El puente de Pepe, el relojero

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Introducción

Con permiso de los estudiosos de la Historia de Toledo y de la inestimable información que se pueda dar sobre el puente de San Martin, incluida la leyenda sobre su construcción, cuando yo me acerco al puente, lo hago como toledano de toda la vida, como curioso que admira la arquitectura de esta construcción y como quien acude a casa de sus antepasados, de mis bisabuelos. Aunque, como suele pasar con la Historia, con el valor e interés turístico y monumental de la ciudad, tal vez haya escarbar un poco en el suelo junto al torreón para encontrar sus cimientos o rebuscar en viejas fotografías para saber cómo era aquella casa que yo he conocido de oídas.

La liberación de la muralla ha dejado páginas en blanco dentro en la historia familiar, pero todo sea por no quitarle encanto ni al puente ni a la ciudad.

Puente de San Martín con la casa de mi bisabuelo
Puente de San Martín. Vista desde el interior de la ciudad. Autor: L.R. Alonso. Datos de edición: Madrid, Ediciones UNIQUE, (1933)

Es declarado Monumento Nacional en 1921.

Puente de San Martín

El puente de San Martín es una construcción bajomedieval, ejemplar de arquitectura militar, que se levanta sobre el río Tajo, a su paso por Toledo, en su parte occidental, opuesto al puente de Alcántara. Fue construido originalmente en el S. XIII, tomando el nombre de la parroquia de San Martín, a cuya jurisdicción pertenecía.

Vista del puente desde el Torreón de la Cava

En su construcción es probable que se tomara como modelo el puente de Alcántara, aunque tuvieron que proyectarse más ojos por la mayor anchura del Tajo en este punto de su curso.​ A mediados del S. XIV, hacia 1355, Pedro I de Castilla habría prendido fuego a las puertas del puente y en 1368 volvió a sufrir daños. Fue restaurado por el arzobispo Pedro Tenorio, ​hacia 1390, que hizo construir el gran arco central y los dos torreones almenados de los extremos.​

Puente de San Martin y leyenda

Por debajo del puente

senda desde el torreón de la cava al Puente de San Martín
Pasaje de la senda ecológica por debajo del puente
Pasaje de la senda ecológica del Tajo por debajo del puente

Para leer la leyenda pulsa: La leyenda

Pasaje de la senda ecológica visto desde el otro lado

Torreón oriental

Torreón oriental de puente de San Martin en la actualidad

En la fachada que da a la ciudad tiene un retablo con una estatua de la Virgen del Sagrario 

El Ministerio de Cultura ha cumplido su promesa y, tal y como anunció el pasado año, ha restaurado en el 2013 la hornacina de la Virgen del Sagrario existente en el puente de San Martín. Hace unos días se ha dado fin a los trabajos, que se habían iniciado a principios de octubre.

Como se puede apreciar, se han recuperado los colores originales, se ha limpiado el cristal que la cubría y todo su entorno, y se han colocado pinchos para evitar que se posen las palomas, principales culpables del estado en que se encontraba.

Real academia de Toledo 8/10/2013

En la fachada opuesta está el escudo de armas de Toledo con dos monarcas sentados en tronos con inscripciones conmemorativas.

Heráldica situada encima de la puerta.
Se trata del escudo de armas de Toledo que está flanqueado por dos figuras de monarcas sentados en tronos de los que penden inscripciones conmemorativas relacionadas con la intervención llevada a cabo en el año 1690, durante el reinado de Carlos II.

El puente

El puente es todo de sillería constando de cinco arcos ligeramente apuntados, mucho más grande el central.​

Vista del puente desde la ciudad
Vista aérea desde el torreón occidental.
Vista del puente (lado norte) desde el margen izquierdo del Tajo.
Vista del puente (lado sur) desde el margen izquierdo del Tajo.

Torreón occidental

El torreón más alejado de la ciudad es de planta hexagonal, organizada interiormente en espacios cubiertos por bóvedas nervadas realizadas en ladrillo. En su fachada se encuentra una escultura de San Julián. Durante el reinado de Carlos II de España se reformó, ensanchándose sus accesos, y un siglo más tarde se pavimentó. De ambas reformas queda una inscripción en el muro interior del torreón de entrada, con el escudo imperial flanqueado por dos reyes sedentes.

Parte superior de la fachada interior del torreón occidental.
Está construida en piedra de sillería, excepto su zona central que lo está con aparejo mudéjar (fruto de una reconstrucción posterior). En él se puede apreciar el escudo de Felipe II inserto en un frontispicio redondo con flameros. Encima se sitúan siete vanos con arcos de medio punto y se remata con merlones defensivos. 
Detalle del arco donde se alojaba el rastrillo
Fachada exterior del torreón occidental

En el exterior del torreón más alejado de la ciudad, una pequeña inscripción en forma de lápida de piedra reza: «Aquí mataron a una muger. Ruegen a Dios por ella. Sucedió a 2 de febrero de el año 1690». No tenemos más noticias a qué mujer o suceso hace referencia, ni lo encontramos en ningún estudio de los realizados sobre el puente. Habitualmente este tipo de placas se ponían recordando alguna muerte violenta (no pudiendo mediar confesión previa) para que las personas que vieran la inscripción pidieran por el alma de la difunta.

El puente ha soportado el tráfico rodado, desde carretas y animales hasta camiones, hasta una fecha relativamente reciente: en 1976 se construyó el nuevo Puente de la Cava que liberó del tráfico para siempre (esperemos) al de San Martín.

LA LEYENDA DEL PUENTE DE SAN MARTÍN

En la cara interior del torreón existe una inscripción que hace referencia a una inundación en 1203, que arrasó el puente. Y en el XIV, durante los enfrentamientos entre Enrique de Trastámara y Pedro I, consta que este puente fue destruido para evitar que las tropas enemigas accedieran a la ciudad.

El puente de San Martín, que antaño servía de acceso a una de las puertas de entrada a la muralla toledana, fue levantado en el siglo XIII en sustitución de otro que hubo más abajo, cuyos restos son aún visibles y que fue destruido por una gran crecida del Tajo (se encuentra en el paraje conocido como La Cava, lugar de otra conocida leyenda toledana)

La construcción, que tuvo que ser restaurada con frecuencia en siglos posteriores, está catalogada como un buen ejemplo de arquitectura militar de la época. Se llega a ella desde la zona conocida como “la Coracha”, un término militar de la Edad Media procedente del árabe (como tantas otros lugares de Toledo) con el que se denominaba el espolón de muralla o cortina amurallada que, saliendo de la misma, por lo general de una zona avanzada partía en terreno en dos hasta llegar a un río o precipicio de manera que impedía el sitio total de una ciudad y permitir a los sitiados llegar a una fuente de agua. Cuenta este puente con robustas torres, así como airosos arcos que salvan el cauce. Sobre la clave central de uno de ellos, en un hueco tapado por la vegetación que ha ido creciendo espontáneamente en los resquicios de las piedras, se encuentra una hornacina que guarda la talla de una mujer, protagonista de una hermosa leyenda.

Habían pasado más de treinta años desde que el puente quedara muy dañado durante las contiendas entre Pedro el Cruel y Enrique de Trastámara, cuando el arzobispo Tenorio decidió acometer una ambiciosa reforma de la obra y mandó llamar al mejor arquitecto de la época, que al poco tiempo llegó a la ciudad y comenzó su tarea con verdadera pasión.

El ahínco de los obreros y el apoyo de los toledanos, deseosos de ver concluida la edificación, hizo que llegara el día en que ésta tocaba a su fin. Pero la tarde anterior a la fecha en la que debían quitarse los andamiajes que sujetaban la obra, el arquitecto se mostraba muy preocupado y, al llegar la noche, salió de su casa sin querer dar ninguna explicación a pesar de las preguntas de su esposa.

Cuando regresó estaba pálido como un muerto y se encerró en su estudio llorando desconsoladamente. Ante la insistencia de su mujer, por fin accedió a explicar que había cometido un gravísimo error de cálculo, y que en el momento que se quitaran los andamios para inaugurar el puente, éste se vendría abajo con todos los que estuvieran sobre él. Tampoco era capaz de acudir al arzobispo a contarle lo que había sucedido porque la noticia correría por todo el reino y jamás volvería a encontrar trabajo. Tras su confesión, continuó llorando amargamente y la mujer estuvo un rato pensativa hasta que, con gran resolución y viendo todo su futuro y el de su familia en entredicho, cogió una tea y salió de la casa.

Era una noche tormentosa y, ocultándose de trecho en trecho, la esposa del arquitecto logró llegar al puente y, temblando de miedo, prendió la tea y la lanzó sobre los maderajes que servían como armazón. Al principio parecía que la lluvia iba a apagar el fuego, pero por fin éste se extendió y la mujer volvió a su casa dejando a sus espaldas los andamios envueltos en llamas.

Un rato después, los toledanos pudieron escuchar un gran estruendo que al principio atribuyeron a la tormenta. Pero al día siguiente vieron con gran desengaño que todas las maderas se habían quemado y el puente se había derrumbado sobre el río. Naturalmente, pensaron que la culpa había sido de algún rayo y, de inmediato, el arzobispo encomendó al arquitecto que iniciarán de nuevo las obras, que se concluyeron con cálculos perfectos.

Puente de San Martin. Toledo

Tras la inauguración, la mujer del arquitecto, que no tenía la conciencia muy tranquila, pidió audiencia al arzobispo y le contó lo que había sucedido. El prelado, sorprendido por el valor y la nobleza que había demostrado intentando salvar a su esposo, no sólo guardó el secreto, sino que rindió su homenaje personal a la mujer mandando colocar la talla que aún permanece en el puente y que todos los visitantes pueden observar hoy en día.

Fecha de publicación de la leyenda en Leyendas de Toledo: 8 de abril de 2002

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