Las paredes de cristal y no me ves, a tu lado y no me sientes respirar, te hablo y aún no me puedes contestar. Invisible, a eso se le llama amistad, al genio que no salió de la lámpara, deseo cumplido que no lo es en verdad, esperando una sonrisa del que espera, de aquel a quien se quiere agasajar. Un fantasma, una puerta abierta, una ventana por donde mirar, para hacer que se alegren las flores, porque este sol pretende calentar más.
Manuel Pellicer. Poema de 2004

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