Introducción
Sábado, 25 de octubre, 2003. (20:00)

El restaurante disponía de aparcamiento cubierto, de manera que hacia allí nos dirigimos. Confiaba en que cuando llegásemos aún quedara alguna plaza libre, porque, de lo contrario, hubiéramos tenido que dejar el coche a la intemperie y aún llovía,

Teniendo en cuenta que el restaurante estaba en las afueras y que la gente se acercaría hasta allí en coche, el hecho de ofrecer una plaza de garaje era un detalle de distinción, una evidencia de que Carlos y su prometida querían que su boda fuera por todo lo alto
Restaurante a las afueras
Digamos que Anas está acostumbrada a acudir a este tipo de eventos, que no es la primera vez que ha estado en el lugar donde se va a celebrar el banquete y que por eso se conoce el camino, sabe de antemano con lo que se va a encontrar y en función de ello ha basado la elección de su vestuario, consciente de que pisaría mucho la calle.
No hemos de olvidar que ella, hasta casi tres años, ha sido la novia de Carlos. Es más, aunque obviemos ese detalle de su vida pasada y sentimental, nos podemos hacer una idea de sus costumbres por el tipo de vida que lleva, que de hecho la madre ya ha tenido a bien aludir a ello para poner a Manuel al tanto de cuál es el nivel de exigencia en esta familia.
El banquete se celebra en un local con una cierta categoria, no en el bar de la esquina. el hecho de contar con garaje es todo un lujo y una ventaja, en particular cuando la climatologia se vuelve adversa como en esta ocasión, de la manera que la gente se evita mojarse y las carreras por el suelo mojado y resbaladizo de apartamiento al exterior.
Así se puede entender un poco más la preocupación de Ana por el vestuario de Manuel, por lo que hasta cierto punto puede ser admisible para acudir a la ceremonia religiosa, en un local como aquel no lo es tanto. Se precisa de una cierta etiqueta, atención al detalle, para estar a la altura del resto de los invitados y no solo del acontecimiento.
Una celebración a la altura del novio
De hecho, por el aspecto y la imagen del local uno de se puede hacer a la idea de cuál es el coste del cubierto y la preocupación de los novios en agosto de que al final no fuera a acudir toda la gente del grupo parroquial e incluso por entregar las invitaciones en mano, aparte de que hubiera un interes personal en confirmar la asistencia de determinadas personas.


Siendo coherentes con el personaje, con Carlos, con todo lo que este representa en la novela, el banquete de la boda debía ser un reflejo de ese prestigio personal, de ese ser un chico de buena familia, con quien a la madre de Ana le hubiera gustado que esta hubiera mantenido esa relación hasta las últimas consecuencias.
El personaje de Carlos es esa figura de contraste con Manuel, entre la imagen de chico perfecto, ese líder natural admirado por todo el mundo, que impresiona con su presencia y personalidad desde el primer momento, con su saber estar, frente a lo que representa la figura y el personaje de Manuel, sobre quien conviene darse la opción para crearse una segunda opinión, porque el ideal de chico perfecto pasó de largo cuando se cruzó con él.
Ahora mismo, a efectos de la novela, la figura de Carlos representa esa exigencia mínima a alcanzar en los chicos para ser considerados como posibles pretendientes de Ana, ante lo cual la comparación y expectativas con respecto a Manuel no resultan demasiado favorecedoras, sobre todo, si no logra recuperar ese punto de entendimiento con Ana.

Empapado
Por si no fuera suficiente, cabe esperar que los recién casados, los novios, aun a pesar de la lluvia, lleguen al local presumiendo de sonrisa, de felicidad y de su mejor aspecto, perfectos en el que es uno de los mejores días de su vida, cuando se han de lucir ante familiares, amigos y conocidos asistentes al banquete, tratados con mimo hasta el más mínimo detalle, porque aún quedan muchas fotos y vídeos que tomarles.
En cambio, Manuel, quien entendemos que acude con su mejor ropa, pero tampoco es que vista como un pincel, como se suele decir, se encuentra con que ha tenido que dar un largo paseo bajo la lluvia para ir a por el coche de Ana y esta tarde llueve. Además, su estado de ánimo tampoco es lo mejor que tiene en estos momentos.

El aliciente está en que se supone que Manuel y Ana, en esta velada, son la otra pareja del momento, que la celebración de esta boda es algo así como su presentación oficial como pareja, pero dado el aspecto un tanto lamentable en que se encuentra Manuel y que ellos no están pasando por uno de sus mejores momentos, la expectativa de maravillar a alguien queda un poco lejos.
De manera que, como Manuel necesita asearse un poco, en vez de ir al salón a reunirse con el resto de los invitados y esperar a los novios, prefiere ir al aseo de caballeros e intentar en lo posible arreglar su aspecto para no quedar demasiado avergonzado ante los demás ni dejar en mal lugar a Ana por el hecho de no presentarse en el banquete con el chico más interesante después del novio.

Manuel entiende que Ana ya se siente un tanto decepcionada porque no se están cumpliendo las expectativas que ésta se habría creado para esa ocasión y a que a lo largo del día tampoco les ha sido fácil encontrar ese punto de entendimiento y complicidad, pero, aun así, han acudido juntos y dispuestos a darse una oportunidad, más que por mantener las apariencias.
Es por así decirlo, su prueba de fuego para convencerse a sí mismos de que ese optimismo que los demás les han transmitido por verlos juntos no se va a quedar en buenas intenciones, sobre todo porque Ana ya ha dejado claro ante sus amigos que por su parte todo está bien. Tan solo falta que Manuel también se lo crea y lo demuestre de manera evidente, sin forzarlo.

La entrada del blog describe una escena detallada de un banquete de boda celebrado en un restaurante de lujo en las afueras de la ciudad. La narrativa se centra en los personajes de Ana y Manuel, destacando sus preocupaciones y expectativas para el evento. La autora utiliza descripciones vívidas para pintar una imagen clara del entorno y las emociones de los personajes. La atención al detalle, como la mención del aparcamiento cubierto y la elección del vestuario, añade profundidad a la historia y permite al lector imaginarse en la escena.
El contraste entre los personajes de Carlos y Manuel es evidente, mostrando las diferencias en sus personalidades y cómo estas afectan sus relaciones con Ana. La autora también resalta la importancia de la etiqueta y la apariencia en eventos sociales, lo que refleja las expectativas y presiones sociales que enfrentan los personajes.
En general, la entrada ofrece una visión interesante y bien escrita de un evento social significativo, explorando las dinámicas interpersonales y las expectativas sociales de manera efectiva.
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