Leer tiene premio

Introducción

Monday, June 20, 1994 (08:00 pm)

Ana: Este verano quiero que leas libros en español. —Me aclara. – No te pediré que lo entiendas, si no quieres hacer el esfuerzo, tan solo que leas en voz alta y cuides la pronunciación.

Ya sabemos o sospechamos que, con mayor o menor acierto, la asignatura de Spanish, después de tres años, para que la aprueben, ha de tener alguna justificación académica. Por mucha influencia que Ana pudiera ejercer sobre el profesor de la asignatura o los responsables últimos del colegio en cuestión de calificaciones. El no aparecer por clase en todo el curso no es motivo suficiente.

Por mucho que Jessica reniegue, ya sabemos que algún mérito propio ha tenido que aportar, sin presumir de ello porque le avergüence reconocerlo. Lo suyo con la asignatura de Spanish es una guerra abierta, aunque en el fondo sea consciente de que, batalla tras batalla, el tanteo es cada vez más desfavorable a su testarudez.

Ya ha demostrado que es capaz de escribir redacciones, aunque se haya buscado las mañas y recurrido al diccionario «English-Spanish», casi como único recurso y porque no le dejaron otra salida; estaba castigada. Aparte de esto de la lectura para que Ana le escuche, tampoco es ninguna novedad, aunque fuera por disfrutar de la compañía y matar el aburrimiento, pero son mucho entusiasmo.

Jess: —¿Dónde está el premio? —pregunto porque me parece que su argumento no es muy coherente y lo que me propone es más un castigo.

Una cabeza no tan hueca

La cuestión es que, si Ana le hace esta petición o se la replantea de otra manera, tiene sobrados motivos para considerar que no le pide ningún imposible, que la conoce lo suficiente como para motivarla y convencerla sin que llegue al punto de ser quien inicie la 3.ª Guerra Mundial.

Ya la ha convencido para que abandone esa actitud un tanto acomodada, para que no piense que se lo dan todo hecho. Que no se la va a tratar como una delicada princesa en todo por el hecho de que haya conseguido privilegios con la asignatura de Spanish y quién sabe si alguno más según pase el tiempo, aunque mejor que no se anticipe ni considere demasiado afortunada.

Jessica 13 años

A partir de ahora se tratará de leer libros, literatura, en español, más que párrafos sueltos o con una cierta continuidad en su argumentación o lectura. Se tratará de lectura con inicio, nudo y desenlace, que igual puede ser de unas pocas páginas o de libros tan gordos que le pueden llegar a servir para bloquear la puerta del dormitorio cuando no quiera que nadie la moleste.

Se tratará de leer, aunque no haga el esfuerzo de entenderlo, de conocer la traducción o la interpretación en inglés. Se tratará de que sus oídos se acostumbren a escuchar, de tal manera que, a diferencia de lo que sucede con los programas de televisión o las conversaciones ajenas que prefiere no oír, ya no se haga la despistada ni la distraída.

Ana la quiere escuchar y sobre todo la quiere entender, por lo que habrá de esforzarse por cuidar la pronunciación, la fonética, hasta cierto punto, que haya musicalidad y expresividad en sus palabras. Da igual las veces que haya de repetir una misma frase o palabra. La cuestión es que lea y, al menos a oídos de Ana, se perciba un cierto interés por su parte en hacerlo bien.

La motivación

Al igual que le ha prometido compensar de algún modo que sea una adolescente responsable con sus tareas domésticas y le ha ofrecido una gratificación económica, el esfuerzo por la lectura merece la misma consideración, aunque con un beneficio distinto, que implica por parte de Ana una mayor implicación y compromiso.

Como ya sabemos, a Jessica le entusiasma ir a la playa, a Carson Beach, particularmente en verano, como el único sitio al que se permite ir y con el que rompe esa obsesión por no moverse del St. Clare’s bajo ningún concepto, salvo para ir a clase, a misa los días de precepto y temas justificados que no admitan una negativa, como ir al médico.

De tal manera que, a cambio de horas de lectura, Jessica podrá disfrutar de horas de playa. Es decir, cuanto más leas, más tiempo disfrutarás de la playa. Será acumulativo, aunque ha de ser Ana quien decida los días, porque tampoco es que se ponga a su plena disposición, pero queda la intención de cumplir.

Es decir que, si no ha habido suficientes horas de lectura previas, aunque amanezca un día soleado que invite a acercarse a la playa y olvidarse del reloj hasta que anochezca, no se moverán del St. Clare’s por mucho que Jessica pretenda convencerla y le haga la promesa de que al día siguiente lo compensará. La lectura ha de ser previa al baño.

Si el día amanece medio nublado, pero no hay una seria amenaza de lluvia y la temperatura resulta agradable, pero hay acumuladas horas suficientes de lectura y Ana no tiene ningún compromiso que se lo impida, igual pueden disfrutar de un día de playa. Quizá no hasta que anochezca, pero al menos para que cuando regresen lo hagan con la sensación de que les ha merecido la pena el viaje.

La playa está a media hora de trayecto de ida y otra media de vuelta. Una hora en total que se supone no está incluida en este acuerdo. Lo apropiado es pensar que el tiempo que se vayan a quedar en la playa ha de compensar de algún modo el viaje, de manera que no basta con una hora de lectura ni con una hora y cinco minutos. Ha de dar tiempo a extender la toalla y sentarse sobre la arena.

Origen