Introducción
Dado que la novela tiene un cierto carácter autobiográfico, al estar basada en mis experiencias y expectativas personales, que puede parecer que yo soy el primero que lo utilizo como libro de consulta para manejar ciertas situaciones o como refugio cuando no sé cómo afrontarlas, hay quien puede pensar que hay una simbiosis entre el protagonista de la novela y yo.
Creo haber comentado en alguna ocasión que la novela en sí misma es un ejercicio de redescubrimiento personal, una manera de intentar encontrar una explicación medianamente lógica a ciertas experiencias.
Al principio, en la idea original, lo que asumo que tiene que ver bastante con mi manera de ser, era como si pretendiera adelantarme a los acontecimientos e inclusos hacer un pequeño análisis retrospectivo, una vez que todo había pasado con más o menos fortuna por mi parte y para aquellos que se relacionaban conmigo.
El personaje de Ana
Es el personaje que mejor y más ha evolucionado desde aquellos primeros borradores y anotaciones, de mis primeros planteamientos.

Al principio era una chica sin nombre, tan solo el pronombre «ella». Aún en algunos de los pasajes que se relatan en la versión de Manuel se llega a descubrir esa pobreza. Ese querer darle toda la importancia que el personaje merece, pero a la par quitársela, porque se suponía que la novela debía centrarse en «Manuel» casi exclusivamente.
En la actualidad, asumo que la novela no tendría demasiado sentido, si no le hubiera dado el protagonismo y la relevancia que tiene en la actualidad, porque se ha convertido en un personaje complejo. Es el contrapunto al personaje de Manuel, quien le lleva, le trae y le maneja casi a capricho.
De «ella» a Ana
Ana se escapa un poco de mi control literario, porque aquella «ella», empezó a ser «La Dulce Gatita», en ese supuesto chat de citas anónimo. Una chica que sufría y padecía los no muy acertados intentos de conquista, acercamiento de Manuel. Una chica con capacidad para protestar, para quejarse, para tener opinión propia de los hombres y de Manuel en particular. Pero que también empezaba a tener algunos secretos.
Eran mensajes enviados a Manuel cuya intención en la novela era que el personaje descubriera esos pensamientos personales de Ana, cómo se debía sentir ésta ante su actitud y plantearse cuál debía haber sido la más adecuada y sobre todo la respuesta más lógica ante ello.

Era «una chica», así, sin más. Sin DNI ni identidad, pero que ya empezaba a reclamar su espacio y su tiempo. Una chica que exigía una respuesta y a la par un respeto, que aquel que tenía el atrevimiento de escribir sobre las chicas, sobre sus pretendidos amores, lo hiciera desde el conocimiento, bajo su consentimiento.
Aquella «Una chica»/ «Dulce Gatita» empezó a reclamar su identidad en la novela ¿Quién es? ¿Cómo se gana la vida? ¿Cuáles son sus sueños? ¿Quién es su familia? ¿qué piensas sus padres de este nuevo romance?
Saber que tiene un exnovio; que no reside en Toledo o que siente cierta curiosidad y recelo por aquel que la persigue con intenciones románticas empezaba a no ser suficiente.
Ana
De «una» chica pasó a llamarse «Ana». Con los años aparte de nombre y una vida personal «exigió» tener cara, distinguirse del resto, pero sin ser una mala copia de nadie. Poco a poco, gracias a los avances de la tecnología y a ese querer tener identidad propia, he ido perfilando su imagen y creo que he llegado a estar de acuerdo con la Inteligencia Artificial

En la actualidad Ana es un personaje de lo más complejo y completo. Da la sensación de que esta primera parte de la novela está basada más en su vida que en la mía.
La segunda parte de la novela se desarrolla principalmente en su entorno, aunque haya menciones a Toledo y referencias a lo entendía debía ser la evolución de mi entorno
¿De qué va la novela?
Diría que la novela «Silencio en tus labios» ya no es la historia de un chico con dificultades en sus relaciones sociales que intenta torpemente llamar la atención de una chica que está muy lejos de su alcance, pero al final se lleva la sorpresa de su vida cuando ésta le corresponde sin reparos.
Ahora mismo, la novela es más la historia de una chica con una vida casi perfecta en muchos sentidos, que ve cómo todo se le viene a bajo a causa de una enfermedad degenerativa – ¿Un cáncer? – Se topa con que en su intento por rehacer su vida, hay un chico que la atormenta y se convierte en un estorbo molesto, pero a la par necesario.
Como se trata de Ana, no queda muy claro cómo es esa evolución, pero sí puedo comentar que pasa del rechazo más absoluto y desgarrador, a ser Ana quien decide manejar la situación con mano izquierda. «¡A mí no me vengas con tonterías!»
Entiendo que este cambio en la actitud del personaje es un reflejo de mi propia evolución personal. Que en vez de hacer de Manuel un personaje más maduro, serio, centrado y responsable, que supera sus torpezas, le he dejado con todos sus defectos y manías, para trasladar ese cambio de mi mentalidad a Ana.
Como se puede leer en la novela, mucha de esa progresión por parte de Manuel se deriva de una influencia directa de Ana, de un cambio de actitud más afable y menos receloso.
Ejemplos de lo analizado hasta la fecha en la novela 20 de abril 2003:
- Se dan la paz en el encuentro del mes de enero. Ana le busca para disculparse con él por su carta.
- En febrero, tras esa conversación entre ambos, es Ana quien convence a Manuel para que la acompañe a la cena con los amigos. Mejor que no se distancie de nadie por causa de su modo de relacionarse
- En abril Manuel acude a la convivencia de la Pascua, engañado por las amigas, pero siendo Ana cómplice y, en cierto modo, instigadora. Se supone que Manuel lleva varios años sin participar en actividades de más de un día o fuera de Toledo
- El sábado santo, en la práctica «el Camino de Emaús», Ana se muestra dispuesta a ser su acompañante, aunque al final ese emparejamiento se consigue de manera un tanto retorcida.
- Esa tarde, tras el Emaús, es Ana quien le abre su corazón, cuando lo que Manuel se teme es recibir un bufido o la frialdad más absoluta por su parte. Aunque no se lo crea, puede llegar a ser un chico interesante para una chica
- Noche del sábado cenan los dos juntos, comparten mesa y no se acaba el mundo ni se monta ningún drama.
Y así, poco a poco la novela está llena de tira y afloja por parte de uno y otro. En donde Ana se limita a pedirle que haga lo que tiene que hacer, mientras que Manuel no deja de salir de su asombro ante estos votos de confianza o exigencia.
Ana decide adoptar una postura más activa y aprovechar su ventaja, dado que Manuel confía en ella, aunque haya ocasiones en que le cueste un poco entender la manera de proceder.

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