Tres son multitud

Introducción

Es jueves (21 de abril de 1994) por la mañana (07:00 a. m.) y, como ya comenté en la entrada anterior, esta vez Jessica no es la única que se queda a dormir en el St. Clare’s durante las vacaciones de semana de primavera. Jodie y Brittany también, alterando un poco lo que ha sido su costumbre hasta la fecha, sin que queden muy claras las razones.

Monica, Tutora del St. Clare’s// Copilot designer

El caso es que las tres comparten dormitorio, porque así es como se han distribuido para dar cabida a las quince niñas que residen en el St. Clare’s durante el año escolar. De manera que cuando Monica se ha asomado por la puerta y las ha llamado, el aviso era para las tres.

Dormitorio// Copilot designer

Como es lógico, la petición de despertarse no se limita a que se despierten, pero no se muevan de la cama en todo el día. Se trata de que se espabilen, que aprovechen el tiempo y pongan un poco de orden en sus vidas, que la siguiente vez que Monica venga a llamarlas, si no las ha visto reaccionar antes, parezca innecesario que se preocupe y desconfíe, porque ya se apañan solas y no hay que decirles las cosas dos veces.

Turno en el baño

Conocedores de las limitaciones de espacio de la casa y de que, con trece años, ya se les concede la suficiente autonomía para ello, Monica no se queda junto a la puerta del dormitorio ni les da más indicaciones. Las espera para desayunar y el tiempo corre en su contra, por lo cual más vale que se muevan o se encontrarán con la mesa del comedor recogida.

Jodie: Jessica, ve tú la primera al baño. – Me propone. – En cuanto termines, iremos nosotras. – Me indica y así nos organiza a las tres.

Viven quince niñas en la casa, pero no hay ni quince dormitorios, como si fuera una residencia universitaria, ni quince cuartos de baño, como si se tratase de una mansión de lujo con toda clase de comodidades. Tan solo lo justo, tanto de lo uno como de lo otro, como para que haya cabida para todas sin apreturas ni agobios, dado que el tiempo es oro y los horarios se establecen para todas por igual.

Es decir, que si estas tres chicas comparten dormitorio, es lógico pensar que sucede lo mismo con el cuarto de baño, con la sensación de que éstos son más baños de una vivienda que vestuarios públicos. De manera que eso de ir juntas como si fueran siamesas no tiene demasiado sentido, salvo que vayan muy apuradas de tiempo o sea un capricho por la complicidad femenina y de la adolescencia.

De hecho, podemos entender, por la mentalidad de la educación que reciben, que esa autonomía en el cuarto de baño es un signo de madurez. Las niñas pequeñas se asean solas, pero ellas ya tienen trece años, no necesitan compañía ni ayuda. Han de demostrar un cierto pudor y deseo de intimidad, sin convertir el tiempo que estén en el cuarto de baño en tiempo de cháchara.

Jess: Vale. Ahora os llamo. – Le respondo con total conformidad. – Dadme cinco minutos.

Complicidad de chicas

Pensando mal y pronto, puede parecer que se excluye a Jessica de la complicidad que hay entre Jodie y Brittany, que la sugerencia para que ésta vaya la primera es del todo intencionada y premeditada. Como sabemos, Jessica es una chica que acostumbra a ir por libre, de manera que es fácil suponer que se puede sentir más incómoda siendo ella quien se quede en compañía de cualquiera de las otras dos.

Jodie y Britanny

De hecho, podemos pensar que al cederle el turno incluso se muestran consideradas con ella, entendiendo que quizá Jessica sea una chica un poco más nerviosa e impaciente. que sus compañeras ya saben de sus manías y prefieren no incomodarla, dejar que ella vaya a su ritmo, con la ventaja de que éstas se ganan esos minutos de más para quedarse en la cama.

Si Monica volviera y les dijera algo, las tres se podrían sentir justificadas. Es así como se organizan, cómo aprovechan el tiempo. sin que surjan disputas ni diferencias entre ellas. Jessica no es muy dada a intimar y las otras dos disponen de esos minutos para hablar de sus cosas sin sentirse condicionadas por su presencia o curiosidad.

Hay más niñas en la casa.

Así nos enteramos de que hay más niñas en la casa en estas fechas y que Monica no es la única que se ha quedado como responsable. Dado que Jessica no solo aprovecha para ser la primera en el baño, sino que tiene la oportunidad para demostrar y evidenciar ese aprecio y complicidad particular con Ana.

Prefiero que esto se haya establecido así porque, de este modo, tengo la oportunidad de buscar a Ana y darle los buenos días. Aunque a estas horas de la mañana la encuentro un poco más ocupada, ya que es la responsable de despertar a las niñas pequeñas con ayuda de las voluntarias…

Es decir, esta mañana de jueves la vida en el St. Clare’s está de lo más concurrida. Parece más un día normal de clase que un día de vacaciones de primavera. Como si en los años anteriores lo sucedido hubiera sido como un espejismo que Jessica se hubiera creado para evadirse de su realidad, pero esta vez se muestra mucho menos evasiva y más implicada.

Sea o no algo excepcional o la excepción que confirma la regla, el caso es que vemos a Jessica como una chica un poco más sociable, a quien no le preocupa tanto el hecho de relacionarse con sus compañeras de dormitorio con total normalidad. Que, aparte de pensar en ella misma, es capaz de demostrar esa implicación con alguien más que no sea su «Daddy».

Origen