Introducción

Monday, November 21, 1994 (05:00 PM)

Jodie y Jessica siguen con su charla de adolescentes, compartiendo confidencias de chicas, ajenas al hecho de que su conversación queda plasmada entre las páginas de esta novela. A ellas tan solo les preocupan las repercusiones que sus actos puedan tener en caso de que lleguen a oídos de Ana o Monica, porque hay ciertas travesuras de las que es mejor que estas no se enteren.

El caso es que Jodie pone de manifiesto lo mucho que Jessica ha cambiado y madurado a lo largo de los años, que ya no es aquella chica rara y retraída de la infancia; ha dejado atrás algunas de sus extrañas costumbres, aunque haya hábitos que no haya abandonado del todo. El caso es que destaca que se ha vuelto una chica un poco más afable, con quien compartir confidencias.

Mantiene ese empeño suyo de excluirse de las clases de la asignatura de Spanish (español), pero también que ya no tiene una opinión tan positiva ni favorable de los chicos. Ya no es tan amiga de éstos, porque ninguna chica en su sano juicio debería serlo, entendiendo esa «amistad» como hasta ahora Jessica parecía entenderla.

Los chicos hacen cosas de chicos y las chicas deben hacer cosas de chicas, porque hay cuestiones y situaciones que no se plantean ni se resuelven de la misma manera, aparte de que los chicos andan con el tonto un poco subido y el hecho de que Jessica se muestre tan confiada no resulta muy favorecedor para las demás. Es ella quien actúa mal y no el resto.

Es decir, que ya sabemos que Jodie no tiene ningún problema en relacionarse con los chicos y que, como tal, no hay problema en que haya una complicidad saludable por parte de todos. Sin embargo, las chicas necesitan disfrutar de su tiempo de chicas y respetar que los chicos hagan lo propio.

Me gusta que te guste.

Para juntarse, ya están los tiempos compartidos en el colegio y las fiestas, fiestas a las que ya sabemos Jessica también está invitada, pero se resiste a acudir porque le resultan demasiado comprometidas, una normalidad a la que aún no se ha mentalizado del todo e implican pasar varias horas lejos del St. Clare’s y sin estar pendiente de que su padre aparezca y pregunte por ella.

Además, por lo que le han contado de esas fiestas, hay que dejar la inocencia a un lado y mostrarse un poco más atrevida, tener pocos reparos en admitir que qué chico te gusta más e incluso escuchar de alguno que eres su favorita. Lo que provoca que se forme un pequeño revuelo entre los presentes y se busque una manera ingeniosa y comprometida de poner ese «me gusta» en evidencia.

A Jessica hasta ahora no le ha gustado ningún chico de manera tan particular. De haberlo hecho, no está muy dispuesta a admitirlo ni a ponerse en evidencia delante de todo el mundo, más cuando ella es la chica rara, la rebelde, y ello podría convertirla en víctima de burlas.

Además, últimamente los chicos ya no son tan afables con ella y tienen más tendencia a buscarle los fallos, a las comparativas poco favorables, y Jessica es de las que sale perjudicada en casi todos los aspectos. Tampoco es que resuma en sí misma todo lo que a los chicos no les gusta de las chicas, pero sí que le falta eso que provoca que las demás les resulten más interesantes.

Jessica no es una chica con una personalidad muy arrolladora, dado que es bastante introvertida. Tan solo parece buscar ese trato cuando le interesa. Ya está un tanto escarmentada de sus no muy afortunadas experiencias, por haber sido demasiado ingenua. Ella no se esfuerza por hacerse la interesante.

Por otro lado, como Jessica no es muy amiga de los espejos, pero sí de compararse con sus compañeras, tampoco tiene un grado de autoestima muy acentuado. Se ve más como un patito feo entre cisnes. Las demás presumen de todo y, en cambio, ella es en sí misma expresión de su propia personalidad.

Origen

• Esperando a mi Daddy. Monday, November 21, 1994.docx
• Reflexiones personales