Es niña todo lo que reluce.

Introducción

Lo que cuenta Jessica en la novela, en su diario, con fecha de Saturday, April 21, 1990, es referente a todo el curso, a 3º de Primaria, cuando empieza a ser un poco más consciente de los efectos y la repercusión que la influencia de Ana está teniendo sobre ella. Aparte del hecho de que se hace mayor y es un poco más consciente de su realidad.

Ana me dice que desde hace algún tiempo como demasiado, pero yo creo que como a mis horas y lo que me corresponde. Además, ahora hago mucho ejercicio físico. Desde que ella llegó al St. Clare’s, estoy mucho más animada y tranquila; ya no me regañan tanto y a veces incluso me comporto mejor que antes.

Incluso los chicos del parque quieren que pase más tiempo con ellos. La verdad es que me lo paso muy bien cuando jugamos al baloncesto, al fútbol o nos defendemos cuando los chicos de la otra pandilla nos atacan, ya que tenemos nuestra zona del parque y, si éste se queda pequeño para que juguemos todos, opino como los demás que no hay motivo para que nos echen, si hemos llegado antes. El parque es de todos.

La explicación y justificación que ella le da a esos cambios que ella percibe de sí misma y de su entorno, en su inocencia e ingenuidad, porque se trata de que sea ella la narradora de su historia, lo atribuye al hecho de tener que ponerse ese vestido de Primera Comunión y al sacramento mismo.

Jessica vestida de Primera Comunión.

Va anticipando cambios, casi como si se produjese una especie de metamorfosis mística, física y mental: Empieza a hacerse mayor. Es un poco más consciente de todo y a percatarse de que se comporta de manera distinta a los niños, que éstos, si ya la trataban de manera algo diferente por eso de que fuera una niña, ahora lo acentúan un poco más, aunque hasta cierto punto ella se resista a aceptar ese cambio.

Una niña que se comporta como una niña.

Si hasta ahora se esforzaba por integrarse en el juego de los niños, confiada en ser aceptada como uno más, sin percibir rechazo ni recelo en ese sentido, porque a los niños parecía serles indiferente, salvo para aquellos que se enfrentaban a su grupo y la consideraban la más débil, ese recelo empieza a ser general.

Los niños empiezan a marcar diferencias con ellas, a considerar un poco incongruente que Jessica siempre se junte con ellos y evite a las niñas. La empiezan a considerar rara. Lo único es que, como ella aún se esfuerza por buscar esa aceptación por parte del grupo, la aceptan. Este cambio de mentalidad está en sus inicios, pero es imparable.

De hecho, Jessica no oculta que ya empieza a sentir un poco más de interés e inquietud por ese mayor acercamiento con las niñas de su edad, de su clase, del St. Clare’s, aunque no siempre se sienta tan bien recibida como le gustaría porque las demás entienden que tan solo está tanteando, que esa confianza es relativa y tampoco es que se pueda confiar en ella, dado que no ha abandonado del todo el jugar con los niños.

Ella se viste como una niña y cuando está en el colegio y necesita ir al baño, va a los aseos de las niñas, lo que no tiene nada de particular ni de especial, porque así es como le han enseñado y ha aprendido desde siempre. Sin embargo, ya no es un simple detalle ni una manera correcta de comportarse. Es algo que la diferencia de los niños.

cartel de baño de niñas

Una cuestión es que, por rebeldía, le guste vestirse con ropa de niños cuando no tiene que llevar el uniforme del colegio y otra muy diferente que pretenda imitarles en todo, que no lo hace. Es más, como ella siente que se están produciendo cambios, se siente un tanto incomprendida.

Ya no le resulta tan fácil que la entiendan, porque se empieza a dar cuenta de que los niños ya no ven a las niñas tan solo como esos seres que no quieren jugar con ellos, participar de sus juegos. Se permite tener opiniones propias y no muy favorables para marcar distancias. Las niñas son «tontas» y los niños son «listos«.

No tiene remedio.

Lo mejor de toda esta situación es que, si antes se mostraba reservada y desconfiada con todo el mundo, ahora tiene la suerte de que se siente, al menos, escuchada por Ana, quien siempre se muestra dispuesta a dedicarle unos minutos, si los necesita para que hablen y le comente lo que sea.

Ana

Siempre es mejor escuchar sus problemáticas de niña que la preocupación de descubrir que se ha vuelto a escapar al parque como vía de escape a todas esas ideas locas y sensaciones que le atormentan. Mejor que Jessica sepa que en el St. Clare’s hay alguien que la intenta comprender y que no siempre está ahí para regañarla ni para pedirle que haga algo que no le apetezca.

El dictamen experto y objetivo de Ana ante esa problemática tiene una nomenclatura clara y no tiene remedio: «pubertad». Es decir, que Jessica no puede quedarse como una niña pequeña para siempre. Tiene que crecer y eso no tiene nada de malo; al contrario, es indicativo de buena salud, de que, con independencia de su origen, Jessica es como cualquier otra niña de su edad.

Origen