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Introducción
La verdadera puerta de Bisagra, la que en su momento quedó en el olvido, es la puerta de Alfonso VI, de manera que a lo largo del último siglo he tenido que luchar por recuperar su lugar en la historia y en la muralla de Toledo, de manera que en la actualidad es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, sin que la puerta de Bisagra le haga sombra, aunque ello depende ya de lo que incida la luz del sol sobre ésta y lo lejos que llegue la sombra de sus almenas, pero en cuanto a Historia, la Puerta de Alfonso VI se hace de mención y paso obligado para llegar a Toledo.
Es cierto que una vez cruzas la puerta se encuentras con alguna que otra escalera que te impide complica el acceso, pero eso no es más que a evidencia de que esta puerta ha sido víctima de ese olvido, de esa pérdida del protagonismo que tuvo antaño, porque con la llegada de la rueda quizá los toledanos nos hayamos olvidado que tenemos piernas, que ante la grandeza del hombre nos hemos olvidado que también hay puertas estrechas.
Puerta de Alfonso VI
La Puerta de Alfonso VI es un acceso a Toledo por su lado norte, abierto en la muralla medieval. También es conocida como «Puerta Antigua de Bisagra», llamada así por su nombre original Bib-xacra, según textos del siglo XII, que significa «Puerta de la Sagra».
Su origen se remonta probablemente al siglo X, siendo erigida por tanto durante la dominación musulmana de la ciudad, reaprovechando algún resto visigótico en su construcción, como por ejemplo en el centro de su arco principal de herradura. Este arco está rodeado de un alfiz (moldura o marco que rodea la parte exterior del arco) y atravesado por un dintel muy característico que le confiere un aspecto muy original. Fue reformada en el siglo XIII, añadiéndose aparejos mudéjares en el cuerpo superior.
En la época en la que la ciudad estaba bajo dominio islámico, la puerta era la entrada principal a la urbe desde la Vega. Más tarde, tras la construcción de la Puerta Nueva de Bisagra, permaneció cerrada, abriéndose únicamente para ocasiones señaladas, cayendo así poco a poco en abandono hasta su restauración y reapertura en 1905, siglos más tarde.
Arquitectónicamente hablando es de planta rectangular con un arco principal de herradura en el centro, rodeado de un alfiz (moldura o marco que rodea la parte exterior del arco) y atravesado por un dintel muy característico que le confiere un aspecto muy original.
Los aparejos utilizados en la construcción de esta puerta son varios y proceden de distintas épocas: viejos sillares visigodos reaprovechados hechos de granito cubren las zonas bajas de la puerta, los pilares que sustentan los arcos interiores y el alto zócalo y las dovelas de arco de herradura de su fachada norte; el ladrillo de origen árabe se emplea exclusivamente para las bóvedas y arcos; y en los lienzos de sus fachadas se emplean verdugadas de ladrillo de estilo mudéjar toledano (construcción mixta que alterna el mampuesto con hiladas de ladrillo para dar consistencia a los muros).
Finalmente en los años 70 se remodeló lo que hoy es la calle de Alfonso VI, confiriéndole el aspecto actual, a ras del nivel de la puerta, lo que permite contemplarla en todo su esplendor. Y como detalle final, recordar que hace pocos años se redescubrió la Puerta del Vado, enterrada en escombros, que resultó ser similar, casi gemela, a esta Puerta Vieja de Bisagra. Esperemos que al igual que sucedió en 1905, surja ahora un nuevo Marqués de Fuensanta de Palma que consiga recuperar esta puerta hoy enterrada y sólo visible desde el interior.
Las comparaciones y equiparaciones históricas, el mejor referente de lo que ha llegado a ser la Puerta de Alfonso VI, lo tenemos en la puerta del Vado (La torre que es puerta), cubierta por los escombros y de la que tan solo es visible su torreón.



Puerta de Alfonso VI en la actualidad





Leyenda
Pablo Gamarra dejó escrita esta pequeña leyenda o anécdota sobre la Puerta Vieja de Bisagra, llamada de Alfonso VI, que posee evidentes signos de identidad islámica. La tradición, que no siempre es cierta, cuenta que por esta puerta entró el Rey Alfonso VI a la ciudad un 25 de mayo de 1085. Os dejamos con una leyenda de la Puerta de Alfonso VI en Toledo.
Por el paseo de la Ronda, después de dejar atrás el histórico torreón de los Abades, y siguiendo la muralla, rompe la monotonía de los rodaderos de la Granja un bello trozo, lindo vergel en la austeridad de la fortificación medieval.
Entre las almenas, los rosales trepadores en florescencia; los árboles frutales, los eucaliptos, los del paraíso y las acacias en flor, rodean el palacete del cardenal Lorenzana, embalsamando el ambiente con un perfume enervante de viejas esencias. Parece como un carmen de Granada, la mora, trasladado a Toledo, la levítica.
Mientras tanto, en el cielo de azul limpísimo y sereno, la luna tiende su cendal soñando sobre la austera y parda Castilla; baña los extensos llanos de la Vega baja, poblados de gente armada que, bulliciosa y decidida, sólo espera la orden de ataque.

Y mientras Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, conversa en la tienda con el monarca, otro capitán, Pedro de Ansúrez, sin poder contener su impaciencia, hace caracolear su fogoso caballo, y, espoleándole, se dirige hacia la puerta de Bab-Shara, cerrada y defendida por los mahometanos, que, apercibidos de que un caballero del campo cristiano a ellos viene, le reciben con una lluvia de saetas.
Pedro de Ansúrez, esquivando habilidosamente el peligro, llega hasta la puerta, y con certeros golpes de hacha arranca los aldabones de la fortaleza.
Haciendo caracolear de nuevo a su caballo, deja pasmados con su audacia y temeridad a los moros, que no tienen por menos que admirar su valentía, y regresa al campo castellano, ofreciendo el presente de su arrojo a Alfonso VI.
En una mañana esplendente de mayo, el día 25, el monarca castellano se decide a entrar en Toledo, una vez aceptadas por los sitiados las condiciones impuestas por los sitiadores.
Avanza la brillante y bélica comitiva entrando en la ciudad por la puerta de Bab-Shara, fortaleza característicamente árabe, de arcos de herradura, de columnas toscas procedentes de otras construcciones, con sus troneras de defensa y sus gruesos muros, donde en el año 838 pendió la cabeza del Wali Heschani, que rebelado contra el califa Abd-er-Rhamán, fue decapitado en este mismo sitio para escarmiento de los demás.

Cuenta la leyenda que el rey Alfonso VI entró en la ciudad en 1085 por la puerta antigua de Bisagra, que en la actualidad lleva su nombre, acompañado de un gran séquito de importantes personajes. Cogió el camino natural y más directo, aunque más difícil: la cuesta del Cristo de la Luz. Atravesó la puerta de Valmardón y cuando su caballo pasaba frente a la mezquita, se arrodilló negándose a avanzar. Sigue leyendo la leyenda del Cristo de la Luz aquí.
Aclaración sobre el titular de la leyenda: Según Fernández de los Ríos, la denominación de la puerta actualmente conocida como de Alfonso VI, o “Bisagra Vieja”, pudo ser “Bab-Shara”. De aquí toma Gamarra el título de esta leyenda:
“SURGIÓ ESPONTÁNEAMENTE LA OPINIÓN DE QUE LA PALABRA “BISAGRA” SE DERIVA DE LAS VOCES BAB Y SHARA QUE SIGNIFICAN PUERTA Y CAMPO.”
Fernández de los Ríos, Ángel (1848): Semanario Pintoresco Español. Madrid.
En la restauración apareció a la derecha del arco principal una poterna o postigo que se decidió luego volver a tapiar (esta poterna fue definitivamente abierta en la restauración realizada hacia el año 2000 y hoy puede verse abierta). Tras esa restauración se sucedieron multitud de fotografías del flamante nuevo monumento
Web de referencia
Cultura.castillalamancha.es Puerta de Alfonso VI de toledo
Pasearte Toledo.Puerta de Alfonso VI
Toledo olvidado la-puerta-vieja-de-bisagra-o-de-alfonso
Un comentario en “Resurgida de los escombros”
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