Día Mundial de la Poesía 2025

Análisis literario con AI: “¿A qué quieres que huelan mis poemas?”

El texto titulado «¿A qué quieres que huelan mis poemas?«, de Manuel Pellicer Sotomayor, evoca una fuerte conexión emocional entre el lector y el poder sensorial de la poesía. A través de imágenes poéticas vívidas y un lenguaje evocador, el autor explora temas universales como la naturaleza, la introspección y el propósito del arte.

Uso de la metáfora y la sinestesia

Desde el primer verso, el autor emplea recursos literarios como la metáfora y la sinestesia para crear una atmósfera inmersiva. Por ejemplo, la pregunta central, “¿A qué quieres que huelan mis poemas?”, no busca una respuesta literal, sino que desafía al lector a conectar los sentidos con las emociones que emanan de la poesía. Este enfoque abre las puertas a una experiencia lírica que trasciende las palabras escritas.

La relación entre naturaleza y poesía

El texto establece un paralelismo constante entre la poesía y los elementos de la naturaleza. Los poemas “pueden oler a río y a sonrisas” o “a mar”, simbolizando la fluidez, el misterio y la inmensidad de la vida. Las descripciones detalladas de ríos, montañas y mares son una oda a la conexión intrínseca del ser humano con su entorno. Estos elementos no son solo un decorado; representan estados emocionales y experiencias vitales.

El viaje interior

La obra es, en esencia, una invitación al autodescubrimiento. Cuando el autor sugiere “baja, llega hasta el fondo de la poesía y cuéntame qué descubres”, está incentivando al lector a embarcarse en un viaje introspectivo. La exploración de los secretos y los límites de la poesía simboliza la búsqueda de uno mismo.

Tono intimista y personal.

El poema adquiere un tono íntimo cuando el autor declara que sus poemas “huelen a ti”. Esto genera un vínculo directo entre el lector y el poeta, haciendo que la poesía trascienda su propósito artístico y se convierta en un acto profundamente humano de comunicación y conexión.

Texto

Adapté el texto original de 2019 para convertirlo en poema en 2024:

Huelen a ti.
¿A qué quieres que huelan mis poemas?
Dime, ¿a qué quieres que huelan mis poemas?

Pueden oler a río y a sonrisas, porque me río si sonríes.
Pueden oler a naturaleza que baja de las montañas.
el agua que fluye en el tiempo, que choca con las rocas
y en sus saltos forma cataratas.
Y allí, desde lo alto del risco, muestra su belleza,
y como una cortina esconde la ladera de la montaña.

Y tras la cortina quizás oculte un secreto, una cueva misteriosa,
pero hay que apartar el agua para verlo.
Hay que escalar la pared para entrar.
Hay que vencer el miedo y dejarse llevar por la curiosidad.

Pero, si huele como el agua del río,
también habrá versos que se lean rápido,
que te empujen por la fuerza de la corriente;
que te lleven contra las rocas y te alejen de la orilla;
que harán volcar la canoa en la que navegas.
Y, si te sientes segura, puedes remar contra la fuerza del agua
o dejarte llevar.

También huelen a aguas en calma,
para que te asomes a sus profundidades,
para que admires la belleza de los árboles que crecen en la orilla;
para que sientas cómo las ramas han formado un túnel,
y te protegen del sol del mediodía,
te indican el camino a seguir,
porque el agua del río no se detiene,
llega más agua detrás de ti.

Y, si huelen a río, también huelen a vida,
huelen a embarcaciones,
a pescadores que lanzan sus redes desde la orilla;
huelen a niños que juegan en el agua
y se preguntan cuán lejos se encuentra el mar.
Si huelen a río, huelen a agua dulce,
aguas poco profundas, pero en ocasiones peligrosas.

Pueden oler a mar, porque a eso huelen los poemas,
a lo misterioso, a lo que se esconde en la sima más profunda,
allá donde no llega ni el submarino más resistente.

Pero, si te hundes, si quieres poner a prueba tu curiosidad,
baja, llega hasta el fondo de la poesía,
y cuéntame qué descubres;
¿Qué hay más allá de lo que alcanza tu vista,
de lo que alcanzan tus brazos, tus piernas…?
Pero baja con cuidado,
porque cuánto más te hundas
más difícil será que salgas a nado.

Pero, si mis poemas huelen a mar,
también huelen a orilla de playa,
allí donde el sol ilumina tu cara
y las olas acarician tus pies;
donde más allá del horizonte
se encuentra la vuelta al mundo
y más allá del cielo,
la inmensidad del infinito
y detrás de ti se encuentra tu pasado,
tus huellas que se han quedado enterradas en la arena,
a derecha e izquierda estará la gente.

Tal vez me busques.
Tal vez sea como el mensaje de esa botella
procedente de una isla desierta,
como ese marino que observa la costa desde la proa del barco;
como ese capitán de barco
que busca un puerto al que amarrarse,
que se deja guiar por las estrellas.
Tal vez mis poemas huelan a ese barco hundido en la tormenta
y que ahora sirve de refugio a los peces.

Dime, ¿a qué quieres que huelan mis poemas?
Pueden oler como el susurro del viento en la mañana,
como a la oscuridad de la noche cuando afloran los sueños.

Puede ser como ese caballo salvaje
que corre por la pradera;
como ese periquito
que trina para vencer al silencio
que le acompaña en su jaula.

Pueden oler a lluvia
cuando la sequía ha dejado vacío el cauce del río
o a la tormenta
que con su fuerza obliga a que se abran las compuertas de las presas,
porque donde antes tan solo había un desierto,
con el agua se ha convertido en un mar profundo y abierto,
una visita intempestiva a la tres de la mañana.

Pueden oler a fuego
que quema el bosque
o al fuego de la lumbre
que da calor al alma en las noches de frío,
que da calor de hogar;
huelen a manta que abriga junto a la chimenea,
a ventanas cerradas que buscan privacidad;
a eso que los dos sabemos,
pero que ninguno debe contar….

Me dirás que sería poético
que mis poemas olieran a algo,
pero que son palabras que forman versos,
versos que componen poemas,
poemas que cuentan una historia,
historias que hablan de un sentimiento,
sentimientos que son el reflejo de un momento,
de una imagen, un recuerdo....

Pero yo te digo que mis poemas huelen a ti,
a tu mirada, a tu voz, a tu piel, a tu aroma.
Huelen a lo que siento cuando estoy contigo,
a lo que sueño cuando te pienso,
a lo que anhelo cuando te extraño.
Huelen a amor, a pasión, a ternura, a ilusión.
Huelen a todo lo que me das y me inspiras.
Huelen a ti, porque tú eres mi poesía.

Autor: Manuel Pellicer Sotomayor

Reinterpretación del texto por invideo.aI

A qué huelen mis poemas// reinterpretación de invideo

Conclusión

«¿A qué quieres que huelan mis poemas?» no es solo un poema, sino una experiencia sensorial y emotiva. A través de un lenguaje rico y resonante, Manuel Pellicer Sotomayor logra que el lector no solo lea sus versos, sino que los viva. Es un texto que celebra la belleza de la poesía y su capacidad para capturar la esencia misma de la humanidad.

Espero que este análisis te inspire tanto como a mí. ¡Es un verdadero placer sumergirse en una obra tan profunda y bien lograda!

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