La película «El contable» planteada con cierta frialdad y desde mi punto de vista, es una película de acción la historia de un asesino justiciero, de los que matan a los malos y salvan a los buenos. Este héroe sin capucha lleva una doble vida. Es un contable con una personalidad un tanto intrigante, que se dedica a lavar el dinero de la mafia, es un Robin Hood modernos que en lugar de flechas, utiliza la calculadora y conoce los recovecos fiscales para que sus clientes no paguen de más, como es el caso de esa señora que se dedica a hacer ganchillo para los vecinos y le sugiere que ponga su casa como su lugar de trabajo y el coche familiar como vehículo de empresa. Pero en este caso opta por un caso digamos «legal», una empresa dedicada a la fabricación de prótesis, en cuya contabilidad una de las secretarías a descubierto un pequeño desfalco, de manera que recurren a este «contable» para que revise las cuentas. La trama que se descubre de engaños y mentiras deriva en que nuestro héroe haya de hacer gala de esa otra faceta para salvar su vida y la de la secretaría al intuir que se encuentra en peligro. No muere hasta el apuntador, como se decía antes, porque en el fondo el protagonista demuestra ser un tipo con una cierta decencia.
La película comienza en un centro de atención a niños autistas, donde se evidencia la preocupación de los padres por la preocupación de uno de los hijos que se muestra un tanto reservado. En principio parece una familia típica, con unos padres preocupados por el bienestar y futuro de sus hijos
Como trasfondo de la película, se sigue la vida y evolución del personaje, su infancia, con una madre que les abandona y con un padre militar, que se queda con la custodia y pretende arreglar la complicada personalidad del muchacho a golpes. Para ser alguien en la vida, para no dejarse manipular por los demás hay que sacudir primero. No se trata de maltrato infantil, sino, más bien, del desconocimiento del padre, de una mentalidad equivocada, donde la violencia es la solución a todos los problemas. De manera que los éste y su hermano pequeño siguen el mismo proceso. para hacerse respetar hay que sacudir primero y no importa lo grande o fuerte que sea el contrario.
El muchacho acaba siendo militar como el padre, pero también en la cárcel a raíz de una pelea, donde hace amistad con uno de los reclusos, un viejo, que tiene conexiones con la mafia y que le convierte en su discípulo, por definirlo de algún modo. Aparte de transmitirle todos sus conocimientos, en cuanto a la Contabilidad y la mafia, se destaca una secuencia en que, además, se empeña a empatizar, a reconocer los sentimientos de los demás.
De manera que por una parte tenemos ese carácter aprendido del padre y lo aprendido de este recluso. Es decir, parece la típica historia del héroe de película, donde el héroe se hace y no nace. Surge como consecuencia de una sociedad corrupta donde no se siente integrado, en donde frente a las maldades del mundo surge alguien dispuesto a poner un poco de luz, alguien que por tipo de vida que lleva siente que no pertenece a ninguna parte que no se puede atar a nadie porque es como poner en peligro la vida de todos lo que se rodean. Es un pistolero solitario, que va a allá donde están «los malos»
Importante en la película es el hermano, convertido en un asesino a sueldo, pero éste trabaja como jefe de una banda y también se dedica a resolver «problemas», aunque con una finalidad un poco menos honrosa y como se ofrece al mejor postor, es inevitable que los hermanos se acaben enfrentando, se persigan sin que éste sepa en realidad quién es el otro hasta el último momento.
También anda por ahí una chica del FBI dedicada a buscar delincuentes fiscales, intrigada por saber quién es ese al que llaman «El contable», que se dedica a acabar con los grupos mafiosos y oculta su identidad bajo nombres falsos, uno al que as cámaras nunca captan su imagen con la suficiente nitidez, porque siempre sabe ubicarlas y evita mirar hacia éstas.
Sin olvidar esa voz al otro lado del teléfono, su consejera, su conciencia, esa llamada restringida, de numero desconocido, que es con quien mejor parece entenderse, pero a quien no siempre hace caso, ya que cuando ésta le aconseja que recoja todo y se marche, nuestro héroe entiende que ha de defender a la secretaria antes de que tenga un mal encuentro con los malos, de que consigan acallara como testigo de ese desfalco en las cuentas de la empresa.
Autismo y Asperger
En realidad, el trasfondo de la película, no es esa violencia gratuita, en la que los malos son muy malos y los buenos o acaban muertos o necesitan que alguien les salve antes de que sea demasiado tarde. la película, trata sobre el Autismo, con una clara alusión al síndrome de Asperger, con menciones a los rasgos que se supone más caracteriza a aquellos que lo tienen, como el hecho de que no miran a los ojos, tiene dificultades para relacionarse con los demás o no tienen una infancia fácil porque los demás no terminan de entenderles porque el diagnostico nunca es fácil.

De hecho, en una de esas conversaciones del protagonista con la secretaría, éste le confiesa que quiere relacionarse con los demás, pero siente que tiene dificultades, ante lo cual ésta le habla de su vestido para el baile de fin de curso, donde lo importante no es el vestido, sino el hecho de conseguir ese reconocimiento por parte de los demás. La chica demuestra empatía, pero a la vez curiosidad y contrariedad por la manera de actuar del protagonista.
De toda la película, en realidad, a mí me gusta esta reflexión, una vez que ya se han acabado los malos y se empieza a desvelar la realidad que hay tras el personaje
Tal vez, y solo tal vez, no he sabido contaros el argumento de la película con mucha precisión, pero mi intención es acompañar este fragmento con una pequeña introducción.
Al final de la película, el protagonista vuelve a desaparecer, a dejar su vida atrás para que nadie le siga la pista, pero se permite tener un último detalle con la secretaría y se intuye que vuelve a recuperar el contacto y las buenas relaciones con su hermano. Puede decirse que se queda como un final abierto, por si hubiera una secuela, aunque después del tiempo transcurrido se entiende que la trama y el personaje no ha dado para más. Eso del «Super aspie» no convence en la meca del cine porque, en realidad, somos gente de lo más normal, pero con nuestras peculiaridades. no es necesario que nos convierta en el centro de atención ni se nos exhiba por ser como somos, tan solo queremos ir a la fiesta que es la vida, la sociedad y sentirnos parte de ésta. Lo que menos importa es «el vestido».
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