¿Cómo se visten las chicas?

Introducción

Saturday, November 19, 1994 (12:00 PM)

Decíamos cuando empecé a reflexionar sobre este día en la novela y en la vida de Jessica que este iba a ser un día tranquilo. Es sábado y no todas las niñas se han marchado con sus familias de acogida, por lo cual a Monica y a Ana no les iban a faltar distracciones y ocupaciones. De todo eso que les podría inquietar, Jessica confiaba ser lo menos importante, de lo primero que se desentendieran.

Sin embargo, y por lo que parece, las demás niñas no son lo bastante revoltosas como para que el trastero se convierta en el último sitio por el que Monica se quiera asomar, de tal manera que, si ya vino una vez a reprenderle por el supuesto desorden en el dormitorio, esa falta de responsabilidad por parte de Jessica tarda poco en regresar con nuevas observaciones.

Este ir y venir de Monica, como si no tuviera tiempo de llegar hasta el otro extremo de ese sombrillo pasillo antes de acordarse de que se le ha olvidado comentarle algo, nos ha de servir para descubrir un poco más y mejor la personalidad de esta tutora, pero también de las condiciones de vida de Jessica, de su adolescencia.

Las chicas se visten.

La cuestión es que las chicas tienen la costumbre de vestirse por los pies, por la cabeza, con prendas que se abotonan, se abrochan, se cierran con cremalleras o se ajustan al cuerpo. Hay tal variedad de prendas y de estilos de vestir, para cada momento y ocasión, que da la sensación de que cualquier ropero se queda pequeño.

El trapicheo

Por otro lado, tenemos la no muy buena costumbre de Jessica de ampliar ese vestuario trapicheando con los chicos. ¿Que para qué quiere un chico la ropa de Jessica? Eso habría que preguntárselo a ellos. Con Jessica tenemos claro que es una manera de demostrar su rebeldía y no depender tanto de las provisiones del St. Clare’s. Ella no tiene una familia de acogida que supla esas necesidades extras.

Pero que quede claro y se reitera las veces que sea necesario, que este trapicheo es sin violencia y sin forzar a nadie. Jessica no vende su ropa al mejor postor ni pretende obtener ninguna ganancia con ello. Se trata más de apuestas, de retos, en los que los chicos se implican de manera voluntaria y con pleno conocimiento de que pueden perder el jersey o la chaqueta. Sin embargo, ello no implica que Jessica, si pierde, se vaya a quedar en una situación comprometida. Pero hemos de decir que no siempre gana y ha de pagar prenda.

¿Motivo para preocuparse?

En el St. Clare’s se enteran de este trapicheo porque hay un cierto control de la ropa y se revisa cada vez que pasa por la lavadora, por si hay que hacerle algún arreglo o darle otra utilidad a esas prendas. Cuando no considerar que ha de cambiar de usuaria porque a la actual se le haya quedado pequeña. Las chicas están en edad de crecer, no así el presupuesto para vestuario.

Monica: ¿Me puedes decir qué haces con tu ropa? —me pregunta, intrigada.

Jess: Nada. ¿Por qué? —Le devuelvo la pregunta sin entender el interrogatorio.

Es decir que se determina de quién es cada prenda, en cierto modo por el tallaje, aparte de que pueda haber algún sistema más concreto de clasificación. De tal manera que, como en el día a día, se sabe quién se pone qué y cuántas veces a lo largo de la semana. Es fácil conocer de antemano lo que entra en la lavadora cada vez que se pone en marcha y cómo se reparte una vez que está lista para volver al armario.

Si en este movimiento de la ropa aparece alguna prenda de origen desconocido, es evidente que será fácil que se detecte a simple vista. Sobre todo si por tallaje, diseño o composición no se identifica con nada que se pueda clasificar. En un muy alto porcentaje de las ocasiones, la responsable es Jessica. Quien consigue esas prendas con intención de ponérselas y, como es lógico, si no vienen ya sucias, tardan poco en necesitar un lavado.

Esta vez no hay trapicheo.

Sin embargo, a diferencia de los temores en cuanto a la recriminación de Monica, en esta ocasión la llamada de atención no es por causa de esos negocios que Jessica se trae con los chicos. Porque, como ya sabemos, los chicos no siempre sean tan ingenuos ni de fiar como esta parece dar a entender. Son chicos y no siempre son tan bienintencionados.

Reiteramos la pregunta: ¿Que para qué quiere un chico la ropa de Jessica?

Esta vez se trata de que las chicas, y para eso Jessica no es ninguna excepción, se visten; han de llevar un vestuario que precisa de un determinado tipo de prendas, que no son las mismas cuando eres una niña pequeña que cuando eres una adolescente. Prendas que sí preocupa más que de un día para otro queden al margen de ese control.

Que, por comodidad o por considerar que hay ocasiones en las que una adolescente no es una cebolla, todas las capas de ropa que se ha de poner encima, se admiten excepciones. Sin embargo, no cuando ello se convierte en una mala costumbre, en la sensación de ser una chica un tanto desinhibida.

Dormitorio de Jessica, zona de estudio

A Monica le preocupa precisamente ese extremo, que ahora que Jessica parece que ha empezado a tener un mayor sentido del pudor, la vergüenza y la decencia, por esa no justificada presencia de ciertas prendas que pasan por la lavadora con la suficiente frecuencia, dé la impresión de no preocuparse lo suficiente por su imagen e integridad.

Que esas prendas no pasen por la lavadora puede ser por dos motivos.

Primero: que no salgan del cajón o del armario, lo que puede ser indicativo de que sea algo que le incomode por el tallaje, el tipo de tela o que no se las ponga de manera correcta, ante lo cual, por comodidad, casi mejor no llevar nada y compensar esa problemática con un poco de ingenio y una oportuna combinación de otras prendas. ➡️Si lo habla, se le puede buscar una solución.

Segundo: que, por vergüenza, no quiera admitir que ese trapicheo suyo se ha vuelto en su contra y los chicos se hayan aprovechado de su ingenuidad. Es decir, que, con la edad, haya aumentado el interés por esos «trofeos» y Jessica no sepa cómo romper con ello, cómo librarse. ➡️ Se habla y son los adultos quienes zanjan de raíz el problema, aparte de llevar un mejor control.

Origen

  • Esperando a mi Daddy. Saturday, November 19, 1994.docx
  • Reflexiones personales