo con la ley judía, según la cual los cadáveres no podían dejarse expuestos durante la noche. Pone el cuerpo en un sudario nuevo y lo deposita en una tumba excavada en la roca.
El historiador judío Josefo, escribiendo más tarde en el siglo, describió cómo los judíos consideraban esta ley tan importante que incluso los cuerpos de los criminales crucificados eran bajados y enterrados antes de la puesta del sol. En este relato, José sólo hace lo mínimo para observar la Ley, envolviendo el cuerpo en un paño, sin mención de lavarlo (Taharah) o ungirlo. Esto puede explicar por qué Marcos menciona un acontecimiento anterior a la crucifixión en el que una mujer derrama perfume sobre Jesús. Jesús es así preparado para el entierro incluso antes de su muerte real..
Texto bíblico
Y ya al atardecer, puesto que era la Parasceve —es decir, el día anterior al sábado—, vino José de Arimatea, miembro ilustre del Consejo, que también él esperaba el Reino de Dios, y con audacia llegó hasta Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto y, llamando al centurión, le preguntó si efectivamente había muerto. Informado por el centurión, le dio el cuerpo muerto a José. Entonces éste, después de comprar una sábana, lo descolgó y lo envolvió en ella, lo depositó en un sepulcro que estaba excavado en una roca e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo colocaban.
Comentarios de la Iglesia católica
La legislación judía requería que los cuerpos de los ejecutados, especialmente los colgados, fueran enterrados antes de que terminara el día, ya que se consideraba que eran una maldición de Dios y sus cadáveres contaminaban la tierra. En el caso de Jesús, se sumó la urgencia de enterrarlo antes del sábado, posiblemente coincidiendo con la Pascua según el calendario saduceo. Esto explica la prisa de las autoridades judías al solicitar a Pilato. Parasceve es una palabra griega que significa «preparación». Se usaba para describir el día en el que se preparaban las necesidades para el sábado, un día consagrado a Dios en el que no se permitía trabajar. También se refería al día anterior a grandes festividades sabáticas, como la Pascua.
En el plan de salvación de Dios, se dispuso que su Hijo no solo «muriera por nuestros pecados», sino que también experimentara la muerte, es decir, conociera el estado de separación entre su alma y su cuerpo durante un tiempo específico: Entre el momento en que Él expiró en la Cruz y el momento en que resucitó. Este estado de Cristo muerto es el misterio del sepulcro y del descenso a los infiernos». San Mateo, con unas indicaciones —el sepulcro nuevo y la gran piedra, el sello y la guardia— señala la verdadera muerte de Cristo y lo infundado de una calumnia que se divulgó en aquel tiempo

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