La vida como un mapa

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«La vida como un mapa» es una excelente metáfora para explorar los giros y vueltas de tu historia.

La vida como un mapa: Una reflexión sobre los caminos tomados

Si alguien hubiera dibujado un mapa de mi vida cuando era una niña en Medford, dudo mucho que este camino hacia Toledo hubiera estado en él. Honestamente, creo que ni siquiera habrían podido trazar la primera línea recta. Mi existencia ha sido más bien un revoltijo de garabatos, de carreteras sin pavimentar, de atajos que resultaron ser desvíos y de unas cuantas veces en las que, simplemente, tuve que parar y preguntar: «¿Y ahora qué?»

La gente suele hablar de tener un «plan de vida», un GPS interno que te lleva del punto A al punto B sin mayores contratiempos. Yo siempre los he mirado con una mezcla de admiración y un poco de sospecha. Mi mapa personal ha estado lleno de tachones. Desde que era una niña, con esa nota en el hospital, sabía que mi origen era un punto ciego, un agujero negro en el mapa que necesitaba explorar. Y esa búsqueda, esa necesidad de entender de dónde venía, fue la brújula más extraña y a la vez la más certera que he tenido.

La vida como un mapa: Una reflexión sobre los caminos tomados// Jessica

Hubo días en los que el camino se sentía imposible. ¿Buscar a un padre que no conocía? ¿Cruzar un océano por una corazonada? Mis tutores, con la mejor de las intenciones, a menudo me recordaban la «lógica» y los «riesgos». Pero algo dentro de mí, esa misma curiosidad que me hace desmenuzar un poema de mi «Daddy» o entender cómo funciona la economía, me decía que había algo más. Era un impulso irracional que, al final, resultó ser el camino correcto.

Y aquí estoy, en Toledo, en la Bajada San Sebastián. Una ciudad que no estaba en ningún plan original, en ningún mapa preestablecido. Un lugar que encontré no por seguir un camino recto, sino por atreverme a tomar esos desvíos, por confiar en esa brújula interna que me llevó a Manuel, a mi historia, y a una vida que nunca imaginé.

Mi mapa, el que he ido dibujando con cada paso, con cada error y con cada descubrimiento, es un testimonio de que a veces, los caminos más inesperados son los que te llevan a tu verdadero hogar. Es un mapa lleno de cicatrices, sí, pero también de puntos de luz que no cambiaría por nada.

Así que, si te sientes un poco perdido, si tu mapa no se parece al de nadie más, te animo a que sigas dibujándolo. Confía en esos desvíos inesperados, en esas carreteras sin pavimentar. Porque puede que te lleven a tu propio Toledo.

Y tú, ¿cuál ha sido el desvío más importante en tu propio mapa de vida?

Origen

  • Conversación con Jessica – Gem de Gemini