Los chicos y sus cosas de chicos

Introducción

Monday, October 10, 1994 (10:00 am)

Es posible que llueva y no me siento con mucho ánimo para acercarme por el parque, ni por comprobar si los chicos son un poco menos tontos que la última vez que estuve con ellos, ni por comprobar que se han acercado por allí para observarles desde la distancia.

Jessica ya no va a dejar constancia de sus escapadas al parque ni de su trato con los chicos, entre otras razones porque ya sabemos que la tienen algo más controlada en ese sentido y porque en esa madurez personal adquirida con los años es un poco más consciente de ciertas cuestiones. He perdido ingenuidad e inocencia.

En realidad, podemos decir que ha dejado de mitificar a los chicos y la idea de que ser un chico, por no vivir en el St. Clare’s ni bajo las normas de esta institución, sea algo tan idílico como pensaba. Los chicos, aparte de no ser tan perfectos y tener sus propios problemas, se comportan como tales y la presencia de una chica les puede llegar a condicionar.

Podemos entender que los chicos con los que Jessica se relaciona están en una etapa de sus vidas que no difiere tanto de la de Jessica. Aunque en el caso de estos, lo que buscan es reafirmar su identidad como chicos, forjar su personalidad. De manera que importa tanto el cómo se sientan ellos consigo mismos como la apreciación que los demás tengan de ellos.

Ante lo cual es lógico pensar que Jessica se sienta fuera de lugar y que los chicos vean como algo extraña su presencia, porque las demás chicas no se comportan como ella. Sobre todo, se destaca la necesidad de Jessica de que se la reconozca como tal, que, a diferencia del trato recibido en el St. Clare’s, los chicos no son tan manipulables.

Los chicos hacen cosas de chicos

Jessica lo llega a comentar en alguna ocasión porque ella se siente cohibida y avergonzada cuando ha de afrontar esa tesitura. Cuando un chico dice eso de «ahora vengo», es fácil deducir a dónde va y qué va a hacer. Parece que sus prisas y su falta de reparos les permiten acabar rápido y sin alejarse demasiado. Basta con que sea un sitio que no los deje mucho a la vista, un árbol, un arbusto.

Ella se muere de la vergüenza tan solo con pensar que puede llegar a ser tan osada, de tal manera que, si le entra alguna de esas urgencias, prefiere dar por concluido el juego y regresar a la seguridad y privacidad del St. Clare’s. Que, si entra con mucha prisa, es posible que no le vean o se les olvide que se ha marchado.

Que ya es lo bastante comprometido unirse a los juegos de los chicos como para, además, imitarles en todo. Una chica ha de mantener su dignidad y no buscarse más problemas de los que se ha creado, que bastante mala fama arrastra ya con eso del trapicheo de la ropa, mal entendido por parte de los adultos, como para añadirle cierto tipo de comportamientos poco cívicos.

Por otro lado, como los chicos empiezan a evidenciar su interés por las chicas, tampoco es por desconfiar, pero mejor que no piensen que es demasiado ingenua. Su desventaja está en que, al no contar con la complicidad de otra chica, se llega a sentir más desamparada, indefensa.

Los chicos no son malos y, como tal, no hay que pensar que no la vayan a respetar o tener la debida consideración cuando Jessica se siente más vulnerable, pero no está de más que sea ella misma quien reclame ese respeto, tanto por ella misma como por el resto de las chicas; no vaya a ser que ello le cause problemas con todo el mundo.

Ella regresa al St. Clare’s y se quita de problemas; además, así tiene una excusa para no quedarse más tiempo del necesario, porque la experiencia de estar rodeada de tantos chicos no es algo que le entusiasme, dado que al final se genera una cierta incomodidad por parte de todos. Los chicos son tontos, aunque en su defensa argumenten que esa «tontería» la sufre Jessica por ser una chica.

Sea como fuere, en los últimos años y con mayor motivo en los últimos meses, desde que disfruta de la tranquilidad de tener su dormitorio en el trastero, lo de relacionarse con los chicos en el parque tampoco es algo que le interese tanto. Ya trata con ellos en el colegio, donde la consideran como a las demás o por la rareza suya de saltarse las clases de Spanish.

A veces los chicos pueden ser súper confusos. Un día son amables y al siguiente actúan como si no existieras. También puede ser molesto cuando intentan hacerse los graciosos, pero terminan siendo un poco pesados. Aunque, para ser justa, a veces también son súper divertidos y sorprendentemente atentos. Es como un misterio constante, ¿sabes?» // Copilot Designer

Origen

  • Esperando a mi Daddy. Monday, October 10, 1994.docx
  • Reflexiones personales