Huyo del victimismo

«No busco la perfección; huyo del victimismo»: El mantra para recuperar tu poder personal

¿Alguna vez has sentido que la presión por hacerlo todo perfecto te deja completamente paralizado? ¿Esa sensación de estar frente a una página en blanco, un proyecto nuevo o una decisión importante, y no dar el primer paso por miedo a que no sea impecable? ¿O quizás has sentido que la vida simplemente «te sucede» y que tienes poco control sobre el rumbo que toma?

Si alguna de estas preguntas resuena contigo, no estás solo. Vivimos en un mundo que glorifica los resultados pulidos y las historias de éxito sin fisuras, mientras que, por otro lado, nos tienta a culpar a las circunstancias cuando las cosas no salen como esperamos.

En medio de este ruido, existe una frase simple pero transformadora que puede servir como brújula: «No busco la perfección; huyo del victimismo».

Esta no es una invitación al conformismo ni una negación de las dificultades reales que enfrentamos. Es una declaración de intenciones. Es una elección consciente de dónde ponemos nuestra energía: no en alcanzar un ideal inalcanzable que nos paraliza, ni en ceder nuestro poder a las circunstancias, sino en el progreso constante y en nuestra capacidad para responder a los desafíos.

En las próximas líneas, vamos a desmenuzar esta poderosa frase, exploraremos la conexión oculta entre sus dos partes y te daremos herramientas prácticas para que puedas aplicarla y, finalmente, recuperar las riendas de tu vida.

1. La Tiranía de la Perfección: Por qué «suficientemente bueno» es mejor que perfecto

Aclaremos algo desde el principio: aspirar a la excelencia es admirable. Querer hacer un buen trabajo es positivo. El problema surge cuando esta búsqueda se convierte en perfeccionismo tóxico: un miedo paralizante al fracaso y al juicio externo. Es esa mentalidad de «todo o nada» que susurra a tu oído que si no puedes hacerlo perfecto, es mejor no hacerlo en absoluto.

Las consecuencias de vivir bajo esta tiranía son devastadoras:

  • Procrastinación crónica: El miedo a no cumplir con un estándar imposible nos lleva a posponer las tareas indefinidamente. Ese informe, ese proyecto personal, esa conversación difícil… todo se queda en la lista de pendientes porque el «momento perfecto» nunca llega.
  • Ansiedad y agotamiento (burnout): La presión constante de ser infalible es mental y emocionalmente agotadora. Vives en un estado de alerta permanente, revisando cada detalle mil veces y sintiendo que nunca es suficiente.
  • Pérdida de oportunidades: Mientras esperamos tener el plan perfecto, el producto perfecto o la habilidad perfecta, otras personas avanzan con «planes suficientemente buenos». El mundo no espera a la perfección; recompensa la acción.

El antídoto es simple en su concepto, aunque requiere práctica: abrazar el progreso sobre la perfección. Se trata de valorar el acto de «hacer» por encima de «hacerlo perfecto». Significa entender que los errores no son fracasos catastróficos, sino datos valiosos que nos enseñan cómo mejorar. Es la belleza de la iteración: lanzar una primera versión, aprender de la respuesta, ajustarla y volver a lanzarla, cada vez un poco mejor.

2. La Sombra del Victimismo: El arte de tomar las riendas

Si el perfeccionismo es la parálisis, el victimismo es la renuncia. La mentalidad de víctima es la tendencia a culpar a factores externos —otras personas, la mala suerte, el sistema, el pasado— por nuestras circunstancias actuales. Se manifiesta a través de la queja constante, la pasividad y un profundo sentimiento de impotencia.

Aquí es fundamental hacer una distinción crucial: una cosa es ser una víctima y otra muy distinta es tener una mentalidad de víctima. Ser una víctima es algo que te sucede: un evento injusto, una traición, una tragedia. Es algo que está fuera de tu control. Sin embargo, tener una mentalidad de víctima es la identidad que se adopta después de ese evento, cediendo todo el poder y la responsabilidad de sanar y seguir adelante.

¿Por qué debemos huir de esta mentalidad como de la peste?

  • Genera estancamiento: Si nada es tu culpa, entonces nada está en tu poder para cambiarlo. Te quedas atascado, esperando que el mundo o los demás cambien para que tu vida mejore.
  • Crea relaciones tóxicas: La queja constante aleja a las personas proactivas y positivas, y atrae a quienes disfrutan reforzando esa narrativa de impotencia, creando círculos de negatividad.
  • Aniquila tu poder personal: Le entregas las llaves de tu felicidad, tu éxito y tu paz mental a factores que no puedes controlar. Te conviertes en un mero espectador de tu propia vida.

3. La Conexión Oculta: Cómo el perfeccionismo te arrastra al victimismo

Hasta ahora, hemos hablado de estos dos conceptos como si fueran enemigos separados. Pero, ¿y si te dijera que están íntimamente conectados, alimentándose el uno al otro en un círculo vicioso?

Piensa en este ciclo:

  1. Paso 1 (Perfeccionismo): Te fijas un estándar imposiblemente alto. «Voy a lanzar el negocio perfecto desde el día uno» o «Voy a escribir una novela magistral en mi primer intento».
  2. Paso 2 (Fracaso inevitable): Como el estándar es irreal, no lo alcanzas. El negocio no despega como esperabas, o el primer borrador de tu novela es mediocre.
  3. Paso 3 (Búsqueda de culpables): El «fracaso» duele. Para proteger nuestro frágil ego de la conclusión «no soy lo suficientemente bueno», buscamos una razón externa que lo explique.
  4. Paso 4 (Victimismo): Concluyes: «El mercado estaba saturado», «la gente no entiende mi arte», «no me dieron las herramientas adecuadas» o «nadie me apoyó». Te instalas cómodamente en el rol de víctima de las circunstancias, y el perfeccionismo te ha servido la excusa en bandeja de plata.

Romper este ciclo es el verdadero cambio de juego. Al renunciar a la búsqueda de la perfección, aceptas la posibilidad de cometer errores como parte natural del proceso. Y cuando un error ocurre, en lugar de buscar culpables, la pregunta cambia radicalmente. Ya no es «¿De quién es la culpa?», sino «¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo hacerlo mejor la próxima vez?».

Este simple cambio de pregunta te arranca de la pasividad del victimismo y te devuelve a una posición de poder, aprendizaje y acción.

4. Guía Práctica: Cómo adoptar esta filosofía en tu día a día

La teoría es poderosa, pero la magia ocurre en la práctica. Aquí tienes estrategias concretas para empezar a vivir este mantra hoy mismo.

Estrategias para abandonar la perfección:

  • Aplica la regla del 80/20: Concéntrate en el 20% del esfuerzo que te dará el 80% de los resultados. Acepta que ese 20% restante para alcanzar la «perfección» a menudo no vale la pena el enorme coste en tiempo y energía.
  • Ponte «micro-plazos»: En lugar de tener como objetivo «terminar el informe», ponte la meta de «escribir durante 25 minutos sin interrupción». Esto baja la barrera, fomenta la acción y combate la parálisis.
  • Celebra el progreso, no solo el resultado final: ¿Escribiste una página? ¡Celébralo! ¿Hiciste esa llamada que tanto posponías? ¡Reconócelo! Valora cada paso que das en la dirección correcta.

Estrategias para huir del victimismo:

  • Practica la responsabilidad radical: Ante cualquier situación, enfócate únicamente en lo que sí puedes controlar: tus acciones, tus reacciones, tus palabras y tu actitud. Ignora el resto.
  • Cambia tu lenguaje: Las palabras crean tu realidad. Sustituye «tengo que» por «elijo». Cambia «no puedo» por «¿cómo podría?». Pasa de «es su culpa» a «¿cuál es mi parte en esto y qué puedo hacer ahora?».
  • Haz un «diario de poder»: Cada noche, anota una cosa que hiciste durante el día para tomar el control de una situación, por pequeña que fuera. Puede ser desde elegir una comida saludable hasta decidir no entrar en una discusión inútil.

Conclusión: Tu Poder de Elección

El camino para recuperar tu poder personal no consiste en tener una vida sin errores ni dificultades. Al contrario, se trata de entender que el perfeccionismo es una jaula dorada que te impide actuar, y el victimismo es la justificación que te mantiene encerrado en ella.

La verdadera libertad y el crecimiento se encuentran en tu capacidad de seguir adelante a pesar de los tropiezos, asumiendo la responsabilidad de tu propio camino.

Así que hoy te lanzo un reto. ¿Qué tarea has estado posponiendo por miedo a que no sea perfecta? Da un primer paso, por pequeño que sea. ¿Y qué pequeña queja puedes transformar hoy en una acción constructiva?

Recuerda siempre que tienes la capacidad de elegir tu mentalidad en cada momento. La elección es tuya.

No se trata de ser perfecto, se trata de ser protagonista.

Origen

  • Conversacion con Jessica// Gems
  • App «I think that»

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