Los niños del parque

Introducción

Sabemos que en este verano de 1989 Jessica aún mantiene alguna de sus rebeldías o malas costumbres, que no va a cambiar de la noche a la mañana ni de un día para otro por mucho que Ana sea merecedora de su confianza o ésta ejerza sobre ella un control más o menos directo para que se controle. Antes de abandonar sus travesuras, se ha de mentalizar de que lo nuevo le compensa y conviene más.

En este proceso de madurez personal, de normalización de su vida, tiene una cierta relevancia esos juegos con los chicos del parque, costumbre que se resistirá a abandonar porque es su momento de libertad, de evadirse de su realidad y sentirse menos condicionada por las normas y los convencionalismos.

… en particular en aquellos días en que hacía buen tiempo y era más probable que los chicos se encontrasen en el parque, porque, si no eran los habituales, serían otros nuevos. El caso es que tendría con quien jugar, hasta que Ana se percatase de mi ausencia o el pasar de las horas me diera a entender que era momento de que regresase.

Reconozco que, si mis escapadas no fueron muy frecuentes, se debió a que me agradaba la compañía de Ana y, hasta cierto punto, en alguna ocasión tuve la impresión de que contaba con su condescendencia, aunque a mi vuelta me echara en cara que me hubiera ido sin su permiso y recordase los peligros a los que me enfrentaba.

Es una niña entre los niños en el parque.

Desde la mentalidad o el pensamiento de Jessica en esta etapa de su vida, la idea es que los chicos son felices porque no viven en el St. Clare’s, porque a ellos no les han abandonado, no son huérfanos ni se encuentran con la tesitura de vivir con una familia desestructurada. No se detiene a pensar que puedan tener circunstancias negativas. Son felices a su manera.

Ella quiere ser como los niños en ese sentido y no sentirse señalada ni marcada por sus orígenes, por su inestabilidad y esa falta de cariño de sus padres. Su identificación con éstos en ese sentido, sin buscarle otro trasfondo ni interpretación. Tiene muy claro quién es y no pretende nada distinto a eso. Tan solo busca su lugar en el mundo y rehúye su situación personal.

En el St. Clare’s las niñas visten con el uniforme del colegio; se las identifica con esas prendas, aparte de que, gracias a la generosidad de los vecinos y los padres de acogida los fines de semana, en festivos y vacaciones, puedan vestir de manera más casual e informal. Y es justo en ese detalle donde Jessica tiene preferencia por la ropa de los niños, la que consigue por medio de trapicheos, para parecerse un poco más a éstos y que se la considere como una más en sus juegos.

A las niñas se les recomienda que no se ensucien, que no hagan el bruto, que se comporten con corrección, casi que sean un perfecto ejemplo y modelo de delicadeza. Al menos esa es la sensación e impresión que tiene Jessica. Mientras que a los chicos del parque, si no regresan a su casa embarrados y llenos de heridas, los mandan de regreso para que se ensucien.

Niños jugando en el parque// Copilot designer

¿Los niños son buenos?

La primera impresión de Jessica es que sí, porque la admiten en sus juegos, sobre todo si son por equipos y están desequilibrados. Gracias a ella hay un número par de jugadores. Porque a los chicos parece que en principio tan solo les importa eso. Después, a la hora de componer los equipos, tienen en cuenta las habilidades individuales de cada cual. Asumimos que a Jessica no le gusta eso de que la escojan la última.

En la novela se da a entender que a los chicos no les causa demasiado reparo eso de que una niña se una a sus juegos, aunque después sean inevitables las burlas o el pensar que el hecho de que el equipo donde esté ella lleva cierta desventaja. Ella es el elemento más débil, sobre todo a la hora de pelearse, aunque lo de las peleas no sea lo más habitual ni como tal algo intrínseco al juego. El objetivo es divertirse con la inocencia de ser niños, sin maldad.

Los niños juegan a deportes de equipo y se supone que la elección del juego depende en gran medida del tipo de balón o pelota que lleven y de la zona del parque que dispongan para ello. Algunas de esas peleas vienen derivadas por esa rivalidad, porque hay otros niños que les quieren quitar la pista y no hay ningún adulto que imponga un poco de orden.

El punto de vista adulto

Se supone que Ana es una chica con una mentalidad abierta, que tampoco entiende como una anormalidad eso de que las niñas y los niños jueguen juntos, siempre que haya una cierta normalidad en el trato.

Desde el punto de vista de Monica, como responsable del St. Clare y de la educación de las niñas, la valoración es un poco más crítica. Es más partidaria de pensar que ha de establecerse una separación, dado que unos y otros tienen inquietudes distintas. Bien que se relacionen, pero no que se mezclen en sus juegos, salvo que haya una familiaridad previa.

Sin embargo, el problema no es tanto que Jessica juegue con los niños del parque en vez de con las niñas, porque cabe suponer que éstas también juegan a la pelota y no solo con muñecas, que en ese sentido podría encontrar una mayor afinidad y comprensión. Si Jessica rehúye ese tipo de amistad es por la sensación de que más pronto que tarde, como les sucede a las niñas del St. Clare’s, todas se acaban marchando. Con los chicos no busca esa complicidad.

Lo que Ana descubre, aparte de que no le parezca bien eso de que Jessica utilice el juego con los niños para evadirse de su realidad, es el hecho de que se trata de una niña que está a punto de dejar atrás la inocencia de la infancia. Que por ese crecimiento y desarrollo personal también lo sufrirán los niños y ello puede derivar en problemas que no sea capaz de manejar.

Hasta ahora no ha pasado nada, más allá del hecho de que los niños se hayan dado cuenta de que ella es una niña, que en muchos aspectos es igual que ellos, pero hay situaciones y cuestiones que con el paso del tiempo se irán haciendo más obvias. Que lo que hoy es tan sólo la rareza de ser una niña, el día de mañana no se planteará con la misma ingenuidad.

Jessica necesita encontrarse a sí misma, descubrir su verdadera identidad en todos los aspectos, y no le conviene tener referentes equivocados. Que tampoco se trata de encerrarla bajo llave en la casa de St. Clare’s y que no vuelva a ver un chico en lo que le reste de vida, porque se encontrará con ellos como compañeros de clase y se cruzará con ellos por la calle.

Jessica, 8 años

Se trata de que aprenda a relacionarse con los chicos de manera adecuada, sin que se sienta coaccionada por el hecho de no verse como ellos, ni por el hecho de que éstos no residen en el St. Clare’s, ni porque la imagen reflejada en el espejo cuando se mire le recuerde de manera constante que ella fue una bebé abandonada.

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