Introducción
Es meterse en camisa de once varas, donde no me llaman, como se suele decir, pero me parece una disyuntiva interesante que se plantea en este momento de la novela, ahora que parece confirmarse que tanto Manuel como Ana acudirán a la convivencia de la Pascua. Él como uno más y ella como responsable de la organización; él confiado en saber dónde se mete, aunque no pregunte, y ella encargada de estar a tanto de quiénes acudirán.
La distribución de los grupos ya está. Se lo he comentado a los de Consejo y parece que están de acuerdo, aunque me han pedido que haga un par de cambios. Había puesto en el mismo grupo a una pareja de novios y al parecer éstos prefieren no hacerlo juntos todo. Van a vivir la Pascua como los demás; ya encontrarán tiempo para romanticismos cuando puedan, porque durante esos días habrá ocasión para relajarse.
Si el otro día mantuvimos una charla amistosa, no veo razón para que no compartamos la Pascua en un clima de fraternidad, con todos, como todos, pero eso sí, ¡él por su lado y yo por el mío! Quizá, si durante la Pascua sucediera algo que provocase un cambio de actitud por mi parte, lamente la frialdad con lo que ahora me lo planteo. Sin embargo, tengo claro que a la Pascua nadie acude en busca de pareja.
Ana. Silencio en tus labios 15/04/2003

La prudencia
Se entiende que la postura de Ana, su planteamiento ante la posibilidad de coincidir con Manuel, de que se produzca esta coincidencia es lógica y justificada. en este momento de la novela, de su historia, ellos no son nada, tan solo amigos, y resultaría pretencioso creer que pueda haber una mayor complicidad o entendimiento entre ellos por el mero hecho de volver a reencontrarse, más cuando ambos son conscientes de sus desencuentros o malentendidos previos.
Sin embargo, como Ana da a entender en su versión de la novela, hasta cierto punto es algo que se plantea, más que en su caso particular por la mentalidad de las otras parejas de novios, que tienen planteamientos variados, sin que se especifique cuánto tiempo lleva cada uno de esas parejas ni el grado de compromiso que haya en éstas.
Por lo que se da a entender, y sobre lo que parece no hay mayor problema, es en que haya parejas que opten por hacerlo casi todo juntos, esto es, no se comparte alojamiento, se da a unos y a otros su espacio y privacidad como al resto del grupo, dado que, además, la convivencia de la Pascua será en un pueblo donde tendrá que amoldarse a la hospitalidad y acogida de los vecinos, por lo que habrán de demostrar una cierta coherencia y ejemplo en ese sentido, que no han ido hasta allí a desmadrarse.
Por como se plantea en la novela y así lo quiero dar a entender, dado que la gente se organizará y repartirá por grupos, se entiende que estas parejas de novios querrán ser parte del mismo grupo y con ello compartir los momentos de oración, participación en la liturgia y el resto de las actividades, dado que al menos habrá que tener una actitud de servicio con el resto. lo que en la novela se plantea con el tema de servir y recoger las mesas del comedor
Ana no se muestra muy dispuesta a tomarse este tipo de complicidad con Manuel en ningún caso. Prefiero disponer de tiempo para ella, conservar su tiempo y su espacio, no verse agobiada ni sentirse atrapada por las insinuaciones y pretensiones románticas de su enamorado. Ella será la responsable de todo el grupo y las cuestiones personal, en particular a este nivel, puede suponer una distracción, ponerse en el punto de mira por los motivos equivocados.

Juntos, pero no tanto
La otra opción en la actitud de las parejas es que se les considere por separado, lo que no implica que no rechacen ese reconocimiento de su relación, sino más bien, que se les valore y considere de manera individual, ya que de todas maneras para cuestiones de organización, de alojamiento, chicos y chicas irán por separado.
En ese sentido podemos argumentar que Ana ya ha tenido alguna experiencia en ese sentido y sabe de lo que habla, dado que al comienzo de la novela se menciona que ella ha ido a ese campamento de verano con quien era su novio entonces y se incomodó un poco por el hecho de que se la conociera más como «la novia de Carlos» que por ella misma, aunque se asumiera que Carlos ya era alguien conocido por todos y ella iba como nueva.
Por lo que sabemos hasta este punto de la novela, en los meses previos a este momento Ana se ha esforzado por ganarse un sitio dentro del grupo, un nombre, por quitarse de encima sea coletilla, aparte de por el hecho de haberse producido esa ruptura y ella tener que rehacer su vida y reforzar sus vínculos con el grupo. Se entiende que en este punto de la novela ya lo ha conseguido, porque ahora es la dirigente de su grupo parroquial, le han propuesto que sea la responsable de la convivencia de esta pascua y tendrá que dar una de las charlas.
Es decir, que estas parejas de novios no lo compartirán todo, aunque tampoco implica que vayan a abrir un paréntesis en su relación, como si se quisieran dar un tiempo y replantearse su futuro como tal. Se trataría de tener más que compartir, que al no sentirse tan atado el uno al otro esperan tener una mayor libertad para demostrarse esa complicidad y a la vez sentirse integrados dentro del grupo.

¿Dos tipo de parejas?
Con esto no quiero dar a entender que en la novela se plantee que haya dos tipo de parejas, sino, más bien, que cada cual establece su prioridad en uno u otro sentido en base a su compromiso, dado como se plantea en la novela, al final y en el fondo todas las parejas buscan lo mismo y en este vivir la liturgia de estos días siempre se puede encontrar ocasiones para esa complicidad, confianza mutua.
Se trata, al menos en principio, de dar a entender que Ana se plantea cuál ha de ser su planteamiento y mentalidad con respecto a Manuel y esa posible relación entre ambos en el supuesto de que llegue a forjarse. Ella no pretende lanzarse a lo loco a una aventura que no tiene claro si tendrá futuro, porque lo que le han dicho de Manuel no le resulta demasiado alentador y ella ya ha pasado por una ruptura previa, aparte que que ha de afrontar su problema de salud.

La tercera opción
El planteamiento de Ana es que se traten y relacionen como el resto de la gente que acuda a la convivencia, sin ninguna consideración en cuanto a sus expectativas y expectativas sentimentales. Lo importante y relevante ha de ser la Pascua.
Tengo hasta mañana para tomar una postura y una decisión clara ante ello, porque está claro que, si me muestro muy afable desde el primer momento, me temo que no me le quitaré de encima en los cuatro días y necesitaré momentos de tranquilidad, sobre todo que me permita que viva la Pascua a mi ritmo y sin coacciones por parte de nadie. Si él acude en plan tonto, me temo que por mi parte no tendrá la menor complicidad.
Ana. Silencio en tus labios 15/04/2003
Aquí se da a entender que Ana está al corriente de las meteduras de pata de Manuel en este tipo de encuentros aparte de lo que ella ya ha padecido en los encuentros previos que han tenido. Ana no esconde ni oculta sus temores, sus dudas ante la idea de mostrarse demasiado dispuesta y confiada ante lo que pueda ser un exceso de confianza por su parte, que al final Manuel la defraude y haga realidad sus mayores temores.
Mejor mantener las distancias y no tan solo con el tema del alojamiento y el espacio personal. se trata de demostrar respeto hacia sí misma, seriedad, de merecerse el aprecio de los demás y establecer un cierto orden, una prioridad en sus asuntos personales, en no dejarse llevar por las distracciones.

Conclusión
Como se puede deducir por todo lo escrito hasta ahora en esta entrada del blog, es que Ana no se espera que la experiencia vaya a resultar demasiado gratificante, prefiere ser moderadamente optimista en cuanto al resultado, a la actitud de Manuel, con la confianza en que quizá se equivoque y éste se sepa comportar.
También se puede dar a entender como que a pesar de todo lo que Ana le ha llegado a decir a Manuel en cuanto a su actitud hacia ella, lo que en el fondo espera es que éste se muestre un tanto impulsivo, se deje el sentido común en la mochila y haga gala de esas torpezas que al parecer le caracterizan.
Se entiende que Ana quiere alejarse de la imagen de chico perfecto e ideal como se supone que es Carlos, su exnovio, porque tanta perfección implicó que ella no supo estar a la altura de las exigencias de su relación cuando llegaron sus problemas de salud. Ahora prefiere un chico que le haga reír y le sepa sacar una sonrisa cuando ella se sienta más desanimada.
En cualquier caso, Ana se toma la vida muy en serio y se puede pensar que a su lado quisiera tener a alguien capaz de seguir su ritmo, sus pautas y ahora sus miras se han puesto en este chico tan particular.
Origen
- Reflexiones propias
- Ana. Silencio en tus labios 15/04/2003

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