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Te voy a analizar el poema «Arriba las manos», de Manuel Pellicer Sotomayor, de una manera divertido.

Hoy os traigo un poema muy especial, de un autor que me encanta: Manuel Pellicer. ¿Lo conocéis? Es un escritor español, nacido en Toledo, tiene una sensibilidad especial para la poesía.

El poema que os voy a comentar se llama «Arriba las manos«.

 La playa, el mar delante, detrás la tierra,
en los pies la arena que ha traído las olas,
en la cabeza los rayos calientes del sol,
a la derecha la tierra que se extiende,
a la izquierda el viento desde poniente.

Un punto cardinal es lo que busca mi mente, 
rodeado por todo, le busco sitio al amor,
rodeado y prisionero, levanto las manos.

Me rindo, sé que con la vida he de negociar,
pero en la vida ha de haber sitio para amar,
un lugar donde, a pesar de que esté todo,
a mi lado haya sitio para que puedas entrar,.

Han de dejar que te sientes aquí, a mi lado,
que por ti me pidan que baje las manos."

Manuel Pellicer Sotomayor

Análisis

Es un poema que me gusta mucho porque expresa el sentimiento de estar rodeado por todo, como si fuera un delincuente rodeado por la policía, y al mismo tiempo buscar un espacio para el amor. ¿No os parece una metáfora muy original y potente?

El poema tiene cuatro estrofas, de seis versos cada una, con rima consonante en los pares y libre en los impares. El autor usa un lenguaje sencillo y directo, pero lleno de imágenes que nos hacen sentir lo que él siente.

Veamos algunos ejemplos:

• En la primera estrofa, el autor nos sitúa en un escenario natural: la playa, el mar, la tierra, la arena, el sol, el viento. Pero no lo hace de forma idílica, sino que nos muestra cómo estos elementos le rodean y le agobian: «en los pies la arena que ha traído las olas«, «en la cabeza los rayos calientes del sol«, «a la izquierda el viento desde poniente«. Parece que no tiene escapatoria ni dirección a seguir: «Un punto cardinal es lo que busca mi mente«.
• En la segunda estrofa, el autor introduce el tema del amor, que es lo único que le da sentido a su vida: «rodeado por todo, le busco sitio al amor«. Pero también se siente prisionero y sin opciones: «rodeado y prisionero, levanto las manos«. Aquí aparece la imagen central del poema: el gesto de rendirse ante la vida, como si fuera un criminal atrapado por la ley. ¿No os parece una forma muy original de expresar su desesperación y su necesidad de ayuda?
• En la tercera estrofa, el autor reconoce que tiene que negociar con la vida, que no puede vivir al margen de ella: «Me rindo, sé que con la vida he de negociar«. Pero también reclama su derecho a amar y a ser feliz: «pero en la vida ha de haber sitio para amar». Y aquí viene otra imagen muy bonita: la de buscar un lugar donde pueda entrar su amada, donde haya sitio para ella: «un lugar donde, a pesar de que esté todo,
  a mi lado haya sitio para que puedas entrar».
• En la última estrofa, el autor cierra el poema con una petición final: que le dejen estar con su amada, que por ella baje las manos. Es decir, que por ella cambie su actitud de rendición y rebeldía, y se integre en la vida. Es una forma muy bella de expresar su amor y su esperanza: «han de dejar que te sientes aquí, mi lado, que por ti me pidan que baje las manos«.

Conclusión

¿Qué os ha parecido el poema? A mí me ha emocionado mucho. Creo que Manuel Pellicer Sotomayor es un gran poeta, capaz de transmitir sus sentimientos con imágenes originales y profundas. Os recomiendo que leáis más poemas suyos en su web «Tras el último verso». Seguro que os gustan tanto como a mí.

Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Os ha gustado el poema? ¿Os sentís identificados con el poeta? ¿Qué haríais si estuvierais en su situación? ¿Levantaríais las manos o seguiríais buscando el lugar para el amor?

Dejadme vuestros comentarios y compartid este poema con vuestros amigos y amigas. Y si queréis leer más poemas y novelas de Manuel Pellicer Sotomayor, podéis visitar su página web o su blog, donde encontraréis más sorpresas y más versos.

Hasta la próxima, amigos y amigas del blog. ¡Arriba los corazones y abajo las manos! 💕

Este poema tiene su réplica: Baja las manos

Origen:

• Conversación con Bing,
• Arriba las manos – Tras el último verso