¿Quieres ser como ellos?

Introducción

En esta pretendida reinterpretación o interpretación de la novela «Esperando a mi Daddy», de estos primeros años de vida de Jessica, desde el punto de vista de presentarla como una presunta «superheroína» (héroe), si nos ajustamos al planteamiento de ese tipo de historias, tiene que haber «buenos» a los que rescatar y, por supuesto, «los malos» (antagonistas) contra los que nuestra protagonista se haya de enfrentar para luchar por la justicia y recomponer el orden.

Jessica disfrazada de «superheroína»// Copilot designer

Función de antagonista en la literatura

Los antagonistas desempeñan un papel crucial en las historias de superhéroes. Son los personajes que se oponen a los héroes y representan los obstáculos y desafíos que estos deben superar.

Aquí te dejo una explicación detallada sobre su función:

  • 1. Crear conflicto: Los antagonistas son la fuente principal de conflicto en las historias de superhéroes. Sin ellos, no habría una lucha o desafío significativo para el héroe. Este conflicto puede ser físico, emocional o moral, y es lo que impulsa la narrativa.
  • 2. Desarrollar el personaje del héroe: Los antagonistas ponen a prueba las habilidades, valores y principios del héroe. A través de su enfrentamiento con el villano, el héroe puede mostrar su valentía, ingenio y capacidad de superación. Además, estas confrontaciones suelen provocar un crecimiento personal en el héroe.
  • 3. Representar temas y valores: Los antagonistas a menudo simbolizan ideas o valores opuestos a los del héroe. Por ejemplo, mientras que un héroe puede representar la justicia y el sacrificio, un villano podría encarnar la corrupción y el egoísmo. Este contraste no solo enriquece la historia, sino que también permite explorar temas profundos y complejos.
  • 4. Generar empatía y simpatía por el héroe: Al presentar a un antagonista poderoso y temible, los escritores pueden hacer que los lectores o espectadores se sientan más conectados y solidarios con el héroe. Cuanto más grande sea la amenaza, mayor será la tensión y el interés en la resolución del conflicto.
  • 5. Añadir complejidad a la trama: Los antagonistas pueden tener sus propias motivaciones, pasados trágicos y dilemas morales, lo que añade capas de complejidad a la historia. Un villano bien desarrollado puede ser tan fascinante como el propio héroe, y sus acciones pueden tener repercusiones profundas en el mundo de la narrativa.

En resumen, los antagonistas son esenciales para crear una historia de superhéroes rica y emocionante. Proporcionan el conflicto necesario, desarrollan el personaje del héroe, representan temas importantes, generan empatía y añaden complejidad a la trama. Sin ellos, las historias de superhéroes perderían gran parte de su emoción y profundidad.

¿Quiénes son «los malos» en esta novela?

En esta historia, los antagonistas no son los que provocaron que Jessica acabase como una bebé abandonada y sin saber de sus orígenes y privada de la posibilidad de reunirse con su padre, dado que esta no es una novela típica de superhéroes.

«Los malos» son los chicos. Por brutos, por tontos, por diferentes, por insensibles y faltos de delicadeza, por comportarse como chicos, sin ver en ello dobles intenciones más allá del hecho de entender que Jessica se comporta de manera diferente a las demás niñas y chicas.

Niños jugando en el parque// Copilot designer

Porque, al principio de la novela, cuando Jessica empieza a tratar con éstos en el colegio o en el parque, se da cuenta de que los chicos no son como ella. Son raros, diferentes. Le provocan cierto interés y, en un primer momento, no tiene reparo en acercarse a ellos, en hacerse su amiga, en tomarlos como su referente a imitar hasta donde su ingenuidad le permita.

Los chicos viven en hogares normales, en las viviendas familiares del barrio, donde hay un padre, una madre e incluso hermanos mayores y menores. Además, y este es un detalle importante, los chicos se visten con ropa de chicos, no con ropa de niñas ni de segunda mano que les haya donado de manera altruista la gente del barrio. Su ropa procede de las tiendas; a lo sumo es ropa de sus hermanos mayores.

Además, las tardes en que el tiempo acompaña, los chicos acuden a jugar al parque y juegan a juegos de chicos. Se les ve felices corriendo tras el balón, la pelota o practicando el deporte/juego escogido para ese momento de ocio y diversión. Se les ve libres y felices.

Chicos, no.

En el «St. Clare Home for Girls» no hay chicos, ni uno solo, ni por descuido. No se les permite la entrada. Las niñas que viven y residen allí deben tener clara esa norma. El lema «All are welcome» (Todas son bienvenidas) no se refiere a éstos. Los chicos, si vienen, se quedan en la entrada y, tras su breve visita, se marchan cada cual a su casa.

Es más, si te escapas del St. Clare, desoyendo las normas, y te acercas al parque, lo más probable es que te encuentres con algún chico. A ellos no los regañan por estar en el parque. A ti sí: por escaparte sin permiso, por bajar al parque a deshora y por reincidente, aunque vuelvas antes de que anochezca o no se den cuenta de que te has ausentado.

Una Jessica rebelde

Se entiende que Jessica empieza a tratar con los chicos, a mostrar ese mal comportamiento desde que tiene edad y madurez suficiente como para atreverse a tomar sus propias decisiones y reclamar una cierta autonomía, a sentirse lo bastante osada. A partir de los seis o siete años, cuando esas preocupaciones por su seguridad y bienestar son evidentes.

Que juegue con los niños en el patio de colegio, en vez de preferir a las niñas, dentro de lo que cabe, se puede aceptar. Es un espacio controlado y con alguien se tiene que entretener. Aparte de que, debido a su personalidad, se siente un poco desplazada con respecto a las niñas. Ella necesita llamar la atención, cuando no desaparecer para que la dejen tranquila.

El problema está cuando, por su cuenta y riesgo, acude al parque sola, huyendo de esa posibilidad de que le encuentren una familia de acogida u obliguen a hacer algo que a ella no le apetece. Los chicos no hacen preguntas ni ponen objeciones.

Si viste como ropa de niños, está en el parque y quiere jugar a los juegos de los chicos («blanco y en botella«), es un chico. Porque los niños son muy suyos y para unirse a sus juegos ha de hacerse según sus normas de niños. Las niñas también pueden jugar con ellos, si quieren, pero las normas las ponen ellos.

Lo peor que en un primer momento tienen los chicos es que a veces son un poco brutos y se pelean entre ellos. Son peleas de chicos donde es fácil que acabes revolcándote por el suelo, con más de un moratón, arañazo y herida, sobre todo si la pelea es con banda de chicos rivales que les quieran quitar la pelota o zona de juego.

Regresa tú al St. Clare como si hubieras estado en la guerra, después de haberte escapado sin permiso. ¡Verás qué divertido!

Jessica con 7 años// Copilot designer

Sobre todo se desvanece eso de volver y pasar inadvertida cuando lo haces subiendo la empinada calle desde el parque y perseguida por uno o dos chicos que quieren darte lo tuyo y lo que no les han dado a tus amigos, sobre todo porque se han dado cuenta de que eres una niña, la más pieza débil del grupo.

En la adolescencia, la situación se agravará con conflictos de adolescente, pero nuestra Jessica empezará a poner en práctica sus «poderes» y los chicos tendrán más motivos para hacer que su existencia sea un poco menos inocente.

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