Pájaros de barro (y 2)

«Pájaros de barro»: La Rebeldía de la Memoria

Este segmento de «Pájaros de barro» no es solo un lamento; es un manifiesto de resistencia. El narrador, harto de la pasividad que impone la tristeza, decide tomar las riendas de su propia historia. La poesía de Manolo García nos muestra que, incluso sin los medios o la inspiración, el acto de crear el futuro—por frágil que sea—es un acto de profunda rebeldía.

Manolo Garcia – Pajaros de Barro
Por si el tiempo me arrastra
A playas desiertas
Hoy cierro ya el libro
De las horas muertas
Hago pájaros de barro
Hago pájaros de barro y los echo a volar
Por si el tiempo me arrastra
A playas desiertas
Hoy rechazo la bajeza
Del abandono y la pena
Ni una página en blanco más
Siento el asombro de un transeúnte solitario
En los mapas me pierdo
Por sus hojas navego
Ahora sopla el viento
Cuando el mar quedó lejos, hace tiempo
Ya no subo la cuesta
Que me lleva a tu casa
Ya no duerme mi perro junto a tu candela
En los vértices del tiempo anidan los sentimientos
Hoy son pájaros de barro que quieren volar
En los valles me pierdo
En las carreteras duermo
Ahora sopla el viento
Cuando el mar quedó lejos, hace tiempo
Cuando no tengo barca, remos ni guitarra
Cuando ya no canta el ruiseñor de la mañana
Ahora sopla el viento
Cuando el mar quedó lejos, hace tiempo
En los valles me pierdo
En las carreteras duermo

El Acto Fundacional: Cerrar el Libro

La canción arranca con una resolución poderosa: «Hoy cierro ya el libro / De las horas muertas». Este es el quiebre. El «libro» es la metáfora de la vida pasada, de los errores y las penas que se han acumulado. Cerrarlo no es olvidar, sino negarse a seguir añadiendo «páginas en blanco» a la historia del fracaso. Al mismo tiempo, el narrador «rechaza la bajeza del abandono y la pena». Es un acto de dignidad. La pena es vista como una degradación, y el personaje elige levantarse y hacer algo, aunque ese algo sea tan sencillo como un puño de arcilla.

El «pájaros de barro… y los echo a volar» se convierte en un ritual de sanación. No importa que el pájaro de barro no vuele lejos; lo que importa es el gesto de lanzarlo al aire. Es un acto de fe.

La Geografía del Desarraigo y la Búsqueda

Los paisajes de la canción reflejan la nueva vida del narrador: ya no hay un ancla. Los versos se mueven entre el pasado y el presente con una melancolía palpable:

  • El Pasado Estancado: La repetición de «Cuando el mar quedó lejos, hace tiempo» funciona como un eco de la pérdida. El mar es el símbolo de la emoción intensa, de la vida vibrante que se ha quedado atrás. La vida ahora es un paisaje interior y geográfico de llanura, de tierra firme, menos emocionante pero más seguro.
  • La Incertidumbre del Presente: El narrador se pierde «En los mapas», «En los valles» y duerme «En las carreteras». Este es el retrato de un camino sin rumbo fijo. Es una búsqueda honesta, pero desorganizada. El narrador, sin saber dónde ir, solo sabe que debe moverse, que no puede quedarse quieto.

La Pérdida de la Musa y la Persistencia de la Memoria

Los versos finales son los más conmovedores, pues revelan la magnitud de lo que se ha perdido. El narrador no solo ha perdido un amor, ha perdido su refugio y su inspiración:

Cuando no tengo barca, remos ni guitarra

Cuando ya no canta el ruiseñor de la mañana

Se ha quedado sin los medios para la travesía («barca, remos») y sin el medio para la creación («guitarra», «ruiseñor»). La belleza y la inspiración han desaparecido. Sin embargo, la memoria de ese amor es tan fuerte que persiste en los «vértices del tiempo», manteniendo vivos los sentimientos.

«Pájaros de barro» es, en este segmento, un himno a la perseverancia. Es la historia de alguien que, habiendo perdido todo, incluso su capacidad de cantar, elige un último y frágil acto de voluntad: crear un sueño de arcilla y lanzarlo contra el viento, por si acaso el tiempo lo arrastra a algo mejor.

Origen