Después de haberos explicado lo de Asesinato entre letras, las motivaciones por las que los escritores suelen acabar con la vida de sus personajes, lo justo es que yo también confiese y reconozca que sí, que he acabado con la vida de alguno de los personajes, principales y secundarios, de mi novela, incluso que lo hice con premeditación y alevosía, porque ello formaba parte de la trama, aunque como tal ningún «asesinato» debería estar justificado, todos por fallecimiento natural.
SILENCIO EN TUS LABIOS
En la novela SILENCIO EN TUS LABIOS quien muere es la protagonista principal, Ana, quien como ya he comentado en alguna ocasión en mis reflexiones al respecto, padece una grave enfermedad degenerativa que poco a poco va acabando con su salud, con su vida.

Foto: Image Creator
Sí, ésta es una novela de amor y debería tener un final feliz de esos en que después de muchos avatares y obstáculos, Manuel, Ana y el resto de los personajes y narradores que componen la novela disfrutan de un final feliz, que como en los cuentos, terminan comienzo perdices.
Sin embargo, en la segunda parte de la novela, en medio de este trenzado de historias y narradores que se cruzan y entrelazan, se llega a dar la triste noticia del fallecimiento de Ana, cuando todos estamos deseando que se produzca ese encuentro entre Ana y Manuel, tras ese primer fallido matrimonio fruto del cual han nacido sus dos hijas y se ha adoptado a una tercera.
La noticia la dan los padres de Ana, que se presentan en el piso donde vive Manuel para informarle al respecto, lo que desencadena que poco a poco aflore la verdad y su vida se dé la vuelta como un calcetín porque éste empieza a ser un poco más consciente de la realidad en que ha vivido Ana.
La curiosidad de esta muerte, aparte del hecho de que Ana deja de ser una de las narradoras de la novela, es que nadie nos cuenta ni describe cómo se ha producido ese triste momento, como si no hubiera habido testigos, aunque se alude al hecho de que ha sido en el hospital y como consecuencia de un agravamiento de su enfermedad.
No hago un spoiler al comentar que esta pérdida se produce casi al final de la novela, porque parte de la trama consiste en conseguir esa reunificación familiar, sobre todo porque la situación no es tan fácil de asumir porque para algunos personajes supone todo un trauma personal que se ha de gestionar con bastante delicadeza.
Suegro: Lamento tener que darte malas noticias y no habértelo dicho antes, pero
«Silencio en tus labios», 1 de junio 2020
respetábamos los deseos de Ana. Falleció hace dos semanas a consecuencia del cáncer.
Os hubiéramos avisado antes que la situación era tan grave, pero no quiso que vuestra
hija pasara por esto y es mejor que no sepa nada de momento.
Manuel: ¿Qué?- Pregunto sorprendido, a la vez que extrañado.- ¿Ya está? ¿Se ha
ido?- Pregunto con impotencia.- ¡No es posible! ¡Esto no tiene ningún sentido!- Vuelvo
a exclamar.- ¡Soy su marido y el padre de nuestra hija!
Suegro: Es la verdad.- Se reafirma.- Al final el cáncer ha sido más fuerte que ella.-
Me dice.- Os ha querido mantener al margen de su sufrimiento hasta el final.- Reitera.-
Ha querido proteger a Cristina y no fue una decisión fácil.- Me indica.- Lo ha pasado
mal, muy mal sin vosotros. Sin embargo, no quiso que la vierais. Lo siento.- Me dice
apenado.- Era mi hija y hemos respetado sus razones, aunque no nos hayan gustado.
Ella nos lo pidió así y hemos respetado su voluntad hasta el último momento.- Alega.
Manuel: Lo entiendo y no os culpo.- Le contesto con calma.- Esto no me parece justo
para nadie.- Le digo.- ¿Qué le digo yo ahora a Cristina cuando me pregunte?- Pregunto
con impotencia.- Antes o después tendrá que saberlo y no le agradará que sea tan tarde
como para no haber tenido oportunidad de verla ni una sola vez.
Suegro: No se lo cuentes de momento.- Me responde con seriedad.- ¡Respeta las
últimas voluntades de Ana, por favor!- Me pide.- Es mejor así para todos. La familia lo
está pasando muy mal y no nos agradaría que Cristina pasara por esto. Deja que crea
que Ana os abandonó y vive en otra parte.
En mis novelas no suelo dar malas noticias, pero ésta resulta inevitable y fundamental para el desarrollo de la historia. Es una mala noticia, pero que a la par da sentido a todo.
¿Cómo se resolvera?
¿Cómo afectará a los demás personajes?
Si no sucediera así ¿Habría novela?
¡Escritor y asesino! Como Ana, el personaje femenino central de la novela, te abandona, rompe toda relación contigo como personaje de la novela, ¡qué se muera! ¿no? ¡machista desorejado!!!! Pobrecita
Habrá que esperar al desenlace para saber qué pasa. Ya os aviso que hay por delante otra tanda de unos 20 capítulos ya escritos
ESPERANDO A MI DADDY
En la novela ESPERANDO A MI DADDY la presencia de la muerte se puede considerar una constante casi desde el primer día, por eso de que Jessica termina en una casa de acogida, un internado, para niñas sin hogar, algunas de ellas huérfanas, de manera que como autor de la novela, se me puede acusar de «asesinatos múltiples y reiterados», porque año tras año van llegando nuevas niñas al internado.

La muerte, este asesinato literario más significativo de la novela, se produce por parte de otro personaje de los considerados terciarios, que no tiene una participación directa en la trama, dado que por suerte para Jessica, la protagonista principal, su anhelado Daddy está vivo y se llega a producir ese encuentro entre ambos.
Quien muere y provoca un cierto trauma en personajes secundarios es la madre de las hermanas McPherson, (Luz y Sharon), las enemigas/amigas de Jessica en la universidad. Quienes tienen una cierta importancia en la trama. Esta madre fallece en el hospital a consecuencia de las secuelas del atentado terrorista sufrido durante su luna de miel, por lo que puede decirse que disfruta de una vida larga y algo atormentada de la que las hijas se ven influenciadas.
La relevancia de este fallecimiento está en la evolución personal de las hermanas McPherson, por enrevesar un poco más la novela y dar un mayor sentido a la personalidad de cada uno de los personajes, porque pasan del odio visceral a ser las mejores amigas del mundo y mediar en resolver los conflictos de Jessica, casi a salvarle la vida, aunque no se pueda pasar por alto la oportuna mediación de los hermanos Catcher (David y Jack), sin olvidar la intervención de su amigo Pete
De la muerte de la madre se llega cuestionar el estado y la mentalidad de sus últimos días, si tuvo o no tiempo de arrepentirse y cambiar su mentalidad, de si se sintió defraudada por el cambio de mentalidad de las hijas o por el contrario se encontró en ello la paz interior. El padre parece ser el único que conoce la verdad, pero prefiere callar al respecto. Al menos, consiente que Luz y Sharon puedan regresar a casa después de haberlas dejado en la calle, por lo cual hay un cierto optimismo en ese sentido. La creencia es que la madre descansa en paz en todos los sentidos
Luz: Es muy difícil explicar. – Me responde. – A él no le gustó. Cuando en Navidad mi hermana y yo le comentamos a nuestro padre que queríamos convertirnos al catolicismo, nos advirtió que no quería que católicos en su casa, que no tiene dinero para los católicos. Él no quería convertirse en el padre de dos chicas católicas. Si nos decidíamos a hacerlo, él preferiría perder a sus hijas antes que ver que eran de religión católica. Nos pidió que le entregásemos las llaves de la casa, en nuestra última visita, y se las dimos.
Habíamos ido a visitar nuestra madre enferma, porque éramos sus hijas y la queríamos. Sabíamos que moriría en los siguientes días o semanas. Nuestra madre estaba en el hospital, estaba en la cama. A ella no le gustaba demasiado nuestra decisión. Nos pidió que pensáramos en el disgusto que le provocaríamos a nuestro padre. Cuando ella muriese, él se quedaría necesitado del amor de sus hijas. Con nuestra decisión, aparte renunciamos a nuestra fe, le rompíamos el corazón a nuestro padre.
Sharon y yo hablamos aquella noche. Queríamos a nuestro padre y lo último que pretendíamos era perjudicarle. Sin embargo, Sharon estaba segura de que era lo mejor para toda la familia. Ella confiaba en que nuestro padre nos perdonaría y comprendería algún día, que estaría enojado con nosotras durante varios días o semanas, pero nos perdonaría en algún momento.
Nuestra madre falleció el 12 de marzo 2002, un martes. La semana de vacaciones de primavera estaba próxima y nuestro padre nos advirtió que no quería vernos. No quería católicos en su casa. Nosotras no asistimos el funeral. Nos quedamos rezando por nuestra madre en Goddard Chapel, la gente de la Comunidad rezó con nosotras. Nos convertimos al catolicismo el 29 de marzo 2002.
Cuando se acabó el curso, Sharon y yo quisimos regresar a casa, porque la residencia cerraba. Llamé a nuestro padre y su respuesta fue que no espera a nadie, porque no tenía hijas; sus verdaderas hijas eran protestantes y no católicas.
«Esperando a mi Daddy » Tuesday, November 25, 2003
