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Introducción
Esta vez vamos a hacer algo tan sencillo como cruzar la calle. si en la entrada anterior (Juguemos al escondite) poníamos la mirada en uno de esos rincones modernos de la ciudad que pasan un tanto desapercibidos, esta vez nos vamos a cansar mucho a la hora de callejear para encontrar este otro rincón y punto de interés, de curiosidad, de la ciudad. Otro de esos ejemplos que ponen de manifiesto que la ciudad esta viva y resurge de sus cenizas, de sus escombros, una veces para recuperar el esplendor perdido por el paso del tiempo, las guerras o los desastres naturales y otras para darse un lavado de cara y darle nuevas funcionalidades a aquello que de otro modo, tal vez, hubiera acabado pasto del olvido, aunque se encuentre en Toledo.

Convento de San juan de la Penitencia
Lo primero que leemos de este edificio cuando curioseamos en la Wikipedia es:
El convento de San Juan de la Penitencia fue uno de los más ricos que tenía la ciudad de Toledo. Fue devastado por un incendio en 1936 reduciéndose a escombros. El edificio alberga en la actualidad el Conservatorio de Música y el Centro de Estudios Internacionales de la Fundación Ortega y Gasset.
Wikipedia
Plaza de San Juan de la Penitencia
Uno de los rincones más bellos y desconocidos de Toledo es la recoleta plaza de San Juan de la Penitencia. Se encuentra muy cerca de la catedral, a la espalda de la iglesia de San Justo y Pastor.
Caminar y perderse por este entorno en la noche toledana es uno de los atractivos que la ciudad imperial ofrece para toledanos y visitantes…
Convento de San Juan de la Penitencia
El Convento de San Juan de la Penitencia , también conocido como Colegio de Doncellas pobres de San Juan de la Penitencia , es un antiguo convento isabelino que fue erigido en 1514. La fundación fue debida al cardenal Francisco Jiménez de Cisneros.
En 1936 el edificio fue devastado por un incendio, ardiendo la rica decoración en madera que atesoraba, con especial incidencia en los artesonados mudéjares que cubrían los techos de la iglesia y de su capilla mayor.
Se conserva el claustro de planta cuadrada, de tres altura, decorado con motivos platerescos y apéndices mudéjares y góticos. Posee una balaustrada de piedra en el piso superior con el cordón franciscano de la Orden y pervivencias de tracerías góticas con influjos mudéjares. También se conservan algunas puertas y ventanas con bellas orlas de arabescos.
La capilla mayor se situaba en la cabecera de la iglesia y fue cedida por el Cardenal Cisneros a su colaborador Fr. Francisco Ruiz (ilustre toledano y obispo de Ávila) para construir su sepulcro y el de su familia; éste se adosó al muro de la epístola. La capilla se encontraba separada de la nave de la iglesia por una verja de hierro, de estilo plateresco, estando cubierta por una cúpula ochavada, de origen mudéjar, apeada en cuatro grandes pechinas arábigas realizadas a base de mocárabes. Existía también un retablo mayor, dividido en dieciséis compartimentos y cuatro cuerpos de gusto plateresco. En el crucero había dos retablos colaterales también de los primeros años del S. XVI. El coro alto tenía un elegante friso plateresco.
La techumbre de la nave de la iglesia propiamente dicha también era de origen mudéjar. Se trataba de una armadura de madera, en forma de artesa, llamada de par y nudillo. Estaba compuesta por alfardas o vigas situadas a ambos lados de la estructura y la hilera o viga que recorría, en sentido longitudinal, su parte superior. Poseía un almizate o superficie plana formada por los nudillos (vigas horizontales menores), decorada con mocárabes y lacería geométrica de ocho puntas. Los paños o faldones se decoraban con labor de menado y chelas, uniéndose entre sí en las esquinas por limas mohamares (vigas dobles).
La portada exterior de la iglesia es de gusto gótico y sencillo en extremo, pero a su vez elegante, con un arco ojivo exornado de un follaje tallado en piedra, y coronado por un escudo con las armas del fundador, por encima del cual, en una hornacina hay una estatua de San Juan Bautista. Remata la composición un tejaroz.
Cultura Castilla La Mancha
El mérito principal de este edificio consiste en la mezcla de la arquitectura arábiga con la del renacimiento, mezcla que basta para caracterizar el estado del arte de edificar a principios del siglo xvi. La media naranja de su capilla mayor pertenecía, pues, a la época del Renacimiento, al mismo tiempo que se veía apeada en cuatro grandes y graciosas pechinas arábigas; el artesonado del cuerpo de la iglesia era enteramente arabesco, dando a conocer aquella manera de construir adoptada por Diego López de Arenas y otros artífices del mencionado tiempo.
Mandó construir la capilla mayor el obispo de Ávila, Francisco Ruiz, compañero del cardenal Jiménez en el Consejo supremo, como se expresa en la inscripción que se encuentra alrededor de la capilla, concebida en los siguientes términos.
… su institución era para veinticuatro doncellas pobres, pero bien nacidas, que estaban en el colegio seis años, educándose bajo la dirección de las religiosas, y al concluirlos, si querían ser monjas, se les administraba gratuitamente en el convento, y si se casaban se les daba una dote de 25.000 mrs … y tenían su coro ó tribuna, separada también de la iglesia, encima del coro alto de las monjas…” (3).

“… la media naranja de su capilla mayor pertenece, pues, á la época del renacimiento, al mismo tiempo que se vé apeada en cuatro grandes y graciosas pechinas arábigas: el artesonado del cuerpo de la iglesia es enteramente arabesco, dando a conocer aquella manera de construir adoptada por Diego López de Arenas y otros artífices del mencionado tiempo…” (8).

A los pies de ésta se sitúa el coro, de menor altura, separado debidamente del cuerpo de la iglesia. Tan sólo dos huecos con sus correspondientes elementos de rejería maciza servirán como punto de unión con la anterior. Se inicia la clausura y finalizan los espacios de relación del convento con el mundo exterior.



EL SEPULCRO DE FRAY FRANCISCO RUIZ EN EL CONVENTO DE SAN JUAN DE LA PENITENCIA
En Italia, concretamente en Génova, fue donde Fray Francisco encargó su majestuoso sepulcro al afamado taller de los Aprile de Carona. El 5 de Junio de 1524 se firmó el contrato entre Fray Francisco, Juan Antonio Aprile y Pedro Ángel de la Scala. En la primavera de 1526 estaba terminado por obra de Antonio Maria Aprile de Carona y su precio fue de 825 ducados. Finalmente fue trasladado a Toledo y se compuso con añadidos de estilo de Alonso de Covarrubias. El magnífico sepulcro tenía la figura del yacente bajo cortinajes sostenidos por ángeles y tres figuras femeninas representando las virtudes.
Sin embargo, llegó 1936 y en las fatídicas fechas de la contienda civil (concretamente el 24 de julio de 1936) el valiosísimo convento de San Juan de la Penitencia fue incendiado por los izquierdistas más anticlericales y el sepulcro fue presa de las llamas:
La figura yacente de mármol fue expoliada junto con otras piezas y en la actualidad se desconoce su paradero.
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