La música no se toca (y 2)

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«La música no se toca»: La Única Ley de la eternidad

Esta canción es un poema-manifiesto que realiza un juicio implacable contra la tiranía del tiempo y lo efímero. Sanz no solo defiende su alma; defiende el alma de la humanidad: el arte. El mensaje es claro: todo lo que es físico, político o comercial es transitorio, excepto aquello que reside en el corazón y el viento.

Alejandro Sanz – La Música No Se Toca (Official Video)

I. El Gran Juicio del Tiempo: El Descarte de lo Efímero

La estructura lírica se basa en la anáfora «Pasarán…». Esta palabra es un martillo rítmico que golpea la vanidad del mundo. El poeta nos obliga a confrontar la irrelevancia de casi todo:

  • Pasarán los imperios, las guerras y los besos (lo trascendental y lo íntimo).
  • Pasarán las marcas, los inventos, el ir con los tiempos.
  • Pasarán «las bandas más anchas y los que cobréis» (una crítica directa y genial a la tecnología y el comercio digital).

Al incluir los «iPeis» (IPs) y las «bandas más anchas», la canción se vuelve un manifiesto moderno: está condenando lo que hoy parece inmutable (la conectividad, la velocidad, las marcas) a la misma decadencia que los imperios antiguos. Es una rebeldía intelectual que me parece fascinante.

Pasaréis.
Pasarán los tiempos.
Se irán los momentos.
Ya lo veréis.
Pasarán los imperios, las guerras, los besos
Y donde miréis
Quedarán los versos y los porqués
Recuérdalo, esta canción
La música no se toca.

Veréis
Pasarán los empeños
Y los misterios.
De seis en seis
Y los siglos, los muertos y los inquietos que alzan la voz
Pasaremos todos y quedará
Recuérdalo, una canción.
La música no se toca.

Y que lo que va en el viento es lo más seguro, no lo dudéis
Que se aferra al tiempo y se queda eterno en el corazón
Pasaremos todos y quedará
Recuérdalo, una canción.
La música no se toca.

Y no hay ley
Poderosa emoción, que ni el tiempo la vence, no hay ley
Lo que améis en el tiempo siempre quedará
Quedará cuando no estemos, quedará cuando no estéis.

Quedará la música
Es siempre la música, verás
Larga vida a la música su majestad
Que Dios guarde a la música en su inmensidad
Y quedará la música cuando no haya a quien amar
Quedará la música como un despertar
Nos quedará la música, es nuestra verdad
Quedará la música, es el titular

Pasarán los inventos y el ir con los tiempos, no lo veréis
Y el si no me conecto las bandas más anchas y los que cobréis
Pasarán las marcas y los ipeis
Recuerda que esta canción
Es música y siempre flota

Y que lo que va en el viento es lo más seguro, no lo dudéis
Que se aferra al tiempo y se queda eterno en el corazón
Pasaremos todos y quedarán
Recuerdos y esta canción
La música no se toca

Y no hay ley
Poderosa emoción que ni el tiempo la vence, no hay ley
Lo que améis, en el tiempo siempre quedará
Cuando no estemos, quedará cuando no estéis

Quedará la música.

Es siempre la música, verás
Larga vida a la música su majestad
Que Dios guarde a la música en su inmensidad.

Quedará la música cuando no haya a quien amar
Quedará la música como un despertar
Y que viaja la música en la eternidad
Que quedará la música, es el titular.

Quedará la música.
Se trata de la música, despierta ya,
Larga vida a la música su majestad.
Que Dios guarde a la música en su inmensidad
Quedará la música cuando no haya a quien amar
Quedará la música como un despertar
Nos quedará la música, es nuestra verdad.
La música no se toca se va a titular.

Compuesta por: Alejandro Sanz.

II. La Físico-Poesía: El Viento y el Corazón

El corazón de la tesis lírica de Sanz se encuentra en una paradoja que desarma:

«Y que lo que va en el viento es lo más seguro, no lo dudéis,

Que se aferra al tiempo y se queda eterno en el corazón.»

Lo que es intangible, lo que viaja en el «viento» (como la música o una idea), es lo único que puede anclarse de forma segura. La música es ligera, invisible, pero se aferra al único lugar inmortal: la memoria y el corazón humano. Es una victoria de lo inmaterial sobre lo material, de la emoción sobre el ladrillo.


III. La Música como Deidad y Refugio Final

En el tramo final, la «música» deja de ser una metáfora para convertirse en una fuerza casi divina, una deidad a la que se le rinde pleitesía: «Larga vida a la música su majestad» y «Que Dios guarde a la música en su inmensidad.»

La música se presenta como el último refugio y la verdad definitiva:

  • Refugio: «Quedará la música cuando no haya a quien amar.» (Cuando fallen los lazos humanos).
  • Verdad: «Nos quedará la música, es nuestra verdad / Quedará la música, es el titular.» (Es la noticia que permanece, la única realidad relevante).

La canción es un acto de fe. Una promesa de que, incluso después de que pasemos y se borren nuestras huellas, la emoción que creamos a través del arte continuará viajando. Es, en esencia, la respuesta del artista a la certeza de la muerte: la obra permanece.

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