Lista de lo visitado hasta ahora: (ver lista en pagina aparte)
Introducción
Esta vez tan solo vamos de excursión por los alrededores de Toledo. “Vamos de excursión, con la mochila la tortilla y el jamón…”, incluso podemos ir de romería el último fin de semana de septiembre. Desde el torreón occidental del puente de San Martin, el más alejado de la ciudad, hay que cruzar la calle y subir por la cuesta, dejar que nuestros pasos y el deseo de aventura nos guíen; adentrarnos en la zona de los cigarrales, en el monte, Porque si hemos sido capaces de dar la vuelta Toledo por la ronda del Valle y la senda ecológica, si hemos llegado hasta la ermita de la Bastida, es lógico que exploremos otros alrededores de la ciudad en busca de curiosidades, porque al alejarnos tendremos la suerte y la oportunidad de ampliar nuestros puntos de vista

La Ermita de San Jerónimo
Ubicada en el barrio de Solanilla.
Para llegar a esta ermita, lo mejor es llegar al Puente de San Martín y desde allí caminar o conducir por una empinada calle que sale casi justo enfrente del puente. Es muy empinada pero con coche se llega bien. También se puede acceder por la Carretera del Cerro de Los Palos.

Pasaremos junto al cigarral de Montealegre

Maravilloso Cigarral, con una superficie de parcela de 2.5 hectáreas. Maravillosas vistas por el emplazamiento que tiene justo en la colina de enfrente de la Ciudad antigua de Toledo. Tiene varias edificaciones, ninguna protegida aunque la vivienda principal tiene mucho encanto y se podría restaurar. perímetro delimitado por un pequeño muro y con varias puertas de acceso. Las faldas de la colina delante de las edificaciones pertenecen a la parcela y le dan mucho movimiento y permite las vistas desde casi cualquier punto de la propiedad.





La Ermita de San Jerónimo fue construida en el año 1611, poniéndola bajo la advocación del santo que llevaba su nombre, según consta en la inscripción latina de su portada, por orden de un canónigo de la Catedral, llamado Don Gerónimo de Miranda en un alto situado en la zona conocida como “de los cigarrales”, lugar en el que él mismo contaba con una casa.
Su romería se llevaba a cabo el 30 de septiembre.
En 1845 se restauró debido al estado ruinoso en el que se encontraba y, en 1870, la imagen del santo fue robada, teniéndose que reponer por otra que es la actual.
Esta ermita cumplía con la función de dar asistencia espiritual a los habitantes de los cigarrales vecinos.
De esta forma, se aseguraba que quienes tenían el privilegio de vivir en aquellas fincas de recreo pudieran asistir al culto.
Con el paso de los años y tras ser desmantelada, fue quedando en estado de ruina hasta el siglo XIX, momento en que otro canónigo, también con residencia en “los cigarrales”, ordenó su rehabilitación.
Su planta es rectangular, constando de una sola nave cubierta con una bóveda de medio cañón. El coro, en alto, se sitúa a los pies del templo. En octubre, se llevan a cabo sus fiestas, dando fin a las romerías del año.




No muy lejos de esta ermita, si se encuentra el cigarral de Menores, que visitamos hace dos meses, aunque tan solo los que residen por la zona conocen el atajo y evitar tener que llegar hasta allí por el camino de la Bastida, bordeando los otros cigarrales de la zona.

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