Introducción
Si seguimos buscando paralelismos más o menos lógicos y coherentes entre la novela «Esperando a mi Daddy» y las historias de superhéroes, nos hemos de seguir fijando en el personaje de Ann Josephine Catcher (Ana) y la influencia que ésta ejerce sobre nuestra protagonista, ese «saco de problemas» que hay que enderezar antes de que sea demasiado tarde.

El mentor
En el vasto universo de las historias de superhéroes, el mentor es una figura arquetípica que proporciona una guía esencial, sabiduría y, a menudo, una chispa que enciende el fuego del heroísmo en el protagonista.
Desde un punto de vista narrativo, el mentor actúa como el faro en la tormenta, alguien que el héroe en ciernes puede mirar con reverencia y, en ocasiones, con desafío. Este personaje tiene el poder de transformar al héroe, de llevarle desde la oscuridad de la ignorancia hacia la luz del conocimiento y la destreza.
Consideremos el ejemplo de Obi-Wan Kenobi en Star Wars. Aunque técnicamente no es un superhéroe en el sentido tradicional, su papel como mentor de Luke Skywalker es un ejemplo perfecto. Kenobi introduce a Luke en los misterios de la Fuerza, pero también le inculca valores de disciplina, humildad y sacrificio. Su muerte, lejos de ser el fin de su influencia, fortalece a Luke al obligarle a enfrentar sus desafíos sin el sostén constante de su mentor.
En las historias de superhéroes más clásicas, personajes como el profesor Charles Xavier en X-Men o el anciano maestro Splinter en las Tortugas Ninja Mutantes Adolescentes desempeñan roles similares. Xavier no solo enseña a sus estudiantes a controlar sus poderes, sino que también les inspira a luchar por la coexistencia pacífica entre humanos y mutantes. Splinter, por su parte, ofrece a las tortugas no solo entrenamiento en artes marciales, sino también lecciones de honor, lealtad y sabiduría.
El mentor, entonces, es más que un simple guía: es el artífice que moldea al héroe. Sin él, el protagonista podría carecer de la dirección necesaria para enfrentarse a los conflictos que definen su camino. A menudo, el viaje del héroe incluye un momento de pérdida o superación del mentor, simbolizando la transición del discípulo que se convierte en maestro por derecho propio.
Además, el mentor también sirve para humanizar al héroe. A través de sus interacciones con este guía, vemos las dudas, miedos y vulnerabilidades del protagonista, lo que añade profundidad emocional y permite que el público se identifique más con ellos.
En resumen, el mentor es una pieza fundamental del engranaje narrativo en las historias de superhéroes. Es el aliento silencioso en el oído del héroe, la chispa que enciende la llama de la grandeza y el legado que perdura incluso cuando ya no está presente. Sin el mentor, el héroe podría ser un simple mortal con poderes, pero con él, se convierte en un símbolo, en un faro de esperanza y justicia.
Toda «Cenicienta» tiene su hada madrina.
Es importante insistir y recalcar la idea de que en el «St. Clare’s Home for Girls» se vive sin grandes lujos ni caprichos innecesarios, porque hay un presupuesto limitado, pero, dentro de lo que cabe, no se vive tan mal. No se maltrata a nadie. Las niñas acuden al colegio con absoluta normalidad y a todas se les intenta buscar una familia de acogida para los fines de semana largos y las vacaciones.

Tienen sus necesidades básicas cubiertas y lo único que se les pide y se espera de ellas a cambio es que se comporten como es debido, no que sean dulces angelitos, porque son niñas pequeñas y cada una tiene su personalidad, pero tampoco es como para que exploren esas facetas de su carácter más descontroladas que las dejen en evidencia.
No se las trata como delicadas princesas de cuento, pero tampoco como responsables de las tareas domésticas fuera del horario escolar y del tiempo que pasan con las familias de acogida. Son niñas que necesitan tiempo para jugar, para estudiar y para sociabilizar con otras niñas de su edad, para forjar su personalidad y prepararse para el día de mañana.
La excepción a esta casi idílica vida en el «St. Clare’s Home for Girls» es Jessica, quien aprovecha ese tiempo de libertad fuera de las normas del colegio para hacer lo que le viene en gana sin que hasta ahora haya habido nadie con la suficiente paciencia como para frenarla. Mientras no se meta en problemas serios y sus travesuras no vayan más allá del hecho de ser una niña que busca llamar la atención, se le concede una cierta permisividad.
Sin embargo, cuando Ana toma posición de su puesto como cuidadora, entiende que ciertas cuestiones y excepciones no se pueden permitir, que el hecho de que sus circunstancias personales sean un tanto particulares no es motivo para que una niña como Jessica abuse de esa libertad y tenga a todo el mundo condicionado por sus caprichos de niña desamparada.
Pretender enderezar a esta dulzura de niña de un día para otro será complicado, dado que para Jessica eso de «portarse bien» no tiene ninguna gracia ni le aporta nada; quiere que venga su Daddy y entiende que este modo de actuar, de colmar la paciencia a quienes están a su alrededor, es la única manera de que lo tengan en cuenta. Es amor filial sin condiciones.
Origen
- Esperando a mi Daddy. September 1988
- Reflexiones personales
- Conversación con Copilot

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