Introducción
Wednesday, October 19, 1994 (10:00 am)
En las últimas entradas, compartíamos y reflexionábamos con Jessica sobre su vida; conocíamos con un poco más de detalle algunas cuestiones. Parecía que ese día sin clase no se nos iba a eternizar, que eso de que Jessica se salta las clases de Spanish abarcaba también a las demás.
Sin embargo, esta chica nos vuelve a sorprender y no hemos de esperar un año ni un mes para que nos ponga al corriente de sus andanzas. Se muestra mucho más cómplice con nosotros y nos permite que la acompañemos en su rutina escolar. La han sacado de la cama y la mandan al colegio.


Sin embargo, nos encontramos con que no va sola ni tampoco a su aire, aunque se supone que en este curso ella ya sea de las mayores del St. Clare’s y alumna del último curso en el colegio, que ni siquiera ha de tomar el autobús. Que, si la dejan, debido a la pendiente de la calle, se deja caer de la cama y llega rodando hasta su pupitre en el aula.
Iba a ser un tanto escatológico eso de que la alumna que se salta las clases de Spanish se presentase en clase en pijama y con la legaña aún pegada en el ojo, ya que no hubiera pasado ni siquiera por el cuarto de baño. Sin duda cambiaría la opinión que todo el mundo se ha formado de ella hasta la fecha y dejaría bastante impresionados a sus compañeros ante tal osadía.

Hoy, como cada mañana, Ana me acompaña al colegio para que no me pierda por el camino. En realidad, ella va con las niñas de Primaria, pero siempre se espera en la puerta del St. Clare’s hasta que yo salgo.
Tenga la edad que tenga y dados los precedentes, por eso de saltarse la oración de primera hora de la mañana, aparte de por evidenciar una cierta complicidad. Ana prefiere acompañarla y que de ese modo no se sienta tan libre ni independiente, que ya disfruta de bastante autonomía por el hecho de ocupar el trastero como dormitorio para ella sola.
Ana es la responsable de las niñas pequeñas, de las de los primeros cursos, de las que tienen que ir al colegio acompañadas y bajo supervisión. Mientras que se entiende que Monica se ocupa de las mayores, muchas de las cuales, debido a lo breve de la distancia, ya son capaces de ir solas. Es decir, que con independencia de esa confianza, Jessica tiene motivos para sentirse algo humillada y avergonzada.
¿Qué supone para una adolescente que los compañeros la vean tratada como a las niñas pequeñas?
Jessica ya está en una etapa de su vida en la que reclama una mayor autonomía, madurez y confianza por parte de los adultos. No son más de cien metros. Por una de las vías principales del barrio, a la vista de todo el mundo, porque a esas horas por allí no sólo pasan los padres que llevan a sus hijos al colegio. Un grupo de niñas no pasa desapercibido y destaca aquella que por su estatura y edad sobresale sobre el resto.
El paseo es corto; no supera los 370 pies de distancia. Como Ana dice, tardamos más en quejarnos que en llegar. Por lo cual no merece la pena que nos quejemos.
Ante esta expectativa, como es lógico, este curso con mayor motivo, Jessica protesta, pero Ana prefiere hacer oídos sordos, pero de poco le sirve. Lo peor de todo es que Jessica no es de las que gustan que se la identifique como una de las niñas del St. Clare’s y esto es como una patada de realidad. Es una niña del St. Clare’s que, además, recibe un trato personalizado.
Las demás son su referente.
Jessica ya está en una edad en la que querría que se la tratase como a las demás. Es decir, que si por lo general a ella le gusta ir a su aire, nada de familias de acogida, excursiones, actividades extraescolares ni campamentos de verano, de lo que sí participan el resto, en ese caso no le parece bien eso de que con ella se hagan excepciones.

Quienes ya tenemos una idea de cómo son sus métodos de trabajo tampoco nos deberíamos sorprender por este tipo de cuestiones. Detrás de todo ello hay una intención clara, como puede ser provocar en Jessica justo esta reacción, este inconformismo para ver si ello le hace reaccionar y superar sus bloqueos.
Si Jessica se considera lo bastante mayor y responsable como para que le den un voto de confianza y le permitan que vaya sola al colegio, que haga méritos para ganárselo, que no pida privilegios ni tratos especiales en cuestiones mucho más serias, como es la asistencia a clase de Spanish o saltarse la oración de la mañana.
Si tanto le preocupa lo que los chicos o sus compañeras de clase pueden llegar a pensar cuando la ven entre las niñas pequeñas, si se siente herida en su orgullo, debería ser ella y no Ana quien hiciera algo al respecto y esforzarse por integrarse más en el grupo de clase, darle la misma importancia a este paseo matinal que a cuando encamina sus pasos hacia la biblioteca, en vez de hacia el aula de Spanish.
Origen
- Esperando a mi Daddy. Wednesday, October 19, 1994.docx
- Reflexiones personales

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