Busca patrocinadores

Introducción

Monday, November 21, 1994 (05:00 PM)

Como nos contaba en la entrada anterior, Jessica está en su dormitorio, escribe en su diario sobre la actividad que le han propuesto en el colegio y que no termina de comprender del todo, porque se trata de crear una idea original para recaudar fondos para una causa benéfica, que en su caso tiene que ser algo que esté relacionado con el lema «No money, no happy».

Por la fecha, sabemos que está casi en vísperas de celebrar el Día de Acción de Gracias, el Thanksgiving Day, que es el paso previo a la celebración del Adviento y, por lo tanto, de la Navidad, época del año en la que se supone que la gente tiene una actitud mucho más altruista y caritativa, más dispuesta a ayudar a los menos afortunados.

Es decir que se encuentra con una complicada disyuntiva, porque para ella, que es la chica, la adolescente, con menos vida social del barrio, por no decir del planeta, necesita pensar en la manera de implicar a la gente en alguna de sus ocurrencias y que ello resulte interesante y rentable, que no se interprete como una estafa ni un atraco a mano armada. Se busca fomentar la generosidad y buenos valores.

Ana acude al rescate.

Por lo que Jessica comenta, ningún compañero de clase, ni entre los chicos ni entre las chicas, ha querido formar equipo con ella, ni para participar de sus ocurrencias ni para invitarla a que se una a la propia. Ha quedado excluida, porque todo el mundo se teme que se muestre poco implicada, por eso de ser una chica con una visión de su espacio vital tan reducido.

Que, si esta actividad de clase es algo así como una competición por ver quién tiene la idea más original y efectiva, todo el mundo ha dado por sentado que es mejor no llevar lastre. Que cada cual se las apañe como pueda. De hecho, Jodie y Brittany, las otras dos niñas del St. Clare’s, tienen sus propios proyectos, pero de algún modo habrá una colaboración entre ellas.

En esta ocasión, quien mejor sabe cuándo Jessica necesita un consejo es Ana, por lo que se intuye que en esa labor de tutorización, ya ha tenido ocasión de hablar con las demás, aparte de que haya recibido la correspondiente información por parte del colegio, sin olvidar que esta es una actividad que se repite todos los años con los alumnos de último curso.

Ana: ¿Qué escribes en vez de estudiar? —me pregunta. – Las vacaciones no son hasta el miércoles. En realidad, hasta el miércoles por la tarde, que es cuando vienen los padres de acogida y se llevan a las demás. —Me dice. – Si quisieras, te encontraríamos una familia de acogida y no te quedarías aquí sola y aburrida como siempre.

Jess: Escribo mis reflexiones sobre el trabajo que nos han mandado en clase. – Le explico. – No entiendo mucho eso de “No money, no happy”. – Le confieso. – Esperaba que mi causa para la recaudación fuera por los niños necesitados o algo de eso. —Le explico.

Lo que está claro es que no se trata de recorrer el barrio e ir puerta por puerta pidiendo dinero a los vecinos, como si por el hecho de tener una cara bonita o argumentar que el dinero es para tal o cual organización humanitaria fuera a provocar que la gente vaciase sus carteras o huchas con los ahorros de toda la vida, sin hacer preguntas.

Se trata de hacer algo que fomente esa recaudación de fondos, buscar patrocinadores al esfuerzo personal, que nadie va a dar nada por nada, por muy altruista que sea la causa o desprendido que se sea con la economía personal. Se trata de una actividad para aprender del valor del esfuerzo, para ser responsable y que todo ello tenga un sentido, que vaya más allá de algo puntual; ha de crear consciencia.

Jess: A mí se me ha ocurrido vender billetes de un dólar. – Le comento.

(….)

Jess: Te lo explico. —Le digo en vista de que parece intrigada con mi ocurrencia. – Yo vendería los billetes de un dólar a cambio de $1,25. – Le indico. – El problema es que no sé de dónde conseguir los billetes.

El dinero no da la felicidad, de manera que te puedes desprender de ello y a cambio obtienes una rentabilidad de 1 quart por cada billete vendido. Se supone que tienen que ser billetes de 1 dólar, como si estos crecieran en los árboles o Jessica los tuviera guardados bajo el colchón y, con la excusa de que es por una buena causa, estuviera dispuesta a desprenderse de ello, renunciar a esa «presunta» riqueza.

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La propuesta de Ana

Se trata de premiar el esfuerzo, de hacer algo con sentido y que merezca la pena, por lo cual eso de vender billetes y obtener una rentabilidad del 25% no parece que tenga sentido, por mucho que Jessica piense que, dado que se trata de recaudar fondos, ello estaría justificado. El único mérito estaría en ser capaz de reunir esos billetes y a gente dispuesta a aceptar el trato sin hacer muchas preguntas.

Ana: ¿Por qué no propones algo más provechoso? —me pregunta. – Hay quien corre y busca patrocinadores según la distancia, por ejemplo. Se valora el esfuerzo y es algo que mucha gente estaría dispuesta a pagar. – Me explica. – En tu caso, por ejemplo, sugeriría que te pagaran por cada clase de la asignatura de Spanish a la que acudas. Sería un esfuerzo por una buena causa. – Me indica. – No sé. Ante esfuerzos como ese, hay quien está dispuesto a rascarse el bolsillo y sería algo provechoso, un ejemplo para los demás.

Lo de «Hay quien corre y busca patrocinadores según la distancia, por ejemplo», es una sutil referencia a algo que conoceremos con posterioridad, pero que ya pone de manifiesto que Ana habla consciente de lo que dice. Dicho patrocinio deportivo reporta un beneficio mutuo entre los implicados y es la raíz de lo que será una buena amistad.

Se trata de dar ejemplo, de evidenciar buenos valores y una implicación personal, de tal manera que la sugerencia de Ana tiene mucho más sentido. Será un esfuerzo que la gente sabrá valorar y no se sentirá «timada«, dado que lo recaudado se destinará a una buena causa. No será dinero que Jessica se vaya a guardar en un bolsillo, por mucho que piense que ello compense su esfuerzo.

Su recaudación, su patrocinio, sería por algo que de antemano se sabe que rechaza de plano. Ni por todo el oro del mundo ella piensa poner un pie en el aula de la asignatura de Spanish, de español. Da igual que sea por una buena causa o que ello sí sería un motivo para que la gente le demostrase su apoyo y ayuda para esa causa altruista que ella quisiera apoyar.

Jessica 13 años//Copilot designer

Es su último año en el colegio y hasta ahora no ha puesto el pie en ese aula ni una sola vez, aunque le aseguren que tiene una silla y una mesa reservada por si cambiara de idea. Aparte de que ella asegura y argumenta que su nivel está muy por debajo de sus compañeros y se sentiría perdida, avergonzada. Da igual que Ana sea mucho más positiva y optimista en ese sentido.

Jessica no piensa venderse por ninguna causa, por muy altruista o desinteresada que sea. Por mucho que le asegurasen que a lo largo de las próximas semanas recaudará tal suma de dinero que dejará a todos sus compañeros asombrados y los destinatarios de esa recaudación se lo agradecerían de por vida.

Jess: ¡No iré a clase, aunque ese dinero fuese para mí! —le respondo convencida. —Además, ¿qué relación tiene eso con mi causa? —le pregunto porque no le encuentro sentido.

Origen

  • Esperando a mi Daddy. Monday, November 21, 1994.docx
  • Reflexiones personales