Introducción
serie: Judea justo antes

Presentador (Lucius Valerius): ¡Salve, ciudadanos de Roma y provincias! Aquí vuestro corresponsal de «Imperium Romanum TV News», con noticias desde Jerusalén en este año 747 ab urbe condita (7 a.C.), con un reporte sobre el fascinante procedimiento detrás de los letreros de las crucifixiones romanas.
En cada crucifixión, es costumbre que se coloque un titulus, una tablilla que especifica el motivo de la condena. Este letrero, escrito en tres idiomas —hebreo, latín y griego—, asegura que todos los presentes, independientemente de su lengua, comprendan el crimen por el cual el reo ha sido condenado.
El encargado de redactar el titulus, la tablilla que especifica la condena de los reos, es un funcionario romano, asignado por el gobernador o por los oficiales responsables del castigo. Este individuo debe seguir cuidadosamente las instrucciones del tribunal para plasmar el crimen por el cual el condenado ha recibido su sentencia. En ocasiones, los jueces mismos supervisan la redacción de estos letreros, asegurándose de que sean precisos y enviados con un mensaje claro a los espectadores.
Estos letreros se redactan en tres idiomas fundamentales para garantizar que el mensaje sea entendido por todos:
- Hebreo: Representa la lengua local de Judea, utilizada principalmente por los habitantes judíos y conectada a sus tradiciones religiosas.
- Latín: Es la lengua oficial del Imperio Romano, reflejo de su autoridad y dominio político en la región.
- Griego: El idioma internacional de la época, ampliamente hablado en las provincias del este y entre comerciantes y peregrinos de diversas procedencias.
La inclusión de tres idiomas no es solo una cuestión práctica, sino también un símbolo del alcance y la influencia de Roma. Al garantizar que todos los presentes comprendan el crimen y la sentencia, se reafirma la autoridad romana y se disuade cualquier acto que desafíe su poder.
Conexión con Jerusalén
Reportero (Gaius Valerius Maximus): ¡Salve, ciudadanos de Roma y provincias! Aquí vuestro reportero desde el Pretorio de Jerusalén, en este año 747 ab urbe condita (7 a.C.), donde nos encontramos con Marcus Flavius, un soldado romano encargado de redactar los titulus, los letreros que llevan las condenas de los reos en sus cruces. Marcus nos hablará sobre la relevancia de su tarea en las crucifixiones.

Reportero: Saludos, Marcus. Tú tienes la responsabilidad de escribir los letreros que explican las condenas de los reos. ¿Cómo describes la importancia de tu tarea?

Marcus Flavius: Salve, ciudadano. Mi labor es fundamental para garantizar que el mensaje de Roma se transmita con claridad. Los titulus no solo informan a la multitud sobre el crimen del condenado, sino que también refuerzan la autoridad y el poder del Imperio. Es nuestra manera de mostrar que ningún acto contra Roma quedará impune.
Reportero: ¿Qué te parece la decisión de escribir estos letreros en hebreo, latín y griego?
Marcus Flavius: Es una medida muy sabia. Cada idioma tiene su propósito. El hebreo asegura que los habitantes locales comprendan el mensaje, el latín refleja la autoridad romana y nuestra presencia en estas tierras, y el griego, siendo el idioma común de muchas provincias, amplía el alcance del mensaje para peregrinos y comerciantes que vienen de lejos. Esto demuestra el alcance y la influencia de Roma.
Reportero: ¿Cómo te aseguras de que los letreros sean precisos y claros?
Marcus Flavius: Sigo las instrucciones directas del tribunal o del gobernador. Cada palabra debe ser precisa, para evitar interpretaciones erróneas. En ocasiones, supervisores revisan mi trabajo, pero la mayoría confían en mi experiencia con los idiomas y mi conocimiento de las sentencias.
Reportero: ¿Te sientes orgulloso de tu labor?
Marcus Flavius: Por supuesto. Aunque no es una tarea gloriosa como el combate, es esencial para mantener el orden en nuestras provincias. Cada titulus que escribo es un recordatorio de la fuerza de Roma y su capacidad para imponer justicia.
Desde el Pretorio de Jerusalén, seguiremos recogiendo las voces de quienes desempeñan tareas clave para el Imperio. ¡Ave Roma y que la claridad prevalezca en nuestras acciones! Valete, ciudadanos.
Devuelve la conexión.

Presentador: Salve, reportero. Felicidades por la entrevista.

La disputa entre los sacerdotes judíos y Poncio Pilato sobre el título colocado en la cruz de Jesús, conocido como el titulus, es un episodio significativo narrado en el Evangelio de Juan (19:19-22). Este conflicto refleja las tensiones políticas y religiosas de la época, así como las diferentes perspectivas sobre la identidad de Jesús.
El contenido del título
Pilato ordenó que el letrero dijera: «Jesús Nazareno, Rey de los Judíos». Este texto, escrito en hebreo, latín y griego, tenía un propósito claro: comunicar a todos los presentes, independientemente de su idioma, el motivo de la crucifixión. El hebreo era la lengua local, el latín representaba la autoridad romana y el griego era el idioma común en las provincias orientales del Imperio.
La objeción de los sacerdotes
Los principales sacerdotes judíos se opusieron al texto del letrero y pidieron a Pilato que lo modificara.
No escribas “El rey de los judíos”, sino: «Este ha dicho: «Soy el rey de los judíos» (Jn 19:21).
«Hic dixit: Rex Iudaeorum sum«. Esta solicitud buscaba distanciar la afirmación de Jesús de cualquier reconocimiento oficial de su título como rey, ya que consideraban que esta declaración era una blasfemia y una amenaza política.
La respuesta de Pilato
Pilato rechazó la petición de los sacerdotes con firmeza, diciendo: «Lo escrito, escrito está» (Jn 19:21).
«Quod scriptum est, scriptum est.» Esta respuesta puede interpretarse como un acto de desafío hacia los líderes religiosos, quienes habían presionado para que Jesús fuera condenado. Aunque Pilato había cedido a sus demandas de crucifixión, en este caso decidió mantener el texto original, posiblemente como una forma de reafirmar su autoridad.
Significado histórico y teológico
Desde una perspectiva histórica, este episodio muestra las tensiones entre las autoridades romanas y judías en Judea. Pilato, como prefecto romano, estaba en una posición difícil, tratando de mantener el orden en una provincia con profundas divisiones religiosas y políticas.
Teológicamente, el título en la cruz tiene un significado profundo para los cristianos, ya que afirma la identidad de Jesús como el Mesías y Rey. Aunque los sacerdotes intentaron desacreditar esta afirmación, el texto del titulus se convirtió en un símbolo de la proclamación universal de Jesús como el Salvador.
Este episodio es un ejemplo de cómo los eventos históricos y las decisiones políticas pueden tener un impacto duradero en la narrativa religiosa y en la interpretación espiritual. ¿Te gustaría explorar más sobre el contexto político de Judea en tiempos de Pilato o el simbolismo del titulus en la tradición cristiana? Estoy aquí para profundizar contigo.
Despedida
Desde Jerusalén, continuaremos explorando los detalles detrás de las prácticas romanas y su impacto en nuestras provincias. ¡Ave Roma y que la claridad prevalezca en todas nuestras acciones! Valete, ciudadanos.
Hasta una próxima conexión.
Valete, amigos de Imperium Romanum TV News.
Origen
- Conversación con Copilot
- Evangelio de Juan. Conferencia Episcopal Española

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