El mejor vestido

Introducción

Por parte de Ana todo está listo para emprender el viaje, para pasar ese fin de semana en Toledo. Tiene quien la lleve, quien le ofrezca alojamiento en Toledo y quien la traiga de regreso. Ella tan solo tiene que tener la mochila preparada con todo lo que necesite llevarse para el fin de semana y acudir al punto de recogida el viernes 27 de junio de 2003 a media tarde.

Que, si la gente de su parroquia está encantada con la idea de asistir al último encuentro mensual en Toledo, ella no lo está menos por la posibilidad de reencontrarse con Manuel e intentar arreglar este desencuentro con él, aunque estaría mejor que fuera él quien se moviera de Toledo y la viniera a reconquistar.

Va a ser un fin de semana de lo más completo. El día grande para el grupo y el día de la reconciliación para ellos, para hacer un poco más oficial eso de que son pareja, porque a la convivencia de la Pascua no acudió tanta gente y la noticia se dio casi en el último momento. Si todo va bien, este fin de semana será la confirmación y reafirmación.

El viernes por la noche, vigila; el sábado primero el retiro y después cena con los amigos y el domingo por la mañana regreso a casa, si se tercia, podrá reunirse con Manuel y despedirse, acordar, esta vez sí, llamarse por teléfono y planificar el verano.

No puede ir

De manera que el viernes a media tarde, según lo acordado, todos aquellos que tienen previsto acudir a Toledo, se reúnen en la puerta de la iglesia, como quien dice, frente al portal de la casa de Ana, pero la única que no acude a la cita es Ana.

Ella, quien de algún modo ha sido la promotora de este este viaje, se encuentra superada, vencida por la enfermedad. se encuentra con que de pronto todas la expectativas e ilusiones puestas en este viaje se quedan en nada. Es su oportunidad para reencontrarse con Manuel, para darle una sorpresa, pero la sorpresa que la lleva ella: No está en condiciones de ir a ninguna parte, de moverse de la cama.

Ana con gesto triste (imagen oficiosa para la web) // Copilot designer

Ya faltó al encuentro de mayo, entonces de manera premeditada, por estar enfadada, molesta, desencantada con Manuel, como respuesta al desplante del fin de semana anterior, por lo que confiaba en no ser ella quien fallara de nuevo en esta ocasión, dado que, en realidad, con esta ausencia defrauda a demasiada gente.

Ella es una chica fuerte, que no quiere dejarse vencer por su enfermedad, una chica en la que todo el mundo puede confiar, pero que ahora, en uno de los momentos más importantes del grupo y posiblemente de su relación con Manuel, se ve forzada a quedarse en la cama.

Sí, ella que en cierto modo no ha querido ser como esa chicas que con más o menos argumentos, razón y justificación, no ha querido anteponer sus desencuentros con Manuel a su compromiso y vinculación con el grupo, que estaba dispuesta a darse una oportunidad en cuestiones del corazón, de pronto se encuentra con que le falla a todo el mundo

¿Qué va a pensar Manuel?

Quienes la conocen y saben de sus circunstancias particulares no se van a tomar a mal que se haya de enfrentar a este momento de debilidad, que si no acude a Toledo no es por falta de ganas, de interés, de compromiso. Ella no se ha aislado del mundo estos dos últimos meses, tan solo ha cortado la comunicación con Manuel porque se ha sentido un tanto desencantada con él.

Sin embargo, ahora que parecía dispuesta darle una segunda oportunidad, se topa con que la enfermedad la retiene en su casa, en su cama, la obliga poco menos que a guardar reposo cuando ella confiaba en disfrutar de un intenso fin de semana que concluyese con esa reafirmación en su relación de pareja.

Ella, que lleva un mes y medio sin responder a las cartas de Manuel, sin cogerle el teléfono, se ha convertido en otra de esas chicas que desaparecen de su vida sin dar muchas explicaciones. En su caso, en gran medida, porque se ha sentido herida en su orgullo por haberse sentido plantada, tras ver como éste rehusaba su plan, por tener otro compromiso, del que no tenía conocimiento y al que no había sido invitada.

Es decir, que si éste ya es el segundo encuentro al que no acude, ahora que termina el curso, las muchas o pocas ganas que Manuel se hubiera podido hacer en cuanto a coincidir en las actividades del verano se desvanecen por sí solas. ¿Qué va a pensar si no? Su silencio, sus ausencias son porque Ana no quiere verle porque ya le advirtió en su momento que si la hacía enfadar habría consecuencias.

Si ella en veranos anteriores ha sido el alma de la fiesta, la luz que brillaba, en parte porque Manuel no aparecía por allí ni por equivocación, este año ya puede entender que se le van a cerrar todas las puertas, ya que, si Ana no quiere coincidir con él, pero es ella quien sí quiere acudir, pocas opciones le quedan. Ana es la dirigente de su grupo parroquial y una chica que está de verdad implicada y comprometida con el grupo. Manuel tan solo es uno del montón.

El mejor vestido

El caso es que para este encuentro de junio Ana estaba dispuesta a acudir a Toledo con el mejor de sus vestidos, la mayor de sus sonrisas y así evitar que este desencuentro entre ellos no acabase siendo la peor de las tragedias, ni diera pie a más malentendidos, que no convirtiera un pequeño problema de pareja en una tragedia personal.

Pero se encuentra con que se encuentra débil, que no se siente con ánimos ni fuerzas para llamar a nadie y subsanar en lo posible las graves consecuencias de esta situación. De verdad que prefiere quedarse en la cama, y apagar el móvil para que la dejen descansar, por mucho que ello le vaya a costar su futuro y a defraudar a mucha gente.

Son dos horas de coche hasta Toledo, pero ella no se siente con ánimos ni fuerzas para salir de su dormitorio, para hablar con nadie. ¿Cómo hacer entender que ésta es la razón por lo que lo suyo con Carlos, su ex, no funcionó?

Le duele el alma, el cuerpo, el corazón. Le duele la impotencia de pensar que ha tirado esta relación con Manuel a la basura de la manera más tonta y sin que éste se lo mereciera, quizás un poquito, pero no tanto como para haberse rendido ante la primera dificultad. Ella hubiera podido ir al encuentro de mayo o superado su testarudez y haberle respondido aunque tan solo hubiera sido una vez.

Ser ella quien de nuevo tome la iniciativa e intente recuperar lo que ya da por perdido no parece que tenga demasiado sentido. Manuel no es de las que espera en balde a que las chicas le hagan caso, de manera que lo más probable es que ya haya puesto sus miras en cualquier otra que no le vaya a dar la espalda a las primeras de cambio.

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