Introducción
Monday, June 20, 1994 (08:00 pm)

Ana: ¿Me aceptas una proposición para este verano? —me pregunta con la esperanza de que acepte. – Si te quedas, tampoco quiero que te aburras ni pierdas el tiempo.
Hasta ahora no nos habíamos preocupado ni interesado por quiénes son las responsables de la limpieza en el St. Clare’s. Eso de que se limpia solo es poco creíble y factible, aunque podamos deducir con bastante acierto que dicha limpieza se produce mientras las niñas se encuentran en el colegio, porque es cuando hay más tranquilidad.
En verano, Jessica en su diario comenta que eso es parte de la responsabilidad de Ana, para lo cual, por justificar la compañía, ésta se ofrecía ayudarla y lo planteaba como parte de su aprendizaje para el futuro, que era más como un entretenimiento, una excusa para no quedarse sola y cruzada de brazos en cualquier rincón a la espera de que se le dedicaran cinco minutos.


La cuestión es que para el verano de 1994 Jessica se encuentra con dos cuestiones nuevas que le afectan de manera bastante directa y que Ana pretende que no deje en el olvido, porque serán en beneficio de ella, si lo sabe gestionar de la manera más adecuada. Será una ganancia, sin que se lo haya de tomar como una imposición.
Cierra del HTC

La primera mala noticia es que durante las semanas de vacaciones de verano se suspende el pago de las asignaciones. No habrá más ingresos ni préstamos. Se cierra la contabilidad hasta septiembre, porque en ese sentido Jessica no merece más privilegios que las demás. No queda claro si ello afecta a las deudas pendientes. Sin embargo, aquellas que ya no vayan a regresar cerrarán sus cuentas, se supone que con el saldo que tengan en ese momento.
Es decir, que en principio, Jessica debería sobrevivir durante el verano con lo ahorrado hasta la fecha, teniendo en cuenta que tan solo han pasado dos meses desde que se le abrió una cuenta. Que si no habrá más ingresos, tampoco se espera que haya salidas. Ante lo cual, o tiene algo guardado bajo el colchón o se pasará las próximas semanas a dos velas, aunque con las necesidades básicas cubiertas.
Al menos puede pensar que el hecho de ser un poco rebelde y pecadora le puede salir gratis. No la podrán castigar sin la asignación semanal en caso de que su comportamiento sea mejorable. Serán ocho semanas para hacer el loco sin demasiado remordimiento y para desesperación de quien se quede a cuidar de ella. Será una adolescente caprichosa que no podrá satisfacer esos caprichos porque no están incluidos en el presupuesto.
Dormitorio propio

Por otro lado, se ha trasladado su dormitorio al trastero, al rincón más alejado y aislado de la casa, al que hay que acudir de manera expresa, ya que no se encuentra al paso. Además, como se trata del trastero, se asume que tampoco es muy habitual que haya nadie que vaya por allí.
Teniendo en cuenta que durante el verano la casa se queda prácticamente vacía, resulta más fácil mantener los dormitorios y cuartos de baño cerrados que tener que estar día sí y día también preocupándose por la acumulación de polvo y suciedad. Sin niñas en la casa, lo de la limpieza deja de ser una prioridad o, en todo caso, se limita a lo justo e indispensable.
En lo que ha sido la costumbre, hasta ahora, eso de hacer limpieza en el trastero se hacía muy de vez en cuando, con el inconveniente de tener que remover cajas y trastos allí amontonados desde no se sabe cuánto tiempo, ni tampoco si se les daría alguna utilidad el día de mañana. Eran trastos con los que no se sabía qué hacer, pero de los que daba un poco de reparo desprenderse.
Es decir, que si Jessica tiene la expectativa de que haya alguien que se vaya a preocupar por arreglar el desorden que ella llegue a montar, aunque tan solo sea porque se trata de su dormitorio, como sucedería en cualquier otro, pero esta vez siendo ella la única responsable, se va a tener que inventar más de una buena excusa. Con mayor motivo durante estas próximas semanas.
Quien se queda es Monica
Como es año par, como ha sucedido en años anteriores, quien se quedará como responsable es Monica, de tal manera que Jessica no puede esperar demasiada complacencia por parte de ésta ni que se deje manipular por el chantaje emocional ni el victimismo habitual. A Monica no se la torea y no está para aguantar cuentos de adolescentes.

Monica es una mujer, una tutora, cariñosa, comprensiva, y puede estar segura de que la tratará tan bien como considere oportuno e incluso mejor, porque se desvive por todas las niñas que tiene bajo su cuidado. Sin embargo, también ha de tener en cuenta que es una mujer a quien no le gustan las tonterías ni que le hagan perder el tiempo.
Es decir que, si se ha clausurado hasta el comienzo del nuevo curso el tema de la paga semanal y todo lo referente a la gestión del dinero, a Monica no se le va a sacar un centavo. Que, si tienes hambre, te esperas a la hora de comer o no haber dicho eso de «no me gusta». Para la cuestión de la ropa, seguro que entre la que hay guardada se encuentra alguna que te sirva para reemplazar la que se haya roto o te quede pequeña por eso de que estás creciendo.
La propuesta de Ana
Lo que Ana plantea, dicho a grandes rasgos, es que si Jessica no quiere que su economía se vea perjudicada por esa falta de ingresos, ni que la porquería o el desorden que se acumule en el trastero sea lo único que atesore durante las próximas semanas, sea ella quien asuma la responsabilidad, quien se ocupe.

Ana: Mi propuesta es que este año seas un poco más responsable y aproveches el tiempo. —Me dice. —Como ya sé que te quejarás, porque no tendrás a nadie que haga esas pequeñas tareas por ti, espero que te lo plantees con más ánimo, si recibes algo a cambio.
La limpieza y el mantener el orden en el dormitorio, en el trastero, tiene premio, una compensación económica, si no directa a su bolsillo, al menos como argumento para justificar esos caprichos que salen del presupuesto y para los que de otro modo tiene por seguro que le dirán que no de antemano.
Puede parecer un planteamiento un tanto egoísta e interesado, una invitación a que Jessica cumpla con esas tareas movida tan solo por el interés, no porque sea su obligación o parte de esas buenas costumbres y hábitos inculcados desde el primer momento. Casi parece una acusación de dejadez por parte de Ana, una mala costumbre que espera cambie, si no por las malas, al menos que lo haga por las buenas.
Se trata de su dormitorio, por lo cual también pretende que lo asuma como su responsabilidad, para que no espere que lo haga nadie por ella y que tampoco le tengan que recriminar porque no lo haya hecho. Aparte de que incluso se puede considerar una ganancia extra que no se les ha ofrecido a las demás, de tal manera que se compense el hecho de que no tenga ni quiera una familia de acogida que tenga detalles de generosidad con ella.

Jess: Se supone que esas tareas son para que compense el que me quede aquí todo el verano. – Justifico porque sospecho que su sugerencia tiene truco y no es tan beneficioso como lo plantea.
Origen
- Esperando a mi Daddy. Monday, June 20, 1994
- Reflexiones personales

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