Marquesitas
Fue en 1925 cuando Pablo Alguacil, un toledano de Mazarambroz, dio con la fórmula precisa de lo que llamó marquesitas, tras hacer muchas pruebas e investigar con los ingredientes básicos del tradicional mazapán. De apellido les puso el suyo, Alguacil, y sin pensarlo dos veces las registró para que quedara claro que solo él, y ahora sus herederos, pudieran utilizar el señorial nombre en un dulce tan popular.
La calle del Agua es la columna vertebral de Bargas, a unos diez kilómetros al norte de Toledo, y la confitería ‘La Positiva‘ está en el centro de ella. Sí, ‘La Positiva’, de nombre tan bonito como sonoro, es el embrión de las auténticas marquesitas, esos bizcochitos que son los primeros en desaparecer entre el revoltijo de dulces navideños que llenan la mejor bandeja de casa.
Con almendras, huevo y azúcar se hace mazapán y también marquesitas, pero las proporciones, la elaboración y la cocción son distintas. Y cómo no, los secretos que dejó don Julio a los suyos es lo que diferencia. Marquesas, princesas o duquesas se llamaron las que llegaron después.
El tamaño de cada bizcochito es el mismo desde hace noventa y dos años. «Se hicieron pruebas para hacerlas más grandes, pero no saben igual; al llevar más masa no cuecen como nosotros queríamos», cuenta Ana sin levantar cabeza, mientras coloca las marquesitas calientes sobre una mesa, con la misma velocidad que un crupier reparte juego. La producción no es mucha aunque la demanda en estas fechas sube con respecto a la habitual. Unas cien docenas de marquesitas salen por semana destinadas a un público fiel y exquisito, gran parte para bargueños y otras tantas para gente de fuera que viaja a Bargas año tras año para degustar este noble dulce. «No me gusta acumular» comenta Ana Alguacil, «es un producto que se hace al día y tiene que estar esponjoso». En estas fechas se cuadruplica la producción dada la demanda que tienen las afamadas marquesitas Alguacil.
Marquesas
Las marquesas son unos bizcochitos hechos con almendra que se suelen vender sobre todo en la época navideña. Son verdaderamente deliciosas, suaves y esponjosas y con un riquísimo sabor a almendra.
Se suelen hacer en unos moldes cuadrados y bajos de papel pero como no los he encontrado he usado unos moldes de magdalenas pequeños y los he puesto en un molde metálico de brownies para que tomaran la forma cuadrada. En cualquier caso estarán igual de ricas si usáis unos moldes de magdalenas normales.



